31 de agosto de 2019

Nuestra Señora de la Herrería

Del Sitio de la Virgen de la Herrería:

El origen del culto a la Virgen de la Herrería hay que situarlo en la época de la reconquista, finales del siglo XI y principios del XII. No tenemos documento escrito que atestigüe el momento preciso de la aparición de la Virgen en el lugar donde estuvo la antigua Iglesia (luego Ermita),que en el espacio de la Herrería, y concretamente dentro de la actual finca El Castañar, existía cuando Felipe II llegó a El Escorial para fundar el famoso Monasterio, pero si existen en distintos archivos otros muchos documentos que atestiguan el por qué se veneraba a la Virgen de la Herrería y cómo éste culto se debía a los muchos favores y constantes gracias que el pueblo recibía en cuantos momentos de angustia y tribulación solicitaba su auxilio divino.

La imagen que existía era con casi toda seguridad del siglo XIII y consta que desde tiempo inmemorial se hacían las romerías a la Ermita concurriendo gentes de todos los pueblos de la comarca y aún de provincias lejanas. La Ermita, que fue mandada derribar por Felipe II, para trasladarla al lugar del Sacedón, en las inmediaciones de lo que hoy conocemos por el Tamajón, a unos dos kilómetros aproximadamente del emplazamiento antiguo, no llegó a efectuarse porque en virtud de un acuerdo del Concejo de la Villa del año 1586, se suplicó al Rey que en lugar de construirse una nueva ermita se edificase un nuevo templo parroquial y en él se preparara una capilla destinada exclusivamente a la Virgen, por la devoción que el pueblo le tenía y por los infinitos milagros concedidos a todos los fieles sometidos a su patrocinio.

Felipe II fue ganado en esta devoción y convencido de las razones que el pueblo tenía, ordenó la edificación del nuevo templo y en él destinó la mejor capilla a la Virgen de la Herrería, rindiendo un culto fervoroso toda la real familia y haciendo intervenir a varios de sus famosos artistas en las pinturas de la capilla. Su hija la infanta Dña. Catalina Micaela de Austria, fue muy devota de la Virgen de la Herrería.

El pueblo de El Escorial haciendo gala de su intensa fe y de su gran cultura religiosa ha dado testimonio en todos los tiempos de su devoción a su excelsa Patrona la Virgen Santísima bajo la advocación de Nuestra Señora de la Herrería, pero además y sabiendo mucho de su significado teológico, la ha abrazado siempre como única verdadera Madre de Dios y de los hombres. Así ha rendido culto en todos sus misterios y ha marchado siempre a la cabeza en todos los movimientos marianistas.

En la finca de la Herrería, según se ha dicho en otro lugar, no debió existir poblado alguno por no encontrarse vestigio de ello en la época en que la ermita se destruyó y todos los síntomas inducen a creer que esta porción de territorio estuviera vinculada con el poblado de Fuentes Lámparas, aunque sometido, como otros pueblos de la sierra a la Ciudad de Segovia, de cuya jurisdicción dependían.

Según D. Lorenzo Niño Azcona, en el siglo XIV era la Patrona del poblado de Fuente Lámparas, su imagen databa del siglo XIII y que ya en esta época, siguiendo costumbre inmemorial, se llevaba en procesión al puerto de San Juan de Malagón. Además en el año 1601 y con motivo de una información abierta para impedir la supresión de un camino, se vino en conocimiento que éste se usaba desde tiempo inmemorial por los devotos de los pueblos hacia Toledo y otros lugares lejanos para asistir a las romerías, atraídos por la fama de esta Virgen milagrosa.

Si existe constancia que ya desde el siglo XVI, sin precisar exactamente el año, la Virgen tenía su congregación denominada “Esclavitud de Ntra. Sra. de la Herrería” y que para pertenecer a ella se precisaba formar parte de la del Santísimo Sacramento, a partir del año 1577, fecha en que esta última se fundó.

Entre 1571 en que tuvo lugar la batalla de Lepanto y 1584 que comienza el primer libro de actas del Concejo, puede situarse el acuerdo de declarar a la Virgen de la Herrería Patrona de la Villa, puesto que después de esta última fecha ya recogen los documentos el hecho indubitable de este patrocinio. Claro que como ya se deja consignado, este acontecimiento es independiente del culto ancestral que se rendía tanto en El Escorial como en otros muchos lugares lejanos de donde desde tiempo inmemorial concurrían las gentes devotas a sus romerías, atraídas por la fama de sus milagros.

En el Archivo Histórico Municipal, se encuentra con frecuencia, a partir de 1584, documentos que acreditan la devoción de la Villa a su Patrona; y no hay apuro, desgracia o difícil situación en que no se invoque su auxilio divino, guiados de la profunda fe que en Ella tienen y recordando siempre los favores recibidos en cuantas ocasiones pidieron su protección. Claro que siempre iba precedida de solemnes actos religiosos, generalmente novenarios a los que asistía el Concejo en pleno.

Se sacaba en procesión para la bendición de los campos. El primero de Mayo era llevada en procesión a la ermita de San Juan de Malagón, que existió en el cerro de Abantos y después a la de San Sebastián, que hasta el siglo XIX, que desapareció, estuvo situada en el barrio de este nombre, donde se celebraba una romería.

El día de su fiesta, primer domingo de septiembre se celebraba la Misa, procesión y ofrecimiento de los niños menores de siete años. Por la tarde se corrían toros con intervención de artistas del Monasterio y caballeros de la Corte, terminando con otras fiestas profanas de comedias y bailes al estilo de la época.

Jamás El Escorial rompió los vínculos espirituales que desde tiempos remotos estableció con su Patrona.

