Del sitio Mar Argentino. Un lugar:
La advocación a nuestra Señora Stella Maris es casi tan antigua como la divulgación de la fe cristiana. Los primeros registros escritos donde aparecen referencias a María como Estrella del Mar, son las letanías lauretanas aprobadas en el siglo XVII por el Papa Paulo V. A fines de dicho siglo el mismo Papa aprobó otras letanías surgidas en Hispanoamérica en las que se encuentran mayor cantidad aún de referencias a Stella Maris.
La Virgen María siempre estuvo muy presente en los navegantes cristianos y su representación como Stella Maris emanó de los mismos corazones de los marinos de antaño.
El 22 de marzo de 1908 se colocó en Mar del Plata, Buenos Aires, Argentina, la piedra fundamental de la capilla Stella Maris, ubicada en una lomada próxima a la costa a la que caracterizó a tal punto que desde entonces es conocida como la loma de Stella Maris. Comenzó como un pequeño edificio y fue finalmente bendecida el 7 de marzo de 1912. El templo y el colegio construido en 1918, son conducidos desde aquel entonces por la Congregación de Hermanas Adoratrices.
La ciudad de Mar del Plata se caracterizó desde sus orígenes por la actividad pesquera desarrollada por familias de inmigrantes, en particular de origen italiano. A partir de 1917, cuando se habilitaron las facilidades portuarias, cien lanchas a motor y a vela comenzaron a operar desde la conocida banquina de pescadores, aumentando constantemente la importancia de esta actividad productiva. Desde esa misma época y en especial a partir de 1925, con la inauguración de la Base Naval, se incrementó la operación de unidades de la Armada Argentina desde el puerto marplatense.
En síntesis, la presencia de navegantes, y sus familiares, en la ciudad se aumentó incesantemente.
La capilla Stella Maris era la más visitada buscando protección o consuelo, pero también había otras personas devotas que asistían a sus celebraciones. Entre ellas la señorita Brenda Bassi, poetisa y pintora, con varios libros publicados, era allegada a las Hermanas Adoratrices por su frecuencia en la capilla.
En 1936, encontrándose en Mar del Plata, la Hermana Superiora le comentó que muchos pescadores, marinos y familiares concurrían a la capilla a orar y a solicitar estampitas y alguna guía sobre la mejor forma de rogar a la Virgen. Es así como le propusieron que escribiera una plegaria.
Brenda Bassi escribió dos plegarias a Stella Maris. Una en italiano, que llamó Preghiera del Pescatore, y otra en castellano Plegaria del Marino. Esta última es la que da origen a la actual Plegaria a Stella Maris.El texto original sufrió modificaciones ante la necesidad de actualizarlo a la terminología de la Armada y a aspectos que es lógico que la poetisa no dominara. Por ejemplo, se agregaron referencias a la Aviación Naval, a la Infantería de Marina y a la Gran Familia Naval. Ambas plegarias están fechadas el 17 de julio de 1936.
En agosto de 1937 por decreto del Poder Ejecutivo, firmado por el General Agustín P. Justo, Presidente de la Nación, fue aprobada la designación de Nuestra Señora Stella Maris como patrona de la Armada Argentina, y el obispado fijó como fecha de su celebración el último viernes del mes de noviembre, tal como lo estipula el Reglamento de Ceremonial Naval. En los considerando del decreto se hace referencia a la devoción manifiesta del personal de la Armada hacia Stella Maris.
inagotable de tu gracia sobre la amarga
soledad marina, que dominas los vientos y el oleaje
y señalas su ruta al navegante, protégenos
piadosa en las tempestades del alma
y en los embates del mar.
Bendice a la Armada de la Nación Argentina,
fuerte en la paz, valerosa en la guerra
y generosa en la victoria, y haz que siempre sea
la suya misión de amor y de concordia
en todas la latitudes del mundo!
Bendice a los seres amados que implorando
tu protección nos vieron un día partir,
y, en la dulce quietud del hogar,
aguardan con ansiedad nuestro retorno!
Bendice a quienes desde la férrea nave
custodiamos sobre el mar el honor de
nuestra patria y la pureza de su bandera!
Madre y Señora nuestra, Stella Maris,
escucha la plegaria de nuestros corazones,
forjados por la guerra, que te imploran
nos concedas en la vida y en la muerte la
misericordiosa dulzura de la paz!
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