26 de febrero de 2024

Nuestra Señora de la O

Del sitio Gaudium Press:

El 18 de diciembre, la Iglesia católica celebra la festividad de Nuestra Señora de Ó. Se trata de una de las advocaciones marianas más antiguas, también conocida como Nuestra Señora de la Expectación o de la Esperanza.

El origen de esta conmemoración litúrgica en alabanza a la Madre de Dios se remonta al año 656, cuando el X Concilio de Toledo instituyó el "Festum Expectationis Partus" (Fiesta de la Expectación del Parto), en la que se presenta a la Virgen muy cerca del nacimiento de Jesús.

A lo largo de la historia, el título de Nuestra Señora de la Expectación fue sustituido por la advocación de Nuestra Señora de Ó.

Esto sucedió porque en la semana anterior a Navidad, las antífonas del Magnificat en el Oficio de Vísperas comienzan todas con la interjección "O", seguida de un título mesiánico:

Oh Sabiduría, que sales de la boca del Altísimo;
Oh Adonai (Señor), guía de la casa de Israel;

Oh Raíz de Jesé (padre de David);

Oh Llave de David;
Oh sol naciente de justicia;
Oh Rey de las naciones;
Oh Emmanuel: Dios con nosotros.

La pieza central de cada una de estas siete antífonas es la súplica "ven", no tardes. Y la delicadeza del genio litúrgico de la Iglesia las ha dispuesto de tal manera que el acróstico compuesto por las iniciales latinas de cada antífona después de la interjección "O", leído al revés, forma la respuesta del Divino Salvador a esta súplica filial: "Ero cras" ("Estaré allí mañana" o "Vendré mañana").

Oración a Nuestra Señora de la O

Dulce Virgen María, cuyo corazón fue preparado por Dios para ser la morada del Verbo hecho carne mediante las alegrías inefables de la espera de tu santísimo nacimiento, enséñanos las disposiciones perfectas de una completa pureza en el cuerpo y en el alma, de una profunda humildad en el espíritu y en el corazón, de ardiente y sincero deseo de unión con Dios, para que el dulce fruto de tu vientre bendito nazca misericordiosamente en nuestros corazones, trayéndoles abundancia de dones divinos, para la redención de nuestros pecados, la santificación de nuestras vidas y la obtención de nuestra corona en el Paraíso, en tu compañía. Así sea.

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