30 de agosto de 2019

Nuestra Señora de Arrixaca

Del sitio ACI Prensa:
La Virgen de la Arrixaca es una de las advocaciones marianas más antiguas de España, siendo venerada en la ciudad de Murcia incluso durante la dominación árabe. La reducida población cristiana que habitaba la capital antes de la Reconquista consiguió mantener erigida una ermita mozárabe dedicada a Santa María, rindiéndose en ella culto a la pequeña talla de la Virgen ya conocida con el sobrenombre de "la arrixaca" (es decir, del arrabal) por encontrarse la iglesia en uno de los arrabales amurallados con que contaba entonces la urbe.
La imagen, de madera policromada y fechada en el siglo XII, representa a María sentada en un trono con el Niño en el regazo, iconografía que sigue el modelo de las que llevaban los reyes y los caballeros cristianos en sus expediciones.
Cuando en 1243 el príncipe Don Alfonso, futuro Rey Sabio, entró victorioso en la capital murciana con sus tropas para tomar posesión de la ciudad en nombre de su padre (Fernando III el Santo), visitó el pequeño templo y atribuyó la victoria cristiana a la intercesión de aquella Virgen. Por ello concedió el patronazgo sobre Murcia y todo su Reino a Santa María de la Arrixaca, componiendo años después en su honor la Cantiga CLXIX. La devoción por esta Virgen seguiría un contínuo auge en los siglos venideros, haciéndose cargo del santuario y su culto los frailes agustinos. Éstos acabaron por trasladar la imagen de la patrona a una suntuosa capilla levantada en la iglesia del conjunto monacal de San Andrés.
Pero a finales del siglo XVII una nueva advocación mariana empezaba a restar protagonismo a la patrona: la Virgen de la Fuensanta, venerada desde antiguo en una ermita de la sierra, estaba siendo objeto de romerías para implorar la siempre necesitada lluvia y el milagro del agua no se hizo esperar. La Fuensanta rivalizó pronto en popularidad con La Arrixaca, hasta el punto de ser nombrada como nueva patrona de la ciudad en 1731. La devoción por Santa María de la Arrixaca acabó por enfriarse definitivamente tras la desamortización de 1834, fecha en la que se derribaron las dependencias conventuales y fueron expulsados los frailes que custodiaban la imagen. La iglesia se mantuvo en pie convertida en parroquia, lugar que aún hoy sirve de morada a la antigua patrona.
Afortunadamente, a finales del siglo XIX, diversos movimientos religiosos y culturales de la ciudad, además de la propia parroquia de San Andrés, empezaron a recuperar el culto a la Virgen de la Arrixaca. Actualmente está totalmente restablecida su Real Cofradía y, si bien ya no es patrona de la ciudad, se ha mantenido su patronazgo sobre el antiguo Reino de Murcia y, por tanto, la actual Comunidad Autónoma.
Su fiesta se celebra tradicionalmente el último domingo de mayo, coincidiendo con el aniversario de la entrada del príncipe Don Alfonso en Murcia, realizándose entonces la solemne y multitudinaria procesión con la imagen por las calles del barrio de San Andrés. También es protagonista en las celebraciones de la Feria de Septiembre, semana festiva de la capital durante la que tienen lugar vistosos desfiles de Moros y Cristianos. En estas últimas fiestas la talla es objeto de una ofrenda floral, además de participar en los mencionados cortejos colocada a caballo sobre un arzón.

29 de agosto de 2019

Nuestra Señora de las Fiebres

Del sitio Patrimonio de Sevilla:

En 1350, Alfonso XI estaba poniéndole cerco al Peñón de Gibraltar.

Desde dos años antes, la epidemia de peste que estaba extendida por toda España también llegó a Gibraltar, contagiando a los soldados del Rey.

A pesar de intentar evitar que el Rey se contagiase, el monarca enfermó y fue alejado del frente de batalla. Pero este hecho no fue suficiente y Alfonso XI murió.

Como consecuencia de la muerte del Rey, el cerco sobre Gibraltar se levantó. También como consecuencia de que el ejército cristiano estaba muy mermado por la peste.

El cadáver del monarca fue llevado hasta Sevilla para ser enterrado. Acompañaba al féretro Leonor de Guzmán, hija de la sevillana familia de los Guzmanes, y amante del Rey.

En Sevilla, le esperaban su legítima esposa María de Portugal, y su hijo Pedro I. Elegido este como Rey, enfermó hasta el punto que se pensaba que no iba a ser capaz de superarla.

La Reina María de Portugal, se encomendó al poder divino y empezó a rezarle a la Virgen de las Fiebres. Pasados unos días, la fiebre desapareció y el rey empezó a encontrarse mucho mejor.

Aún convaleciente, iba junto con su madre (la Reina), a ver a esta imagen de la Virgen para darle gracias. Dicha talla, se encontraba antiguamente en el Convento de San Pablo, hoy Parroquia de la Magdalena.

28 de agosto de 2019

Nuestra Señora de Fuensanta

Del sitio La Virgen de Fuensanta:
La Morenica Patrona de Murcia.
La devoción del pueblo murciano por Nuestra Señora de la Fuensanta es muy antigua, surgiendo a partir de la aparición de la Virgen en el monte conocido como El Hondoyuelo. Cuenta la leyenda que en esta sierra, situada a unos 5 kilómetros de la capital y ya considerada como enclave sagrado por las primeras civilizaciones que habitaron la zona, María había hecho brotar la “fuente santa” que dio nombre a la advocación. El pequeño manantial aún hoy riega aquel paraje y desde el siglo XV consta la existencia de una ermita en honor a la Virgen coronando el lugar.
Así la sierra del Saler, desde tiempos muy remotos, dio cobijo en sus cuevas a una serie de anacoretas que, convertidos más tarde a la vida cenobítica, daría lugar a diversos conventos y al Santuario de Nuestra Señora de la Fuensanta, Patrona de Murcia, situado en Algezares. Al principio era una humilde ermita llamada del Hondoyuelo, servida por el ermitaño Pedro Busquete. En el siglo XV se hace referencia a una ermita y una fuente, a esta última se la denomina santa.
En cuanto a la imagen que da nombre al modesto Santuario primitivo, las noticias son confusas y contradictorias: mientras unos refieren la existencia de una antiquísima imagen de María, cuya antigüedad acercan al dominio de los visigodos, otros dicen que se la llamaba de la Encarnación y que no llevaba imagen del Niño. También cuentan que al construir el Obispo fray Antonio María de Trejo, franciscano, el retablo del Trascoro de la catedral, dedicado a la Purísima, hizo llevar al Santuario del Monte la primitiva imagen de la Virgen de las Fiebres, que hasta el siglo XVII había permanecido en la catedral. Fue a finales del siglo XVII cuando comenzó a designarse con el título de la Fuensanta a la imagen de la Virgen de las Fiebres. La imagen de la Virgen, es una escultura del siglo XV, de madera estofada.
El año 1694, por la gran sequía reinante, se trajo como de costumbre la imagen de la Virgen de la Arrixaca, patrona de Murcia desde los tiempos de la reconquista, a la catedral y se celebraron las rogativas, pero sin resultado alguno. Alguien sugirió la idea de traer también en rogativa, desde su Santuario del Monte, a la Virgen de la Fuensanta, cuyo patronato ejercía el Cabildo Catedralicio. El Obispo se puso en contra de tal decisión, pero entre el Cabildo de la Catedral y los Padres Capuchinos se trajo la imagen. Después de una serie de incidentes llovió y nevó abundantemente, con lo que creció enormemente el prestigio de esta imagen de la Fuensanta, en detrimento de la de Arrixaca, cuyo culto y devoción comenzó a declinar. Durante las grandes epidemias que asolaron la Región de Murcia los años 1834, 1854, 1865 y 1885, así como en las numerosas riadas, el Patrocinio de la Virgen fue evidente, y así lo reconocieron los murcianos.

