Del sitio ABC Color:
Varias historias, varios mitos, varias leyendas que se mantienen en 
la tradición popular paraguaya no pueden perderse con el paso de los 
años. Al contrario, es tiempo de rescatarlos y ponerlos en valor.
“La
 azarosa y recóndita historia de la imagen de la Virgen de la Asunción 
culmina con la no menos controvertida entronización de otra flamante 
imagen hecha adquirir en España por Francisco Solano López, cuyos 
conflictos con el clero asunceño, por culpa de su relación profana con 
Elisa Lynch, dieron origen a la construcción de su capilla particular: 
actualmente Oratorio en planta baja, y Panteón de los Héroes en 
subsuelo”, dice Gustavo Laterza Rivarola resumiendo todo lo relacionado 
con el Oratorio de la Virgen de la Asunción.
Y
 aunque no se hayan podido encontrar documentos que hablen de los 
orígenes de la primera imagen de la Virgen traída por los 
conquistadores, en la memoria colectiva existe una historia que se ha 
transmitido oralmente a través de los siglos y que ha sido recopilada 
por De Lafuente Machaín en 1917, cuenta Margarita Durán Estragó en su 
libro “Oratorio de la Virgen de la Asunción”, en el que realiza una 
detallada investigación de los orígenes de la Santa Patrona del 
Paraguay.
El relato sostiene que en una de las naves de don Pedro de Mendoza venía como titular una imagen de la Concepción. “Después de 
sufrir los avatares y penurias del viaje, un grupo de conquistadores 
llegó a la tierra de los Guaraní-Carios el 15 de agosto de 1537. Con 
ellos desembarcó aquella imagen, presumiblemente de la Encarnación, como
 se llamó la primera capilla levantada en la Casa Fuerte. Esta fundación
 coincidió con la festividad de la Asunción de María y aunque no 
contaban con una imagen suya, el Fuerte allí levantado quedó bajo su 
protección y amparo”, relata la historiadora.
Esa
 imagen permaneció bajo el cuidado de las hijas de Irala y de la mestiza
 Úrsula que a la vez se casó con el Cap. Alonso Riquelme de Guzmán.
En
 el siglo XVIII –siempre siguiendo el recuento de Margarita Durán– 
aparece en poder de María de Garay, esposa del Cap. Nicolás Delgadillo y
 Atienza, la mayordoma y encargada de organizar los festejos cada 15 de 
agosto.
Sin embargo, la población asunceña de entonces quería una 
imagen auténtica de la Virgen de la Asunción, de modo que el canónigo de
 la Catedral, Dr. Alonso Delgadillo y Atienza, encargó una talla en 
Nápoles.
Esta imagen es la que llegó a nuestro país en 1741 y fue 
entregada a Lorenza, la sobrina de quien la encargó, a la sazón casada 
con Juan Antonio Zavala. Luego fue desarmada y guardada en casa de los 
Zavala hasta que a mediados del siglo XIX volvió a ser vestida para las 
procesiones. Esto hasta que Don Carlos Antonio López se la pidió a los 
depositarios para colocarla en un oratorio al alcance de todos.
Podemos decir que la Virgen ha demostrado ser milagrosa en varios hechos.
Al
 término de la Guerra contra la Triple Alianza la imagen fue hallada en 
un templo de Villa Hayes, entonces Villa Occidental, bajo la advocación 
de “Nuestra Señora de las Victorias”.
Hubo un incendio del que 
solo quedó la imagen con la cabeza parcialmente carbonizada, que fue 
rescatada por doña Andrea G. de Guerrero que a su vez ofreció a Joaquina
 Machaín, cuñada de Petrona Zavala. Esta, a su vez, pasado un tiempo, 
le entregó al Dr. Manuel Domínguez, siempre siguiendo los datos 
recabados por Margarita Durán.
Según las Actas Capitulares, los 
festejos solo fueron públicos desde el siglo XVIII. Antes solo se 
ocupaban de la fiesta de San Blas, patrono del Paraguay.
No obstante, a la Virgen de la Asunción se recurría en tiempos de pestes y plagas con todo tipo de rogativas.
En 1727 una de las actas habla ya de ella como la “Patrona de la Provincia”.
El
 Dr. Francia prohibió las procesiones en 1820 y el clero solicitó un 
permiso especial para festejar los 300 años de fundación de Asunción en 
1837 cuando revió su postura. La mayordoma Petrona Zavala se negó a 
entregarla porque el Dictador quiso que se la depositara luego del 
festejo en la Iglesia de la Encarnación. Además hacía dos meses que su 
esposo fuera fusilado tras 14 años de prisión.
Los López 
revivieron las procesiones y antes de la ocupación de Asunción, en 1869,
 la familia Machaín Zavala abandonó la ciudad junto con la imagen y sus 
joyas. Pero ante un pedido del Padre Fidel Maíz, la entregaron en 
Caacupé para celebrar allí la Asunción. La imagen desapareció con todas 
las joyas que le habían sido donadas.
Como si fuera un milagro, 
mucho tiempo después, se la encontró de nuevo como si nada envuelta en 
la sacristía de la Catedral de Asunción.
Entonces, fue enviada a Santa Fe donde estaba la mayordoma Bárbara Machaín de Haedo y allí la restauraron.
Dice
 Margarita Durán que una de las manos que le faltaba, no se sabe cómo, 
apareció en Humaitá y la otra en la Chacarita en un sector llamado “Y 
he’êva rasa” (agua demasiado dulce).
En 1877, tras un conflicto 
con los depositarios y el gobierno de Higinio Uriarte, se suscitó una 
batalla judicial por la imagen, pero se llegó a un acuerdo. Se entregaba
 a la “Nación e Iglesia del Paraguay”, pero doña Bárbara Machaín sería 
reconocida como la mayordoma.
Los dos angelitos que la acompañan 
habrían sido adquiridos en una subasta de los bienes de la Compañía de Jesús por Juan Antonio Zavala y Delgadillo quien los donó a la Virgen 
antes de morir.
Concluido el Panteón y recuperado su carácter de 
Oratorio, la imagen volvió a su trono el 25 de noviembre de 1937 luego 
de intensas gestiones del Monseñor Juan Sinforiano Bogarín.
En 
1951 se la nombró Patrona del Paraguay y de las Fuerzas Armadas y la 
calle 25 de Noviembre pasó a llamarse “Nuestra Señora de la Asunción”.
Fechas claves
En
 1541, Domingo Martínez de Irala declaró la casa fuerte “Ciudad de 
Asunción y capital de la Provincia del Río de la Plata, convirtiéndose 
en Ciudad Madre” y la Virgen se convirtió en “La Conquistadora”.
En 1547, el papa Pablo III erigió el obispado de la Santísima Asunción del Paraguay, primero del Río de la Plata.
En
 1741 llegó al Paraguay la nueva imagen venerada en el Oratorio y 
Panteón de los Héroes. En las actas capitulares de 1769, 1770 y 1789 los
 festejos del 15 de agosto son vistos como fiesta de primera categoría.
En
 1816, el Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia, ordenando los festejos 
de la “Asunción de Nuestra Señora la Santa Patrona Titular de esta 
Provincia”, lanzó un decreto para “concurrir a la santa iglesia Catedral
 a rogar por el aumento de la religión y felicidad de la República”.
17 de agosto de 2019
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