30 de junio de 2023

Nuestra Señora de la Bofetada

Del sitio Mary One The Inmaculate:

La antigua estatua de la Virgen del siglo XIII está tallada en una sola pieza de mármol muy blanco. En su mejilla izquierda hay una gran mancha lívida, como si hubiera recibido un golpe. 

La tradición cuenta que, en el siglo XIII, cierto bebedor escandaloso y blasfemo, habiéndose quedado sin la posibilidad de satisfacer su pasión, en un gesto sacrílego golpeó a la Virgen con una fuerte bofetada justo en la mejilla izquierda. La marca permanecería indeleble en la santa imagen.

Otra leyenda sobre la fundación del santuario narra que un jugador, en la primera mitad del siglo XVI, enfadado por haber perdido, supuestamente golpeó la estatua de la Virgen que se conservaba en la catedral de Vercelli, que empezó a sangrar. El jugador, incapaz de abandonar la iglesia, sería entonces ejecutado. A partir de entonces, se convirtió en un lugar de devoción, sobre todo durante epidemias y calamidades.

Tras el milagro de la bofetada, la estatua de la Virgen se guardó en una capilla al final de la nave izquierda. Esta capilla fue reconstruida y embellecida entre 1630 y 1643.

    Oración a Nuestra Señora de la Bofetada

    Oh María, tu dulce mirada de Madre
    nos deja confundidos y humillados
    las marcas de violencia en tu rostro cuentan nuestra historia de egoísmo,
    cuentan nuestras respuestas ingratas a tus infinitos gestos de amor.
 
    Necesitamos sentir el calor de tu caricia, oh Madre:
    en las horas oscuras de nuestras soledades
    en los áridos desiertos de nuestras latitudes
    y sobre todo en la última hora de nuestras vísperas.
 
    Haz mansos nuestros corazones,
    magnánimo nuestro amor,
    en la escuela de Tu Hijo Jesús.
 
    Apoya a nuestras familias y enséñales el arte del perdón:
    haz crecer en nuestras comunidades el respeto acogedor y solidario:
    devuelve al mundo el anhelo de Dios,
    fuente de reconciliación y de paz.
 
    Haznos escuchar, oh María
    tu invitación a amar a todos los hombres
    y a mirar a Jesús, tu Hijo
    estrella polar de nuestro camino terrenal.
 
    Amén

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