23 de agosto de 2022

Nuestra Señora de las Cuarenta Horas (Limache, Chile)

Del blog Foros de la Virgen:

Los primeros habitantes de la zona del valle de Limache fueron los picunches, quienes vivían en pequeños caseríos, tenían una agricultura basada en los cultivos de maíz, porotos, papas y ají, y una ganadería dedicada principalmente a las llamas y guanacos. 

Estos indígenas fueron dominados por el Imperio inca durante el reinado de Huayna Cápac hacia fines del siglo XV y comienzos del siglo XVI. Los Incas, además, establecieron la mita como sistema de trabajo. 

En Limache y sus alrededores, la resistencia Picunche, fue breve. El Cacique Jaujalongo derrotado en Concon y traído preso a la casa fuerte de Valdivia, en el cerro Alto Pucará de Limache, fallece luego. 

Los primeros asentamientos españoles en el valle se vieron favorecidos por el ramal del Camino del Inca que pasaba por el sector y por la cercanía a los lavaderos de oro del estero Marga Marga. El primer hispano dueño de un terreno en la zona fue el conquistador extremeño Pedro de Valdivia, quien se autoadjudicó una Merced de tierra en la zona la cual abarcaba Quillota hacia el norte, el Marga Marga hacia al sur y Lampa por el este. 

A fines del siglo XVI, con la decadencia de la producción de oro del Marga Marga, las diversas propiedades que existían luego de la fragmentación de la Merced de Valdivia comenzaron a dedicarse a labores agropecuarias, fundamentalmente a la ganadería y obrajes de jarcia, comenzando a denominarse estancias. 

En las primeras décadas del siglo XVI se creó la Doctrina de Limache, que era un área a cargo de un cura doctrinero quien estaba encargado de enseñar a los aborígenes la fe y cultura española. El templo central se ubicó en el núcleo de la estancia de Limache, lo que le dio el nombre a la Doctrina. Con el tiempo se perdió el término Doctrina y sólo se conservó Limache, dándole el nombre al valle. 

Si bien, no se sabe la fecha exacta del momento en que nació la Doctrina, se pude tomar como referencia a Alonso de Ovalle, que en su Histórica relación del Reino de Chile cuenta que un nativo, mientras cortaba leña, encontró un árbol en forma de cruz con un Cristo grabado en su tronco en el año 1636. Este Cristo fue llevado a la estancia de Limache —que cambió su denominación por la de "Santa Cruz"—, en donde se edificó una iglesia votiva. 

Después de 1561, para los curitas su mayor preocupación será la evangelización, y desde Quillota vendrá el cura doctrinero, a enseñar la doctrina cristiana. Doña Cristobalina, deja muy bien cimentada su capilla en la hacienda Limache, Lli—Machi, nombre nativo. A tal punto que lo de Lli-Machi, castellanizado como Limache, se extiende a toda una zona, estamos en la década de 1630. 

Pasará el tiempo y los requerimientos de más atenciones van aumentando, las distancias son largas y venir a Limache tiene el inconveniente de que esta un gran río de por medio -Aconcagua-, aunque Concon ofrece balsa para pasar, no siempre el destino del pobre cura es Reñaca, Ochoa -hoy Cochoa- o los bajos de Colliguay. Desde la Iglesia de la Santa Cruz de Limache, se atiende a una nutrida cantidad de fieles en la Dormida del Gobernador, que se dedican a la pequeña minería, cuentan con Alcalde de Minas, Fiel Ejecutor -cobra impuestos-. 

En Limache lo que había comenzado como un curato, fue rápidamente evolucionando a centro administrativo de la iglesia para todo este valle, por supuesto sin dejar de lado lo primordial de su razón de ser, el socorro y el verbo cristiano. Y llegaremos a 1691 en que Limache, que por el quehacer de todos los días el Obispo en persona vendrá a dejar el precedente, de la raíz fundacional religiosa para Limache. 

