21 de febrero de 2019

Nuestra Señora de las Campanas

Del sitio Roman Catholic Saints:
"Saintes" es la traducción inglesa de la palabra francesa que significa santas. Hay una gran cantidad de historia en la región de Poitou-Charentes, en el oeste de Francia, donde se encuentra la ciudad de Saintes.
La ciudad de Saintes fue originalmente un próspero asentamiento en la antigua Galia situado a lo largo del río Charente. La ciudad fue conocida como Mediolanum Santonum una vez conquistada por los romanos bajo Julio César, y los restos del arco triunfal de Germánico y de un gran anfiteatro todavía se pueden ver allí hoy en día.
La ciudad toma su nombre, Saintes, debido a una leyenda fascinante que muchos todavía creen piadosamente. Según esta tradición, María Salomé y María Jacob, acompañadas por otros discípulos de Jesucristo, se vieron obligadas a huir de Tierra Santa hacia el año 45 d.C. Salieron en un barco sin vela, y fueron milagrosamente transportados a través del Mar Mediterráneo, haciendo tierra cerca del lugar que se conoció como Saintes Maries de la Mer.
Mucho antes de la llegada de los santos, desde la prehistoria, Saintes Maries de la Mer (Santa María del Mar) había sido considerada un lugar santo. Esta tradición fue continuada por los celtas y luego por los romanos. Se tiene constancia de que San Eutropio fue obispo en el siglo III y que la primera catedral fue reconstruida por un personaje, nada menos que Carlomagno. Los invasores normandos quemaron la ciudad dos veces durante el siglo IX. Allí se refugió Ricardo Corazón de León contra su padre, y el rey San Luis IX derrotó a los ingleses en las llanuras ante la ciudad. La Catedral de San Pedro, construida en el siglo XII, fue severamente dañada por los hugonotes en el año 1568. Su obispado terminó en 1790 debido a la opresión de la Revolución Francesa. La iglesia ha quedado reducida a ser sólo un monumento histórico.
Se recuerda, sin embargo, que hace un tiempo, el octavo día de la Purificación, las campanas de la Catedral de Saintes, Francia, resonaban dulcemente en su interior. Los sacristanes, corriendo hacia la iglesia, vieron lo que parecían ser varios hombres desconocidos que sostenían candelas encendidas y cantaban melodiosamente himnos en honor de la Santísima Virgen, Nuestra Señora de las Campanas, que era venerada en una capilla de esta iglesia. Acercándose suavemente, ellos -los hombres que habían corrido a la iglesia- rogaron al último de estos hombres que llevaba velas encendidas, que les diera una en prueba del milagro que habían presenciado. Los portadores de luz cumplieron gentilmente.
Este candelabro, o vela, en recuerdo de Nuestra Señora de las Campanas, se dice que se ha conservado en esa iglesia hasta el día de hoy.

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