Del sitio Mary, The Inmaculate:
Algún tiempo antes de 1542, cuando el pueblo de Atlixtac, en el centro-oeste de México, se convirtió en el pueblo de Santa Anita, un fraile franciscano enfermo fue allí. Buscó ayuda médica de una nativa convertida, una curandera llamada Justina, sin embargo más tarde murió. Las posesiones del fraile pasaron a la curandera, incluida una estatua de cedro finamente tallada de la Virgen María.
Justina desarrolló una práctica de rezar primero a la imagen de la Virgen cuando trataba a sus pacientes y observó que su complexión cambiaba: mostraba una apariencia rosada y radiante si el paciente se recuperaba, pero cuando la muerte estaba cerca la apariencia cambiaba a una tez oscurecida. Si era así, recomendaba los sacramentos de la Iglesia. Muchos de los tratamientos fueron considerados milagrosos.
Cuando Justina murió, los frailes franciscanos tomaron la estatua en custodia y la convirtieron en objeto de devoción pública en la capilla del hospicio de Santa Anita. Los comerciantes que iban a Guadalajara y vivían en el hospicio difundieron la devoción por toda la región. Esta es la historia de la Virgen de Santa Anita, registrada en la tradición oral y en documentos franciscanos locales.
Los historiadores creen que la estatua era originalmente una imagen de la Inmaculada Concepción, de pie sobre la luna creciente sin el niño.
Hacia 1700, la Virgen de Santa Anita comenzó a ser celebrada el 15 de agosto como Nuestra Señora de la Asunción. Hacia 1800, la imagen adquirió un niño recién nacido y una vela además de la luna, convirtiéndose en Nuestra Señora de la Candelaria, celebrada el 2 de febrero, festividad de la Purificación de la Virgen o Candelaria.
En 1918, Nuestra Señora de Santa Anita adquirió otro título, Abogada de los Enfermos. Cuando la gripe española devastó el pueblo, los supervivientes llevaron la estatua en procesión por todas las calles. Sólo hubo dos muertes más después y la epidemia se detuvo.
La estatua de Santa María de Santa Anita, abogada de los enfermos, fue coronada por la autoridad diocesana en 1988 y por la autoridad papal el 29 de mayo de 2004.
La Candelaria sigue siendo una gran fiesta en Santa Anita. Las celebraciones comienzan nueve días antes, el 24 de enero. Miles de flores de Pascua se alinean a lo largo del recorrido desde la carretera hasta el santuario. El 1 de febrero se realiza la Entrada de la Cera: un desfile de peregrinos trae ofrendas votivas de velas gigantes, vasos sagrados, perfumes y adornos para la estatua, como joyas, ropa y pelucas hechas con el cabello de mujeres jóvenes cuyas oraciones han sido respondidas. El 2 de febrero una procesión lleva a la Virgen de Santa Anita sobre una alfombra roja con alrededor de 300.000 flores cortadas de flores de Pascua a lo largo del camino.
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