El Santuario de la Virgen es hoy uno de los más visitados del país, no sólo como lugar de peregrinación sino también por la belleza del enclave. Sobre la ermita primitiva, descrita en antiguos documentos como “entre iglesia y mezquita”, empieza a construirse a finales del XVII un nuevo templo más acorde con el gran poder de convocatoria que estaba adquiriendo La Fuensanta.
En 1694 se derriba la vieja ermita y se comienza a construir el Santuario actual, terminado en 1712. Es de planta de cruz latina con tres pilastras a cada lado y con arcos entre las tres capillas a derecha e izquierda. El retablo mayor, churrigueresco, tiene columnas y estípites con imágenes a los lados. La fachada del edificio es de 1705, obra de Toribio Martínez de la Vega. Dos torres en su barroquismo y media naranja coronan el edificio. En el interior de la iglesia se encuentra la venerada talla de la patrona, una escultura de origen gótico y retocada en el siglo XVIII por el imaginero Roque López, atribuyéndose el Niño a Francisco Salzillo. La hermosura de la imagen es indiscutible, cuyo aspecto se embellece con lujosos ropajes, joyas y coronas regaladas por los fieles, siendo el color tostado de su cara el que ha motivado que sea cariñosamente conocida con el sobrenombre de “La Morenica”. También encontramos en el templo importantes frescos del pintor Pedro Flores alusivos a la advocación, así como una hermosa colección de relieves sobre temas evangélicos marianos realizados por el escultor Juan González Moreno. El Santuario está custodiado por un monasterio de religiosas benedictinas, constituyendo ambos desde su encumbrado emplazamiento el mejor mirador sobre Murcia y toda la Vega del Segura. El Santuario, fue salvajemente profanado, destruidas imágenes y convertido el templo en almacén de pólvora en 1936, la imagen se pudo salvar cuidadosamente escondida. En 1939, la imagen fue trasladada a la Catedral, en cuyo altar mayor permaneció varios años, hasta que se la pudo restituir a su Santuario del Monte, provisionalmente arreglado. El 20 de abril de 1961 el Obispo Sanahuja Marcé procedió a la consagración del restaurado Santuario. Destaca el nuevo retablo al estilo barroco, tallado en Granada, las arcadas laterales y los primorosos relieves del escultor murciano Juan González Moreno y las pinturas de Pedro Flores.
En un arranque de fervor patriótico, durante la Guerra de la Independencia, la Virgen de la Fuensanta fue proclamada Generala de las tropas españolas el 27 de mayo de 1808. El Brigadier don Pedro González de Llamas Molina le ofrendó su fajín de general, que todavía ostenta, y dio nombre a un batallón de caballería. Es Patrona de Murcia desde 1731. El 24 de abril de 1927 fue coronada canónicamente por el nuncio apostólico, el futuro cardenal Tedeschini.

26 de agosto de 2019

Nuestra Señora de la Nube

Del sitio Catholic.net:

Nuestra Señora de la Nube es una advocación mariana del Ecuador. La imagen de la Virgen María, se presenta como una reina, en su mano derecha sujeta un cetro; la azucena representa su coraza y el olivo su fruto, símbolo de su vinculación con Israel; su brazo izquierdo sostiene al Niño Jesús que lleva al mundo en sus manos. Le sirve de pedestal la luna y las nubes.

Dice esta historia que en 1696, el obispo don Sancho de Andrade y Figueroa de Quito estaba enfermo y desahuciado por lo que el pueblo de Guápulo, de gran devoción a la Virgen María, decidió organizar una novena por su salud; una procesión del Rosario salió camino a la catedral el 30 de diciembre y de repente una imagen de María apareció, formada por las nubes. Cerca de 500 personas fueron testigos del maravilloso hecho, mientras el obispo se curó repentinamente.

En la tarde del 30 de diciembre fue sacada en procesión de rogativa con el acompañamiento de unas quinientas personas. A eso de las 4:45 de la tarde, habiendo llegado al final del pretil de San Francisco, al concluir la segunda decena del rosario, se hizo la señal con la campanilla para que todos se arrodillasen para entonar el “Gloria Patri”. De repente, se vio claramente en el cielo, en dirección al caserío de Guápulo, una figura formada por nubes, de gran tamaño.

Fue entonces que el presbítero José de Ulloa y la Cadena, capellán del Monasterio de la Limpia Concepción de Quito, exclamó a voz en cuello: “¡La Virgen, la Virgen!”, y todos volvieron la mirada hacia el lugar señalado, viendo nítidamente sobre los aires, la figura de María Santísima dibujada por las nubes: “Estaba la imagen de pie sobre otra nube más oscura y densa que le servía como pedestal o trono. Llevaba corona en las sienes y en la mano derecha un ramo de azucenas a manera de cetro. Con la izquierda estrechaba al Divino Niño Jesús, hacia quien tenía dulcemente inclinada la cabeza. Sobre los cabellos y espalda flotaba un airoso velo formado igualmente de una nube. Vestía una cándida túnica de sencillos y ondulantes pliegues, media oculta por un manto de amplitud majestuosa y regia”. 

La aparición duró lo suficiente para que todos pudieran darse cuenta perfectamente de Ella y, terminada la procesión, muy a la usanza española, se levantó un acta. En ella, declara la máxima autoridad local: el Presidente de la Audiencia y otros testigos calificados, como consta en el proceso que hasta hoy se conserva en el Archivo Arzobispal de Quito

El pueblo católico del Ecuador rinde su tributo de amor a María, con la advocación de Virgen de la Nube.

Al iniciar cada año, concretamente, cada primero de enero miles de creyentes de Ecuador y del exterior llegan a la ciudad de Azogues para venerar y participar de todos los actos preparados por los franciscanos, entre los que se destaca la procesión.

La devoción por la Virgen de la Nube de Azogues no tiene fronteras. Los feligreses llegan de todas partes del país y del extranjero para agradecer por los favores recibidos. En la romería los ecuatorianos que viven en el exterior, regresan para agradecer los favores recibidos. La festividad religiosa es una tradición desde 1912. 

Los confesionarios se repletan. La afluencia se incrementa cada primero de enero. En esa fecha, la iglesia no da abasto para recibir a los miles de fieles que la visitan y los hermanos franciscanos, con el apoyo de religiosos de otras comunidades, confiesan en esta festividad de la Virgen a miles de penitentes. 

