28 de marzo de 2020

Nuestra Señora del Monte Berico

Del sitio María de Nazaret:

Un precioso manuscrito, guardado en la biblioteca Bertoliana de Vicenza, en Véneto (Italia), cuenta con gran detalle los hechos ocurridos en esta ciudad del norte de Italia, "sacudida y diezmada" por una epidemia muy grave de peste, entre 1426 y 1430.

El 7 de marzo de 1426, Vincenza Parisi, de 70 años, vio en la colina de Monte Berico, cerca de Vicenza, una mujer con la apariencia de una magnífica reina vestida con ropas más resplandecientes que el sol y envuelta en mil perfumes. Ante tanta belleza, sus fuerzas la abandonaron y cayó al suelo. Entonces la señora hermosa la levantó y le dijo: —"Soy la Virgen María, la Madre de Cristo que murió en la cruz por la salvación de los hombres. Por favor, ve y dile a la gente de Vicenza en mi nombre que construyan una iglesia en este lugar, en mi honor, si quieren recuperar la salud. De lo contrario, la plaga continuará".

Vincenza le preguntó: —"Pero la gente no me creerá. ¿Y dónde encontrar, oh Madre gloriosa, el dinero para hacer estas cosas?" —"Tú insistirás en que la gente lleve a cabo mi voluntad" —respondió la Virgen— "de lo contrario, nunca serán liberados de la peste y, mientras la gente no obedezca, verán a mi Hijo irritado contra ellos".

Y prosiguió: “Como prueba de lo que digo, que excaven aquí y de la roca árida y viva brotará agua, y tan pronto como se inicie la construcción, el dinero no faltará”, y marcó en la tierra, con una rama de olivo, el lugar donde la iglesia se construiría, el lugar preciso donde se encuentra hoy el altar mayor del santuario.

Todos los que visiten esta iglesia con devoción —agregó—, con motivo de mis festividades y el primer domingo de cada mes, recibirán como regalos la abundancia de las gracias y la misericordia de Dios, así como la bendición de mi mano materna”. Cuando bajó a la ciudad, Vincenza contó todo, pero nadie le creyó y el obispo, Pietro Emiliani, la despidió diciendo que se había vuelto loca.

Dos años después, la Virgen se le apareció nuevamente a Vincenza Parisi, el 1 de agosto de 1428. La ciudad estaba en una situación extrema y la Virgen repitió su petición y sus promesas a la anciana. Vincenza volvió a la ciudad y esta vez se le creyó. Las autoridades de la ciudad, el Consejo de los Cien y el Consejo de los Quinientos, reunidos en el gran salón de la Razón, decidieron construir en muy poco tiempo la iglesia en Monte Berico. Comenzaron veinticuatro días después.

La Virgen había hablado con Vincenza sobre una fuente de agua que brotaría de la roca viva en el lugar donde se construiría el santuario y, efectivamente, eso fue lo que sucedió: durante las obras, "brota como fuente de agua maravillosa e increíble... hasta el punto de desbordarse en este lugar como un río abundante que descendió con gran ruido a lo largo de la montaña".

Y, de acuerdo con la segunda promesa de la Virgen, el dinero fluyó en cantidad suficiente. Finalmente, "…la construcción comenzó el 25 de agosto, la gran plaga desapareció en parte y la iglesia se completó en tres meses. Toda esta provincia quedó totalmente liberada de esta gran calamidad, de modo que desde ese día, con la ayuda de Dios, no sufrió absolutamente más la enfermedad”.

El muy popular santuario de la Virgen del Monte Berico se ha convertido hoy en día en uno de los lugares más importantes de devoción mariana de Europa: "El primer domingo del mes, tenemos en promedio 22,000 confesiones. A veces nos quedamos hasta las diez de la noche en el confesionario”, informan los Servitas de María, que custodian este hermoso sitio y su magnífico panorama desde en 1435.

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