5 de marzo de 2018

Nuestra Señora de la Carrodilla

Corría al año 1250, en un camino de Estadilla, pueblito enclavado en las montañas de la provincia de Huesca, Aragón, España. Cuando se iba el sol, dos carboneros volvían con su carrocilla repleta de leña. Muy pronto las fuerzas abandonaron a los carboneros y el carro no quiso seguir más, fue en ese momento que se les presentó en la carrocilla (carreta) la imagen de la Virgen María con el niño Jesús en sus brazos y un grano de uva en su mano izquierda estaba en la carrocilla. Los carboneros emocionados rezaron y agradecieron la aparición. La fe creció y el lugar se convirtió en sagrado. Los habitantes del lugar la proclamaron la Patrona de la Carrocilla o Carrodilla.

El español Antonio Solanilla y su esposa, una criolla, doña Mercedes Estrella se instalaron en Luján de Cuyo, Mendoza, Argentina,levantando para sus hijos una gran casona de barro. La imagen de la Virgen, de la cual era don Antonio devoto, fue traída por él y colocada en una hermosa gruta que los Solanilla le construyeron en la misma casona. Allí concurría la familia y los vecinos de la zona a rogar por la buena cosecha, de allí que se convierta en la Patrona de los Viñedos y las cosechas.

La iglesia fue construida entre los años 1909 y 1917. Cuando en 1913 los Solanilla se retiraron de la casa y la iglesia, entregaron ambas propiedades a la curia. El Arzobispo de San Juan, Monseñor Américo Orzali, la hizo entonces parroquia. El 12 de febrero, el Obispo de Mendoza, monseñor Verdaguer coronó a la Virgen por lo que todos los años, para ese día se celebra la fiesta patronal.

Hoy la imagen de la Virgen es transportada por cosechadores y a su paso, cada uno de los que disfrutan la fiesta vendimial, elevan su ruego silencioso, con devoción y esperanza: “aparta los flagelos ahora y siempre...”.

La imagen de la Virgen de la Carrodilla fue realizada a fines del siglo XVIII en Estadilla, España. Es de madera de roble, con su rostro, manos y el niño Dios revestidos en cera de abeja, su cabello castaño es natural. La corona fue obra del artista alemán Bernardo Kletschke y su precio alcanzó en 1938, la suma de $ 300.000. Hecha con donaciones de cadenitas, anillos y aros, se le agregaron diamantes, rubíes, topacios y esmeraldas, luego se le colocó el escudo de la provincia de Mendoza en su parte superior. La corona está permanentemente guardada en la caja de caudales que los misioneros oblatos poseen.

 



 

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