En el Perú, como un homenaje a la cuna de nacimiento de sor Antonia Lucía del Espíritu Santo, se decidió colocar este lienzo para acompañar al Señor de los Milagros en la parte posterior de las andas sagradas el 20 de octubre de 1747. Ambas salen en procesión multitudinaria en Lima en el mes de octubre. Muestra a sus pies, en posición orante al obispo favorecido de su mano, Sancho de Andrade y Figueroa, y sobre el terreno se observa una pequeña iglesia, que algunos identifican como la parroquia de Guápulo o el santuario de Las Nazarenas. 

Si bien la creencia popular ubica a la Virgen de la Nube como un culto de 1800, la Madre Antonia, fundadora del monasterio de Las Nazarenas y ecuatoriana de nacimiento, habría traído la devoción en el siglo XVII. En esa época circularon también en el Ecuador muchos óleos retratando a esta Virgen y uno de ellos podría haber llegado al Perú.

23 de agosto de 2019

Nuestra Señora del Rosario de las Peñas

Del sitio El Morrocotudo:
La fe mueve montañas y mueve también a miles de hombres y mujeres que todos los años, en los meses de Octubre y Diciembre, llegan hasta donde se angosta el valle de Azapa (entre roqueríos escarpados y fuentes de aguas cristalinas), a presentar sus respetos y plegarias a la “milagrosa chinita”, como le llaman feligreses y bailarines.
A 60 kilómetros aproximadamente de Arica, en la quebrada de Livilcar, sin alcanzar más de una cuadra de ancho, se yergue el santuario de la Virgen de Las Peñas.
Ubicado en un lugar inaccesible para vehículos, sólo se puede llegar a él caminando o en lomo de mula, bordeando constantemente precipicios y cruzando el riachuelo.
Todo sacrificio es válido, cuando el amor y la fe hacia “la chinita” mueve los corazones de sus fieles seguidores y promeseros.
Hay diversas historias y leyendas sobre el origen del Santuario de las Peñas; todas nacen de la fe y el amor a la Santa Madre de Dios.
La más antigua data de 1642, según relata Alfredo Raiteri Cortez, quien nos narra cómo un arriero que llevaba su recua de mulas y buscaba descanso entre los eucaliptos, sintió los gritos horrorizados de una pastorcita de 12 años que era atacada por una serpiente.
En su afán de socorrer a la pequeña, cuál no sería el asombro del buen hombre al ver un rayo posarse cerca de la niña, alejando a la serpiente y dejando grabada en la roca la imagen de la Santísima Virgen. Sin quererlo, en su terror, el hombre habría invocado a la Virgen y ella habría hecho su aparición socorriéndolo.
Otra versión cuenta que en un pueblo de Carangas, Bolivia, se celebraba a la Virgen del Rosario, siendo el alférez a cargo de las festividades muy pobre y esto provocó un comentario despectivo de un rico que se había comprometido a tomar a su cargo la festividad del año siguiente.
El rico adornó la iglesia, pero el día de la fiesta ocurrió allí un incendio y con él desapareció la imagen sagrada.
Camino al pueblo, unos pastores rezagados se encontraron con una pastorcita de cara conocida. Le preguntaron si no iba a la festividad y ella respondió: "Voy a otro lugar en donde he de ser más venerada". Mirando hacia atrás los pastores la vieron convertirse en una paloma que voló hacia el oeste.
En tanto, en la Villa de Humagata, el Gobernador había condenado a muerte a un curandero bajo la acusación de brujo. Este buscaba leña para su suplicio en la quebrada de Livilcar, cuando vio en el cielo una paloma que descendía suavemente. Quiso entonces tomarla y llevarla donde el Gobernador para implorarle clemencia, pues era una hermosa ave. Más cuando quiso tomarla, la paloma se desvaneció en una nube de luz.
Cuál sería la sorpresa del curandero, que al disiparse la nube, pudo contemplar que estaba el rostro de la Virgen en la roca y que la imagen le hablaba diciendo: "Quiero que se me honre en este mismo sitio. Vendrán muchos peregrinos con grandes sacrificios y no han de caber en este lugar". En el mismo instante, el hombre llevó la noticia al Gobernador, quien pensando que era una mentira decidió comprobar con sus propios ojos la sagrada imagen.
Avisados los frailes de Codpa, de forma infructuosa trataron de remover la imagen de la piedra y esa misma noche el sacerdote que trató de remover la imagen recibió una aparición que le preguntaba, si sufría muchos dolores tras la ardua tarea. La aparición continuó diciéndole: "Yo también sufro con los golpes que me dan. No quiero salir de este lugar. Vendrán con grandes sacrificios a venerarme".
Y así llegaron hasta ella, una familia devota desde Carangas, reconociendo en la imagen, la Virgen desparecida de su pueblo.
Otra versión nos cuenta de una anciana pastora que, cansada de recorrer la quebrada y asustada al caer la noche al filo de un desfiladero de Las Peñas, lloraba inconsolablemente.
De pronto fue reconfortada por la imagen de la Virgen que le manifestó que había dejado su imagen grabada en las rocas y que deseaba que se le hiciera en ese paraje un santuario de penitencia y que se consagrara a su nombre con el título del Rosario:
"Duerme tranquila esta noche que yo te acompañaré y ve mañana a las autoridades de Livilcar para decirles que bajen y se impongan de mi voluntad", le dijo la Virgen, según esta leyenda. Y así fue a pesar de las burlas de las personas que le increpaban por no volver con su rebaño. Entonces la Virgen se les apareció: "No os moféis de esta anciana que os ha hablado. Es mandato de la imagen de mi Madre, que la he colocado en esta roca para que sea un santuario de penitencia, y la celebraréis el primer domingo de octubre de cada año" .
Y así ha sido, año tras año, desde tiempos inmemoriales que los peregrinos dejan sus hogares, y llegan con devoción y fe, surcando el camino, la quebrada, los despeñaderos; haciendo el sacrificio para ver a Nuestra Señora de Las Peñas, encomendándoles sus vidas y agradeciendo, siempre agradeciéndole, por los favores concedidos.
Claudio Aguirre, Presidente del Alferazgo del Santuario de la Virgen de Las Peñas, recuerda que hubo un año que asistieron más de 32.000 personas y nos señala que vienen 9 compañías de bailes religiosos de Tacna, donde a la compañía N° 1 de Tacna le corresponde abrir la fiesta de la Virgen, y entre otros grupos del vecino país destacan las compañías Sociedad Religiosa Morenos del Señor de los Milagros y la Sociedad Religiosa Santa Rosa de Lima. De Arica participan 22 compañías de bailes religiosos, que durante 4 días, bailan de día y de noche, sin interrumpir sus bailes, como un rito sagrado de fe.
La Festividad de la Virgen de Las Peñas, es la principal fiesta religiosa de Arica y Parinacota, y comienza la primera semana de octubre, donde se espera concurran miles de miles de peregrinos, creyentes, bailarines y promeseros que llegarán de Bolivia, de Chile y de Perú, integrados por la fe y devoción a la Reina de Livilcar, Nuestra Señora del Rosario de Las Peñas.

