Del sitio Madre de Dios y Madre Nuestra:
Esta advocación tiene su origen en una imagen de la Virgen María que fue
vista en medio de una zarza ardiente por un pastor. Vásquez Perdigón,
obispo de Évora, hizo construir en este lugar, en el año 1403, una
iglesia y un monasterio, que fue puesto bajo el cuidado de los monjes de San Jerónimo.
Durante los años de la reconquista, un pastor apacentaba sus rebaños en un campo donde los cristianos se habían quedado durante un
tiempo en las guerras pasadas. Oyó una dulce voz que le llamaba y se
sintió atraído por una zarza ardiendo, donde en medio de las llamas, vio
una estatua de Nuestra Señora.
Nuestra Señora del Arbusto le dio dos mensajes, uno para él y otro para
el obispo. El pastor tomó la imagen y la llevó hacia la ciudad para
contarle al Obispo todo lo sucedido. Luego regresó al campo y creó para
él una pequeña ermita. Vendió todo lo que tenía y construyó un pequeño
santuario para la estatua y comenzó las oraciones públicas a
María donde Ella le había dicho que lo hiciera.
Así que muchas personas se sumaron a las devociones en la sencilla
capilla que pronto hizo necesaria la construcción de una capilla más
grande. Varios milagros añadieron el impulso de las peregrinaciones y el
obispo tuvo que realizar una gran iglesia y un monasterio en aquel lugar. Los
monjes de San Jerónimo fueron llamados para cuidar el santuario.
En 1458 el rey Alfonso V de Aragón, por la cruzada contra los moros en lo
que sería el último año de su vida, le prometió a la Virgen de
engrandecer el santuario si conseguía la victoria. Ganó la batalla, y en
gratitud hizo mucho para enriquecer y difundir el santuario de Nuestra
Señora del Arbusto. También es interesante observar que él era un firme
partidario de la invencible Skanderbeg, que le proporcionó los hombres y
los materiales que salvó la cristiandad la lucha contra las invasiones
europeas de los turcos.
14 de julio de 2018
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