17 de agosto de 2019

Nuestra Señora de la Asunción (Paraguay)

Del sitio ABC Color:
Varias historias, varios mitos, varias leyendas que se mantienen en la tradición popular paraguaya no pueden perderse con el paso de los años. Al contrario, es tiempo de rescatarlos y ponerlos en valor.
“La azarosa y recóndita historia de la imagen de la Virgen de la Asunción culmina con la no menos controvertida entronización de otra flamante imagen hecha adquirir en España por Francisco Solano López, cuyos conflictos con el clero asunceño, por culpa de su relación profana con Elisa Lynch, dieron origen a la construcción de su capilla particular: actualmente Oratorio en planta baja, y Panteón de los Héroes en subsuelo”, dice Gustavo Laterza Rivarola resumiendo todo lo relacionado con el Oratorio de la Virgen de la Asunción.

Y aunque no se hayan podido encontrar documentos que hablen de los orígenes de la primera imagen de la Virgen traída por los conquistadores, en la memoria colectiva existe una historia que se ha transmitido oralmente a través de los siglos y que ha sido recopilada por De Lafuente Machaín en 1917, cuenta Margarita Durán Estragó en su libro “Oratorio de la Virgen de la Asunción”, en el que realiza una detallada investigación de los orígenes de la Santa Patrona del Paraguay.
El relato sostiene que en una de las naves de don Pedro de Mendoza venía como titular una imagen de la Concepción. “Después de sufrir los avatares y penurias del viaje, un grupo de conquistadores llegó a la tierra de los Guaraní-Carios el 15 de agosto de 1537. Con ellos desembarcó aquella imagen, presumiblemente de la Encarnación, como se llamó la primera capilla levantada en la Casa Fuerte. Esta fundación coincidió con la festividad de la Asunción de María y aunque no contaban con una imagen suya, el Fuerte allí levantado quedó bajo su protección y amparo”, relata la historiadora.
Esa imagen permaneció bajo el cuidado de las hijas de Irala y de la mestiza Úrsula que a la vez se casó con el Cap. Alonso Riquelme de Guzmán.
En el siglo XVIII –siempre siguiendo el recuento de Margarita Durán– aparece en poder de María de Garay, esposa del Cap. Nicolás Delgadillo y Atienza, la mayordoma y encargada de organizar los festejos cada 15 de agosto.
Sin embargo, la población asunceña de entonces quería una imagen auténtica de la Virgen de la Asunción, de modo que el canónigo de la Catedral, Dr. Alonso Delgadillo y Atienza, encargó una talla en Nápoles.
Esta imagen es la que llegó a nuestro país en 1741 y fue entregada a Lorenza, la sobrina de quien la encargó, a la sazón casada con Juan Antonio Zavala. Luego fue desarmada y guardada en casa de los Zavala hasta que a mediados del siglo XIX volvió a ser vestida para las procesiones. Esto hasta que Don Carlos Antonio López se la pidió a los depositarios para colocarla en un oratorio al alcance de todos.

Podemos decir que la Virgen ha demostrado ser milagrosa en varios hechos.
Al término de la Guerra contra la Triple Alianza la imagen fue hallada en un templo de Villa Hayes, entonces Villa Occidental, bajo la advocación de “Nuestra Señora de las Victorias”.
Hubo un incendio del que solo quedó la imagen con la cabeza parcialmente carbonizada, que fue rescatada por doña Andrea G. de Guerrero que a su vez ofreció a Joaquina Machaín, cuñada de Petrona Zavala. Esta, a su vez, pasado un tiempo, le entregó al Dr. Manuel Domínguez, siempre siguiendo los datos recabados por Margarita Durán.
Según las Actas Capitulares, los festejos solo fueron públicos desde el siglo XVIII. Antes solo se ocupaban de la fiesta de San Blas, patrono del Paraguay.
No obstante, a la Virgen de la Asunción se recurría en tiempos de pestes y plagas con todo tipo de rogativas.
En 1727 una de las actas habla ya de ella como la “Patrona de la Provincia”.
El Dr. Francia prohibió las procesiones en 1820 y el clero solicitó un permiso especial para festejar los 300 años de fundación de Asunción en 1837 cuando revió su postura. La mayordoma Petrona Zavala se negó a entregarla porque el Dictador quiso que se la depositara luego del festejo en la Iglesia de la Encarnación. Además hacía dos meses que su esposo fuera fusilado tras 14 años de prisión.
Los López revivieron las procesiones y antes de la ocupación de Asunción, en 1869, la familia Machaín Zavala abandonó la ciudad junto con la imagen y sus joyas. Pero ante un pedido del Padre Fidel Maíz, la entregaron en Caacupé para celebrar allí la Asunción. La imagen desapareció con todas las joyas que le habían sido donadas.
Como si fuera un milagro, mucho tiempo después, se la encontró de nuevo como si nada envuelta en la sacristía de la Catedral de Asunción.
Entonces, fue enviada a Santa Fe donde estaba la mayordoma Bárbara Machaín de Haedo y allí la restauraron.
Dice Margarita Durán que una de las manos que le faltaba, no se sabe cómo, apareció en Humaitá y la otra en la Chacarita en un sector llamado “Y he’êva rasa” (agua demasiado dulce).
En 1877, tras un conflicto con los depositarios y el gobierno de Higinio Uriarte, se suscitó una batalla judicial por la imagen, pero se llegó a un acuerdo. Se entregaba a la “Nación e Iglesia del Paraguay”, pero doña Bárbara Machaín sería reconocida como la mayordoma.
Los dos angelitos que la acompañan habrían sido adquiridos en una subasta de los bienes de la Compañía de Jesús por Juan Antonio Zavala y Delgadillo quien los donó a la Virgen antes de morir.
Concluido el Panteón y recuperado su carácter de Oratorio, la imagen volvió a su trono el 25 de noviembre de 1937 luego de intensas gestiones del Monseñor Juan Sinforiano Bogarín.
En 1951 se la nombró Patrona del Paraguay y de las Fuerzas Armadas y la calle 25 de Noviembre pasó a llamarse “Nuestra Señora de la Asunción”.
Fechas claves
En 1541, Domingo Martínez de Irala declaró la casa fuerte “Ciudad de Asunción y capital de la Provincia del Río de la Plata, convirtiéndose en Ciudad Madre” y la Virgen se convirtió en “La Conquistadora”.
En 1547, el papa Pablo III erigió el obispado de la Santísima Asunción del Paraguay, primero del Río de la Plata.
En 1741 llegó al Paraguay la nueva imagen venerada en el Oratorio y Panteón de los Héroes. En las actas capitulares de 1769, 1770 y 1789 los festejos del 15 de agosto son vistos como fiesta de primera categoría.
En 1816, el Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia, ordenando los festejos de la “Asunción de Nuestra Señora la Santa Patrona Titular de esta Provincia”, lanzó un decreto para “concurrir a la santa iglesia Catedral a rogar por el aumento de la religión y felicidad de la República”.

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