22 de agosto de 2019

Nuestra Señora de El Salto

Del sitio web Latacunga:

El pueblo de Latacunga  y nuestra Provincia siempre amó y veneró a María la Madre del Señor.

En los inicios de 1600 un artista pintó sobre una piedra la imagen de la Virgen y sus devotos construyeron una pequeña capilla a pocos metros del río Yanayacu, que en ese entonces señalaba el límite de la ciudad de Latacunga.

El 20 de junio de 1698 un terremoto destruyó la ciudad de Latacunga también la piedra con la pintura de la Virgen  desapareció quedando en el río y sirviendo de punto de apoyo para las personas que querían pasar con un “Salto”.

Pasaron los años, algunos niños  descubrieron que la piedra usada para saltar el río Yanayacu era Pindado con el rostro de la Virgen María.

El pueblo la sacó y levantó una nueva capilla e invocó a la Madre de Dios con título de “NUESTRA SEÑORA DE EL SALTO” (o Brinco).

La devoción a María siguió creciendo. Se hicieron varias pinturas, una de ellas (siglo XVII) con la advocación. “LA PEREGRINA REINA DE EL SALTO…PRECIOSISIMA  PERLA DE TACUNGA” .

Con el andar del tiempo el templo resulta estrecho por el número de romeriantes o por extenderse de la ciudad. A partir de 1928 se emprendió la construcción del actual templo que se terminó después de 20 años con el esfuerzo de la comunidad y devotos.

El 21 de noviembre de 1998 como conclusión del Año Mariano, Mons. Mario Ruiz Obispo de Latacunga decretó que en este templo sea: “SANTUARIO MARIANO DIOCESANO

21 de agosto de 2019

Nuestra Señora de la Cotoca

Del sitio Bolivia Bella:
Fue en los últimos años del siglo XVIII. Tres humildes mozos de campo, sindicados de un asesinato que no habían cometido, huyeron con rumbo al Río Grande y a las tierras lejanas de Chiquitos.
Anduvieron unas cuantas leguas cuando les sorprendió la noche, una fría y ventosa noche. Los fugitivos decidieron descansar algunas horas en un pequeño claro del monte de asusaquí. Se dispusieron a prender fuego contra el frío y con un hacha uno de ellos dio recios golpes al más macizo de los troncos. El hachero se dio cuenta de que el golpe del hacha sobre el tronco sonaba a vacío. ¿Qué habría en el interior de aquel extraño tronco? Comenzaron a hachear vigorosamente, y con gran sorpresa vieron en el fondo del hueco una pequeña imagen de la Virgen.
Trémulos de emoción, los fugitivos decidieron llevar la imagen a su patrón, desistiendo de su fuga. Pronto la fama del milagroso hallazgo cundió por la comarca y cada día fue creciendo el número de los que iban a rendir culto a la Virgencita y pedirle sus gracias.
Una de sus devotos construyó en Cotoca la primera capilla con techo de palmas; misma que se bendijo el 15 de diciembre de 1799.

20 de agosto de 2019

Nuestra Señora de Ivrea

Del sitio Gloria TV:
En el centro del Piamonte, Italia, se encuentra el pequeño pueblo de Ivrea, que alberga la casa madre de una congregación de religiosas. En esta casa se venera una pintura de la Virgen María cuya historia merece ser contada. Esta pintura consiste en un cuadro de forma ovalada, de unos 30 cm de largo, en el cual está pintada una Virgen Inmaculada que aplasta la cabeza de una serpiente.
En 1859, el cuadro formaba parte de un mobiliario en venta, depositado en Turín en la casa de un valdense llamado Albert Pizio. El 8 de diciembre, unos amigos llegaron a comprar algunas piezas de dicho mobiliario. Uno de los dos amigos, al ver la escena religiosa, se burla de Albert Pizio que la había conservado y, al ver un hacha allí, la toma para destruir la imagen.
Los primeros dos hachazos no tienen efecto. Luego, furioso, le asesta un tercer golpe tan fuerte que el hacha se rompe mientras la pintura resiste. Al ver el fuego encendido en la chimenea de la habitación, el desquiciado arroja el cuadro que comienza a arder. Pero, oh sorpresa, el fuego solo quema los bordes y respeta la imagen sagrada que no sufre ningún daño. Poco después, la esposa de Albert Pizio, también valdense, rocía el cuadro con alcohol y le prende fuego. El resultado es el mismo y la imagen de la Virgen Inmaculada permanece intacta.
Los maridos conmovidos contaron el hecho a un sacerdote, que les aconsejó llevar la pintura a las religiosas vecinas. La pintura permaneció allí hasta 1942 cuando, durante el bombardeo de Turín, fue llevada a Ivrea, donde todavía es venerada por la gente del lugar.

