En Marsella, Francia. Durante el siglo XIII se edificó una capilla sobre la cumbre de la colina de la Guardia, en proximidades del puerto de Marsella. La misma fue recibiendo, con el paso del tiempo, diversas reformas y ampliaciones.
En los turbulentos tiempos de la Revolución, este antiguo templo fue destruido. A mediados del siglo XIX, por iniciativa de San Eugenio de Mazenod (1782-1861), por entonces obispo de la ciudad, se levantó en esa misma colina la Basílica de Nuestra Señora de la Guardia (Notre-Dame de la Garde), uno de los edificios más representativos de Marsella.
El nuevo templo se edificó sobre los cimientos de un antiguo castillo del siglo XVI. Su diseño, de estilo románico-bizantino, estuvo a cargo del prestigioso arquitecto Henri-Jacques Espérandieu.
El templo consta de una cripta o "iglesia baja" y un templo superior o "iglesia alta". Se destaca en su construcción la utilización abundante de mármoles traídos de Italia. Sobre el campanario de la Basílica se eleva una monumental estatua de la Virgen María, de once metros de alto, realizada en bronce.
Por su ubicación elevada y su tamaño, la Basílica de Nuestra Señora de la Guardia se divisa con facilidad desde distintos puntos de la ciudad. A la inversa, desde sus terrazas pueden contemplarse la ciudad, la bahía, el puerto y las cercanas islas del Frioul.
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