Cuenta la historia que hacia 1831 unos pescadores de la playa de Concón vieron flotar en el mar un bulto que les llamó la atención. Lo recogieron y lo llevaron a sus chozas. Al abrirlo encontraron una bella imagen de la Santísima Virgen vestida de blanco y de manto azul. Allí, en la pobreza, le rindieron culto durante algún tiempo. 

Al transcurrir los años, don Juan Crisóstomo Rodenas, piadoso vecino de Limache, adquirió la preciosa imagen y le rindió culto en su casa. La devoción aumentó notablemente entre los lugareños. El hogar del señor Ródenas no bastó para albergar tantos fieles, de suerte que el día de la fiesta trasladaba el sagrado símbolo al Templo Parroquial. 

De acuerdo a la última voluntad de don Juan Crisóstomo, la espléndida escultura de la Virgen se incorporó definitivamente a la Parroquia de la Santa Cruz. En cuanto a su nombre, los propios peregrinos la comenzaron a llamar con esa advocación porque coincidía la fiesta de la Virgen con el Jubileo o exposición de las 40 Horas del Santísimo. A la fecha se desconoce el motivo de tal coincidencia. 

Monseñor Luis Alberto Rivera Andrade, párroco de santa Cruz de Limache por 30 años y gran propulsor de esta devoción, introdujo modificaciones en el desarrollo de la Novena que favorecieron el culto debido al Santísimo Sacramento. El último domingo de febrero, gran cantidad de fieles se dirigen a la parroquia Santa Cruz de Limache, en donde, durante cuarenta horas, se celebra esta fiesta religiosa en honor a la virgen. 

En las festividades de las 40 Horas de Limache, los peregrinos dan fe a toda prueba de sus creencias, mediante mandas y sobre todo, mediante un caminar y caminar de leguas, como si recordaran a los Curas Doctrineros, los que a su paso extendieron el nombre de un rincón del valle, con su acción, a toda una comarca: “Limache“. 

La “abuela“ de la iglesia, conocida como de las 40 Horas, fue levantada en la rivera norte del estero hoy llamado Limache, fue una capilla de tejas y adobes con un dosel y un frontal, por el año 1636. La venida del Cura Doctrinero desde el valle de Quillota, es un tanto sacrificada, por cuanto los españoles viven en el lado norte de río Aconcagua, sector de Rautén

A pie, o en el mejor de los casos en mula, el curita atiende un vasto sector. Su jurisdicción abarca desde las playas de Concon, al portal de Til-Til, y desde Marga-Marga y los pies del Colliguay a Rautén. Hasta que con fecha 14 de julio de 1662, el fraile manda otros curas que se sumarán a la tarea evangelizadora y que se organizarán otras doctrinas y se evitar el gran río. Ahora son tres curas y a ninguno le acechará el gran río. 

En las festividades religiosas de las 40 Horas limachinas, de alguna manera los caminantes peregrinos están rindiendo tributo a la memoria de aquellos curas que traían la Palabra, hace mas de 400 años, lo que le da un carácter espiritual a lo fundacional del nombre Lli-Machi, ( Limache). 

El último domingo de febrero se realiza el Día de la Virgen, y se realizan 13 eucaristías en el día, con una misa central a las 12.00 presidida por el Obispo de Valparaíso y al atardecer una procesión de la imagen de la Virgen por las calles de Limache. Previamente se realizó una novena. Se estima que en esta fiesta participan alrededor de 100 mil peregrinos. 

 
ORACIÓN DE NUESTRA SEÑORA DE LAS 40 HORAS 

Oh! Purísima Virgen de las Cuarenta Horas, Madre de Dios y Madre mía, yo te pido con humildad y confianza quieras atender a mis necesidades. No desoigas, Madre clementísima, mis súplicas, sino dígnate acceder favorablemente a ellas. Amen. 

Se pide a la Virgen la gracia que uno desea conseguir y se rezan 3 Ave Marías, por las vocaciones sacerdotales y religiosas.

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