19 de agosto de 2019

Nuestra Señora de Urkupiña

Del sitio Wincalendar:
El día de la Virgen de Urkupiña conmemora la aparición de la Virgen María Asunta, durante el siglo XVIII, a la hija de una humilde familia indígena boliviana. Fue en la comarca de Cota, al sudoeste del municipio de Quillacollo, en el departamento de Cochabamba. La niña llevaba su rebaño de ovejas a pastar por las bajas colinas. Un día se encontró a una hermosa Mamita y su hijo. Desde entonces, cada vez que iba a pastorear, la Mamita y el niño descendían a jugar con ella. En un caudal de agua que emanaba de entre las piedras. Los padres asombrados no podían creer el relato. Pero luego, tras varias veces de acompañarla a la colina, la pequeña exclamó ¡Urkupiña! ¡Urkupiña! y ellos experimentaron la manifestación de la Virgen: era una imagen que se desvanecía en el cielo. A partir de ese momento se conoció como la Virgen de Urkupiña. Muchos devotos han testimoniado sus milagros.
La fiesta se conmemora cada año los 15 de agosto.
Urkupiña en quichua (lengua indígena de los andes sudamericanos) significa ya está en el cerro, frase que la niña exclamó durante una aparición para señalar la presencia de la Virgen. No hay un consenso sobre cómo escribir el nombre en castellano. La Iglesia católica lo escribe con c, Urcupiña, pero popularmente también se escribe con q o con k. Esta última es la forma más extendida.
En 1943, en el mismo lugar donde ocurrieron las apariciones de la Santísima Virgen de Urkupiña a la niña boliviana, se construyó la Capilla del Calvario (en la serranía de Cota, cerca de Quillacollo, a 13 kilómetros de Cochabamba). Aunque no se sabe la fecha exacta de la aparición, se conocen datos que ayudaron a identificar el lugar, conocido como la Gruta y la Vertiente Milagrosa. Las aguas de la gruta son un lugar de mucha peregrinación por sus bondades curativas y milagrosas.
En el templo de San Ildenfonso de Quillacollo se encuentra la imagen de la Virgen de Urkupiña. Este lugar, además de la capilla del Calvario (lugar de la aparición) es el principal sitio de veneración. Su edificación se inició en 1908 y se culminó, con mucho esfuerzo, en 1947. Fue construido con piedras de la misma colina donde apareció la Virgen. En 1998, por la intensa peregrinación de fieles, tanto de bolivianos como de otros países, al templo, el Arzobispado de Cochabamba lo declaró Santuario de Integración Nacional Nuestra Señora Virgen María de Urcupiña. La Virgen es considerada Patrona de la Integración Nacional.
Uno de los elementos simbólicos de esta celebración es que reúne devotos de diferentes poblaciones étnicas prehispánicas de la región andina de Sudamérica (que hablan las lenguas aimara y quichua). Estas distinciones culturales se pueden apreciar en las danzas de las más de cincuenta fraternidades folklóricas que se preparan para este día y que adoran a la Virgen a lo largo del año (organizadas en la Asociación de Fraternidades Folklóricas Virgen de Urqupiña). En la mayoría de las danzas participan hombres y mujeres. Se pueden observar figuraciones relacionadas con el pastoreo y la elaboración de telas, principales actividades de las poblaciones. Por lo general las vestimentas se componen de faldas largas y sombreros, atuendos coloridos que llevan flequillos, banderillas y adornos.
Como parte de la tradición popular, muchos devotos de la Virgen de Urkupiña, que se ven en aprietos económicos, le piden a la Virgen les ayude a conseguir trabajo y a satisfacer necesidades materiales. Así popularmente se dice que la virgen da de acuerdo a lo trabajado (…) uno se presta de la virgen y al año hay que devolver con intereses; sino lo haces te irá descontando de a poco hasta que te quedes sin nada. La costumbre de algunos peregrinos, que se trasladan hasta el lugar en que se apareció la Virgen, es extraer un trozo de piedra, el tamaño varía dependiendo del favor que se le va a pedir. Luego, cuando los favores son recibidos ellos peregrinan de nuevo a la capilla y devuelven el trozo de roca, por lo general en un lapso de uno a tres años. Otros pagan sus promesas con trabajo y otras formas de devoción, como la celebración cada año de su fiesta.

18 de agosto de 2019

Nuestra Señora de Torcoroma de Ocaña

Del sitio Aleteia:

En Ocaña se afirma que el respeto a esta María Inmaculada va más allá de la devoción cristiana porque identifica a los nacidos en esta ciudad de más de cien mil habitantes, sin importar si son católicos o agnósticos o si tienen dinero o viven en la pobreza total, son pobres de solemnidad.

El diario La Opinión, de Cúcuta, capital de Norte Santander, departamento donde queda Ocaña, resume con claridad esta expresión religiosa y cultural: “La Virgen de Torcoroma es motivo de unión entre los ocañeros, estén donde estén… su aparición el 16 de agosto de 1711, no se discute, se celebra con gran pompa y regocijo y cada año sale en solemne procesión por las principales calles de la ciudad”.

La identidad de la región con su Virgen se debe a los múltiples testimonios que le atribuyen grandes milagros desde los primeros días de su hallazgo y a la curiosa leyenda sobre su aparición. Aunque ciertos documentos afirman que la imagen fue hallada en 1710 y solo se supo públicamente de ella al año siguiente, lo cierto es que fue encontrada por casualidad, en una montaña conocida con el nombre indígena de Torcoroma, a cinco kilómetros de la población.

En ese lugar agreste —aseguran los historiadores locales— vivían los esposos Cristóbal Melo y Pascuala Rodríguez y sus hijos, Felipe y José, todos dedicados a la agricultura, en especial, al cultivo de caña de azúcar y la producción de miel. Justamente en búsqueda de una madera para fabricar un recipiente, los jóvenes hallaron “un árbol de olorosas flores” y al que luego de derribar con hachas, le retiraron su corteza. Al abrir la madera, señalan viejos documentos eclesiásticos, sintieron un aroma especial y en la medida en que retiraban trozos, “observaron en medio de grandes resplandores, una imagen de María santísima, mi Señora, a modo de Concepción”.

La descripción de entonces coincide con la imagen que transcurridos más de tres siglos se venera hoy en Ocaña. Se trata de la Virgen de la Inmaculada Concepción labrada totalmente en madera a medio relieve, con las manos sobre el pecho, el rostro dirigido al cielo, una gran corona y parada sobre una media luna. La imagen no tiene matices ni colores diferentes a la tonalidad original de la madera descrita por sus descubridores.

Cristóbal y su familia conservaron el pequeño fragmento y durante un tiempo le rezaron el rosario. Sin embargo, las noticias del prodigioso hallazgo y las versiones de milagros a campesinos que padecían de lepra y otras enfermedades incurables se propagaron por la región y llegaron a oídos de la jerarquía eclesiástica que envió a un experto para que evaluara los testimonios y examinara a la Virgen.

El enviado de la curia, padre Diego Jácome Morinelli, comprobó que todas las versiones eran ciertas y a los pocos meses autorizó su veneración privada. Al mismo tiempo, en el sitio donde fue derribado el árbol de “olorosas flores”, brotó un manantial cuyas aguas cristalinas, según la creencia popular, tienen poderes curativos y purificadores.

En 1716 la Iglesia permitió que en el lugar de la aparición se levantara una capilla. Cinco años más tarde el obispo de Santa Marta, Antonio de Monroy y Meneses, autorizó su culto y dio el visto bueno para que la Virgen fuera trasladada al templo principal de Ocaña. Pasaron las décadas en las que sucedieron cosas extraordinarias en la vida de lo que hoy es Colombia y la Virgen de Torcoroma permaneció vigente en el imaginario de los católicos. Los levantamientos populares que condujeron a las guerras libertarias ni el cambio de un régimen colonial por uno republicano, ni las sucesivas guerras que desangraron al país, pudieron derribar la fe de los ocañeros.

