Del sitio Gaudium Press:
La historia ha demostrado la constante presencia maternal de María Santísima en los momentos de dificultad, muy similares a los que atraviesa hoy la humanidad con la pandemia del Covid-19.
Uno de estos hechos ocurrió en España durante la Peste Negra que asoló a Europa en el siglo XIV; más exactamente a la localidad de Puertollano, situada en la Provincia de Ciudad Real.
Sucedió en el año 1348 cuando la gran peste llegó a este municipio desde el sur del país. Los cronistas de la época describen que la enfermedad arribó “como si de una nueva invasión árabe se tratara (…) asolando las aldeas, villas y ciudades el Campo de Calatrava”.
Señalan las crónicas que fue tal la mortalidad de la peste que la población de Puertollano quedó reducida a 75 habitantes, únicamente 13 familias.
Las narraciones de entonces describen aquel momento así: “Estando en tan gran aprieto, e agotados todos los remedios que alquimistas e curanderos podrían proporcionar, todos los que pudieron acudieron al templo para invocar la protección de la Madre de Dios, e pasaron toda la noche en la oración, e por la especial mediación de la Virgen hallaron remedio y consolación”.
Cuentan que en acción de gracias a Nuestra Señora -La Virgen de Gracia-, la población de Puertollano realizó el Santo Voto, que se conmemoraría a perpetuidad en las cercanías de la solemnidad de la Ascensión del Señor. Las crónicas indican: “Ansí en reconocimiento e gratitud por el celestial amparo facieron Santo Voto en honor de los desposorios de la Virgen con el Señor San José. Acuesta fiesta del Santo Voto es a perpetuidad, a celebrar todos los años el día de la octava de la Ascensión del Señor”.
Desde entonces, hasta hoy, los pobladores de la localidad española ofrendan a la Virgen María 13 vacas en recuerdo de las familias que sobrevivieron a la Peste Negra, mientras que los que acuden a los homenajes marianos, son agasajados con pan y garbanzos.
Pero ésta no fue la única gracia que María Santísima concedió al pueblo de Puertollano, en otra ocasión la conservó de otra peste. Así ocurrió durante el reinado de los Reyes Católicos, en 1486, año en que llegó una epidemia.
Muchas personas estaban muriendo, y como en el pasado, los que aún estaban sanos, acudieron al amparo de la Virgen pidiendo su auxilio.
Le prometieron a Nuestra Señora de Gracia que construirían una ermita en su honor si la epidemia cesaba. Lo fieles acudieron en procesión para señalar el lugar, y una vez en el sitio, el contagio cesó.
La ermita se sitúa a la entrada del valle llano que da nombre a esta ciudad.
24 de mayo de 2020
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