24 de octubre de 2017

Nuestra Señora de los Ermitaños

La devoción a la Virgen Santísima en Suiza se remonta al siglo VI. El obispo Mario de Avanches le dedicaba una iglesia en Payerne el 24 de junio del 587. Desde el siglo VII, y especialmente en el X, las iglesias dedicadas a la Virgen se multiplicaron. Las catedrales de Sion, Lausana, Basilea, Coire y Constanza estaban dedicadas a María. El más antiguo y más activo centro del culto mariano en Suiza ha sido durante muchos siglos el célebre santuario de Santa María de los Ermitaños de Einsiedeln. Se puede afirmar que toda la vida religiosa de Suiza está íntimamente ligada a este monasterio.

En el año 934, San Benno de Metz fundaba allí la abadía benedictina. Un documento del emperador Oton I, del año 947, habla de un convento erigido en honor de San Mauricio y de la Madre de Dios. La consagración de la pequeña iglesia, situada hoy bajo la amplia bóveda de la iglesia abacial, tuvo lugar el 14 de septiembre de 948. Documentos del Siglo XIV dan testimonio de Einsieldeln como lugar de peregrinación. Y más tarde, un verdadero bastión del catolicismo contra la Reforma protestante. Aún hoy, como en el pasado, es un centro mariano y religioso de primer orden.

El edificio, destruido durante la Revolución de 1798, fue reconstruído, con las mismas dimensiones que el anterior, en el año 1817. Allí se venera la milagrosa imagen de María Santísima del siglo XV, una imagen que desde hace siglos constituye un verdadero enigma para los estudiosos. Las peregrinaciones que allí han acudido y que siguen acudiendo de todas las partes de Suiza y de Alemania, especialmente el 14 de septiembre y el 13 de octubre, son extraordinariamente numerosas.

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