15 de enero de 2022

Nuestra Señora de los Buenos Aires

 Del sitio Iglesias de Buenos Aires (sitio registrado de Miguel Cabrera):

El 9 de septiembre de 1893, Celina Bustamante de Beláustegui donó un gran terreno en Caballito para que los Mercedarios construyeran su escuela e iglesia. Cincuenta años antes, la orden había sido despojada de la Basílica Nuestra Señora de la Merced y monasterio San Ramón en el casco histórico por medio de un decreto confiscatorio emitido por Rivadavia que también los obligaba a disolver la orden y unirse al clero secular o emigrar a las provincias. Sin techo y en la más absoluta pobreza, los hermanos se mudaron a la por aquel entonces área rural donde debían caminar una distancia diaria considerable para asistir a los servicios religiosos en la Iglesia »vecina» del Buen Pastor, unas veinte cuadras al norte.

Dice Fray José Brunet en su obra “Santa Maria del Buenos Aires” que, la Basílica de Buenos Aires, cuyas torres alcanzan los 75 metros de altura, es un proyecto del arquitecto salesiano Ernesto Vespígnani (el mismo que construyo Maria Auxiliadora) quien adoptó los planos del Ingeniero Conde Carlos Copi para la iglesia del Sagrado Corazón de María de la ciudad de Turín

A la muerte de Vespígnani, lo sucedió el padre Francisco Martínez, también salesiano. Los primitivos constructores Murnie y Costa fueron reemplazados por Pini y Costa. 

Este templo tuvo 3 antecesores en este mismo lugar. El primero, un modesto oratorio dedicado por los padres cordobeses Osan y Torres a San Pedro Nolasco, fundador de los mercedarios y bendecido por Monseñor Federico Ameiros el 17 de noviembre de 1893. 

El 10 de marzo de 1894, en la esquina de la calle Gauna, hoy Gaona, y otra calle proyectada, hoy Espinosa, Monseñor Antonio Espinosa bendijo la piedra fundamental de una capilla que se inauguro el 10 de agosto del mismo año 1894 y en la que en 1895 se celebró por primera vez en Buenos Aires a Nuestra Señora de Bonaria. Hoy es una de las aulas del colegio contiguo. El 21 de septiembre de 1897 se pasó a otra capilla construida por Nicolás González y bendecida por Monseñor Espinosa. 

El 4 de agosto de 1918 se colocó y bendijo la piedra fundamental en la esquina de la avenida Gaona y Espinosa y el 24 de septiembre se descubrió la imagen catalana de mármol de Nuestra Señora de la Merced a efectos de conmemorar los 700 años de la orden mercedaria en presencia de un representante papal. Fue inaugurada el 3 de diciembre 1932 y restaurada a principios de la década de 1990.  

Su estilo es el neogótico o lombardo del norte de Italia. Un importante rosetón pentagonal sobre la fachada y a ambos lados de ellas; y las bases de las 2 torres campanarios (una de ellas tiene un reloj de 1928), de planta cuadrangular colocadas diametralmente a los ejes del edificio envuelven el majestuoso atrio con 2 puertas centrales. Esas notables torres están espléndidamente decoradas con terrazas de celda campanaria en forma de templete circular con recortes y calados con catorce estatuas de santos mercedarios.

En esas macizas puertas de bronce construidas por la firma Piana & Gatuzzo, se rinde homenaje, con esculturas en relieve, a Juan Díaz de Solís, Pedro de Mendoza, Cristóbal Colon y Juan de Garay. En su interior, podemos admirar un baldaquino de diecinueve metros de granito rosado alemán con capiteles de bronce coronado por doce ángeles es obra de Quintino Piana. Fue presentado en 1926 con el Altar Mayor de mármol italiano decorado con mosaicos venecianos que pone de manifiesto la excelencia de la firma Cadenazzi.

En el altar mayor encontramos las imágenes de Nuestra Señora de la Merced y Nuestra Señora de los Buenos Aires, ubicada sobre una embarcación.Esa estatua fue realizada por la firma parisina Barelli y fue bendecida el 25 de abril de 1897 y colocada en el Altar el 14 de mayo con la celebración de las fiestas patronales El Templo tiene una longitud de 80 metros de largo y por su estructura tiene una particular luminosidad. 

La pila bautismal fue esculpida conforme el diseño del padre José Márquez, alma mater del emprendimiento, quien imaginó »un ángel que es todo poesía entre ramos de azucenas y coronas de rosas para el bautisterio, lleva corona de laurel y hay un niño sonriente a sus pies». La estatua en mármol de Carrara fue llevada a cabo en forma más que fidedigna. Otro ángel con una paloma a sus pies se yergue sobre una pila de agua bendita decorada con querubines en el vestíbulo. Juan Crai, escultor argentino, fue uno de los artesanos que trabajó con la dirección de Alejandro Canabó en la maravillosa obra de escultura y revestimientos. Especialmente encantadores son las estatuas de los acólitos con el hábito mercedario para ofrendas esparcidos por toda la basílica.  

Las once campanas genovesas para los campanarios de setenta y cinco metros -uno de los cuales contiene el reloj-se colocaron en 1928. Coronadas por estilizadas agujas con cruces, las notables torres están espléndidamente decoradas con terrazas de celda campanaria en forma de templete circular con recortes y calados con catorce estatuas de santos mercedarios. La impresionante basílica de ochenta metros de largo y treinta y dos de ancho es de cemento armado. 

En la planta alta se encuentra el Camarín de la «Virgen Generala», Nuestra Señora de la Merced ante la cual Manuel Belgrano le entregó el bastón de mando tras la batalla de Tucumán. La imagen de la Virgen de la Merced que se utilizó en torno al 24 de octubre (un mes después de la batalla) era la «procesional», no la del altar. Es común y razonable que exista una imagen portante para los actos públicos. La que nos interesa estaba en guarda en la familia «camarera» (eso era también común en siglos pasados) que se ocupaba no solo de guardarla y rendirle culto, sino de mantenerla en condiciones para cuando le fuese requerida. 

Tras la batalla de Tucumán seguramente muchas veces fue y volvió a la iglesia (hoy Basílica) con motivo de las celebraciones del 24 de septiembre. Sin embargo, parece que esa costumbre se fue perdiendo y a principios del siglo XX, los descendientes de aquella familia camarera se enteraron que los Mercedarios se habían radicado nuevamente en Buenos Aires, y quisieron devolver la imagen; la ofrecieron a la Orden y dos religiosos de la comunidad porteña viajaron a Tucumán y en tren, trajeron la imagen histórica en 1913.

Entre tanto, estaba apenas iniciada la construcción de la Basílica se reservó para ella el Camarín, originariamente destinado a la Virgen de Buenos Aires, titular del templo. Claro que el bastón de mando de Belgrano no estaba en casa de la familia camarera, sino en la iglesia Nuestra Señora de la Merced de Tucumán, y por eso en el Camarín esta solamente una réplica de ese elemento histórico.



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