17 de agosto de 2019

Nuestra Señora de la Asunción (Paraguay)

Del sitio ABC Color:
Varias historias, varios mitos, varias leyendas que se mantienen en la tradición popular paraguaya no pueden perderse con el paso de los años. Al contrario, es tiempo de rescatarlos y ponerlos en valor.
“La azarosa y recóndita historia de la imagen de la Virgen de la Asunción culmina con la no menos controvertida entronización de otra flamante imagen hecha adquirir en España por Francisco Solano López, cuyos conflictos con el clero asunceño, por culpa de su relación profana con Elisa Lynch, dieron origen a la construcción de su capilla particular: actualmente Oratorio en planta baja, y Panteón de los Héroes en subsuelo”, dice Gustavo Laterza Rivarola resumiendo todo lo relacionado con el Oratorio de la Virgen de la Asunción.

Y aunque no se hayan podido encontrar documentos que hablen de los orígenes de la primera imagen de la Virgen traída por los conquistadores, en la memoria colectiva existe una historia que se ha transmitido oralmente a través de los siglos y que ha sido recopilada por De Lafuente Machaín en 1917, cuenta Margarita Durán Estragó en su libro “Oratorio de la Virgen de la Asunción”, en el que realiza una detallada investigación de los orígenes de la Santa Patrona del Paraguay.
El relato sostiene que en una de las naves de don Pedro de Mendoza venía como titular una imagen de la Concepción. “Después de sufrir los avatares y penurias del viaje, un grupo de conquistadores llegó a la tierra de los Guaraní-Carios el 15 de agosto de 1537. Con ellos desembarcó aquella imagen, presumiblemente de la Encarnación, como se llamó la primera capilla levantada en la Casa Fuerte. Esta fundación coincidió con la festividad de la Asunción de María y aunque no contaban con una imagen suya, el Fuerte allí levantado quedó bajo su protección y amparo”, relata la historiadora.
Esa imagen permaneció bajo el cuidado de las hijas de Irala y de la mestiza Úrsula que a la vez se casó con el Cap. Alonso Riquelme de Guzmán.
En el siglo XVIII –siempre siguiendo el recuento de Margarita Durán– aparece en poder de María de Garay, esposa del Cap. Nicolás Delgadillo y Atienza, la mayordoma y encargada de organizar los festejos cada 15 de agosto.
Sin embargo, la población asunceña de entonces quería una imagen auténtica de la Virgen de la Asunción, de modo que el canónigo de la Catedral, Dr. Alonso Delgadillo y Atienza, encargó una talla en Nápoles.
Esta imagen es la que llegó a nuestro país en 1741 y fue entregada a Lorenza, la sobrina de quien la encargó, a la sazón casada con Juan Antonio Zavala. Luego fue desarmada y guardada en casa de los Zavala hasta que a mediados del siglo XIX volvió a ser vestida para las procesiones. Esto hasta que Don Carlos Antonio López se la pidió a los depositarios para colocarla en un oratorio al alcance de todos.

Podemos decir que la Virgen ha demostrado ser milagrosa en varios hechos.
Al término de la Guerra contra la Triple Alianza la imagen fue hallada en un templo de Villa Hayes, entonces Villa Occidental, bajo la advocación de “Nuestra Señora de las Victorias”.
Hubo un incendio del que solo quedó la imagen con la cabeza parcialmente carbonizada, que fue rescatada por doña Andrea G. de Guerrero que a su vez ofreció a Joaquina Machaín, cuñada de Petrona Zavala. Esta, a su vez, pasado un tiempo, le entregó al Dr. Manuel Domínguez, siempre siguiendo los datos recabados por Margarita Durán.
Según las Actas Capitulares, los festejos solo fueron públicos desde el siglo XVIII. Antes solo se ocupaban de la fiesta de San Blas, patrono del Paraguay.
No obstante, a la Virgen de la Asunción se recurría en tiempos de pestes y plagas con todo tipo de rogativas.
En 1727 una de las actas habla ya de ella como la “Patrona de la Provincia”.
El Dr. Francia prohibió las procesiones en 1820 y el clero solicitó un permiso especial para festejar los 300 años de fundación de Asunción en 1837 cuando revió su postura. La mayordoma Petrona Zavala se negó a entregarla porque el Dictador quiso que se la depositara luego del festejo en la Iglesia de la Encarnación. Además hacía dos meses que su esposo fuera fusilado tras 14 años de prisión.
Los López revivieron las procesiones y antes de la ocupación de Asunción, en 1869, la familia Machaín Zavala abandonó la ciudad junto con la imagen y sus joyas. Pero ante un pedido del Padre Fidel Maíz, la entregaron en Caacupé para celebrar allí la Asunción. La imagen desapareció con todas las joyas que le habían sido donadas.
Como si fuera un milagro, mucho tiempo después, se la encontró de nuevo como si nada envuelta en la sacristía de la Catedral de Asunción.
Entonces, fue enviada a Santa Fe donde estaba la mayordoma Bárbara Machaín de Haedo y allí la restauraron.
Dice Margarita Durán que una de las manos que le faltaba, no se sabe cómo, apareció en Humaitá y la otra en la Chacarita en un sector llamado “Y he’êva rasa” (agua demasiado dulce).
En 1877, tras un conflicto con los depositarios y el gobierno de Higinio Uriarte, se suscitó una batalla judicial por la imagen, pero se llegó a un acuerdo. Se entregaba a la “Nación e Iglesia del Paraguay”, pero doña Bárbara Machaín sería reconocida como la mayordoma.
Los dos angelitos que la acompañan habrían sido adquiridos en una subasta de los bienes de la Compañía de Jesús por Juan Antonio Zavala y Delgadillo quien los donó a la Virgen antes de morir.
Concluido el Panteón y recuperado su carácter de Oratorio, la imagen volvió a su trono el 25 de noviembre de 1937 luego de intensas gestiones del Monseñor Juan Sinforiano Bogarín.
En 1951 se la nombró Patrona del Paraguay y de las Fuerzas Armadas y la calle 25 de Noviembre pasó a llamarse “Nuestra Señora de la Asunción”.
Fechas claves
En 1541, Domingo Martínez de Irala declaró la casa fuerte “Ciudad de Asunción y capital de la Provincia del Río de la Plata, convirtiéndose en Ciudad Madre” y la Virgen se convirtió en “La Conquistadora”.
En 1547, el papa Pablo III erigió el obispado de la Santísima Asunción del Paraguay, primero del Río de la Plata.
En 1741 llegó al Paraguay la nueva imagen venerada en el Oratorio y Panteón de los Héroes. En las actas capitulares de 1769, 1770 y 1789 los festejos del 15 de agosto son vistos como fiesta de primera categoría.
En 1816, el Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia, ordenando los festejos de la “Asunción de Nuestra Señora la Santa Patrona Titular de esta Provincia”, lanzó un decreto para “concurrir a la santa iglesia Catedral a rogar por el aumento de la religión y felicidad de la República”.

16 de agosto de 2019

Nuestra Señora de las Aguas

Del sitio web Cófrades Sevilla:

La Santísima Virgen de las Aguas, es una imagen de la Santísima Virgen denominadas "fernandinas", data del siglo XIII. Aparece sentada y es muy similar a Nuestra Señora de los Reyes, Patrona de Sevilla. Porta en su regazo al Divino Infante muy reformado desde sus origenes.

Hay dos leyendas que hacen referencias a la advocación de la Santísima Virgen. La primera de ellas alude a que cuando el Rey San Fernando mandó a realizar la imagen de la Santísima Virgen que él había soñado y que no era otra que la patrona de Sevilla, la Virgen de los Reyes, todos los escultores que no acertaron en sus respectivas imágenes las fueron repartiendo por  varios templos de la ciudad. Pero como muchas de estas imágenes se parecían a la verdadera, pero no llegaban a serlo, el rey las juzgaba alegando que estaban a dos aguas por lo que se la denominó justamente como Nuestra Señora de las Aguas. 

La otra leyenda cuenta como San Fernando hizo tallar a esta imagen gracias a la intercesión de la Santísima Virgen que propició abundante lluvia después de un largo período de sequía.

La Virgen de las Aguas del Salvador es la primera imagen de la que se tenga noticia que saliese en procesión extraordinaria y en rogativas en 1332. Llegó a tener una Real Hermandad que ya no existe, aunque si se conservan varios enseres como el retablo donde se venera la sagrada imagen y un simpecado de gran valor artístico. En 1972, fue la primera imagen sevillana en procesionar con una cuadrilla de costaleros.

15 de agosto de 2019

Nuestra Señora del Socorro Inmediato (New Orleans)

Del sitio Oficial de Nuestra Señora del Pronto Socorro:

 Las ursulinas francesas llegaron a Nueva Orleáns en 1727 y establecieron la escuela más antigua para niñas que actualmente funciona en lo que hoy es Estados Unidos. 

Durante un período de crisis, después de que un gran grupo de monjas abandonara Nueva Orleans para ir a Cuba en 1803, la Madre Santa André Madier, una de las siete monjas que se quedaron, apeló a su prima, una ursulina en Francia a quien el reino del terror había obligado a abandonar su monasterio en Pont-Saint-Espirt. Fue la Madre San Miguel Gensoul, una mujer notable, de gran talento y piedad interior, quien durante el exilio en Montpellier abrió un internado para niñas. Temiendo por la floreciente escuela, el obispo Fournier se negó a pedirle que se fuera, diciendo que sólo el Papa, entonces prisionero de Napoleón, podía dar ese permiso. Un día, mientras rezaba ante una estatua de la Mater, se sintió inspirada a decir: "Oh, Santísima Virgen María, si obtienes una respuesta pronta y favorable a mi carta, te prometo que te honraré en Nueva Orleans bajo el título de Nuestra Señora del Socorro Inmediato".

Desde finales de diciembre de 1810, cuando la Madre San Miguel, sus compañeras y la estatua llegaron a Nueva Orleáns, la devoción a Nuestra Señora del Socorro Inmediato ha crecido en Nueva Orleáns y Luisiana, y se ha extendido a través de los Estados Unidos e incluso más allá. A finales del siglo XIX, el Papa León XIII concedió la solemne coronación de la estatua, un honor realizado espléndidamente por el Arzobispo Janssens el 10 de noviembre de 1895. En 1912 esta devoción fue aprobada oficialmente por Roma. 

De conversaciones, cartas, contribuciones, peticiones de misas de acción de gracias y fuentes similares, generaciones de ursulinas y amigos de Nuestra Señora del Socorro Inmediato han sabido de muchos de los favores concedidos por la intercesión de Nuestra Señora en respuesta a peticiones de ayuda rápida y favorable. Nunca los conoceremos a todos. Pero los que conocemos son una fuente de aliento y esperanza para todos los que cuentan con la ayuda de la Virgen. 

Entre ellas, dos intervenciones de Nuestra Señora en particular provienen de los primeros tiempos de Nueva Orleáns como importantes para la ciudad y su gente. La primera tiene que ver con uno de los grandes incendios que amenazaban periódicamente a la ciudad, incluido el Convento de las Ursulinas. Los residentes asustados se unieron a las hermanas en la capilla del convento, rogando a la Virgen que las salvara a ellas y a sus casas del viento y las llamas. Finalmente, al acercarse demasiado el fuego, el Superior ordenó a todos que evacuaran el edificio. Antes de partir, una de las hermanas colocó una pequeña estatua de María con su Hijo en una ventana frente al fuego que se acercaba, con la oración "¡Señora, si no te apresuras a salvarnos, estamos perdidos!" Luego siguió a los otros hasta un lugar seguro. En pocos minutos, el viento volvió a soplar sobre sí mismo, y en poco tiempo, el fuego había perdido su impulso y se había quemado, dejando ileso al resto de la ciudad. 

La segunda intervención bien conocida de Nuestra Señora del Socorro Inmediato se refiere a la Batalla de Nueva Orleáns, el 8 de enero de 1815. Durante la noche del 7 de enero, Andrew Jackson y su relativamente pequeña, poco preparada y mal equipada banda de soldados organizaron sus defensas contra el gran ejército británico, muy bien equipado, que atacaría la ciudad antes del amanecer. Al mismo tiempo, muchos ciudadanos que no estaban directamente involucrados en el ejército se unieron a las Hermanas Ursulinas en una vigilia de toda la noche en su capilla de la calle Chartres, implorando a Nuestra Señora del Socorro Inmediato que le diera la victoria a Jackson por los Estados Unidos, salvando a la ciudad de Nueva Orleáns del control británico. Durante la noche, la Superiora, Madre Ste. Marie Olivier de Vezin, prometió a Nuestra Señora que si Jackson y sus hombres ganaban, se cantaría una Misa de acción de gracias cada año en memoria de su ayuda salvadora a la ciudad en ese día. Al amanecer, el P. DuBourg comenzó una misa con la misma intención. En el mismo momento de la Comunión un mensajero entró corriendo en la capilla anunciando que Andrew Jackson y sus hombres habían ganado la victoria, y la Misa terminó con el alegre canto del Te Deum.