27 de noviembre de 2017

Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa

De la Enciclopedia Católica:
La devoción comúnmente conocida como la de la Medalla Milagrosa debe su origen a Zoé Labouré, un miembro de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, conocida en religión como Hermana Catalina Labouré, a quien la Santa Virgen María se le apareció tres veces en el año 1830, en la casa madre de la comunidad en París. (Santa Catalina Labouré fue canonizada en 1947 por el Papa Pío XII)
La primera de estas apariciones ocurrió el 18 de julio, la segunda el 27 de noviembre y la tercera poco tiempo después. En la segunda ocasión, la hermana Catalina registra que la Bendita Virgen se le apareció como parada sobre un globo, y llevando un globo en sus manos. De sus dedos emanaban rayos de luz que parecían salir de anillos fijados con perlas preciosas. Éstos, dijo ella, eran símbolos de las gracias que se le concederían a todos los que las pidieran. La hermana Catalina añade que alrededor de la figura apareció un óvalo que llevaba en letras doradas las palabras “Oh, María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti”; en la parte de atrás aparecía la letra M coronada con una Cruz y con un travesaño debajo, y debajo los Sagrados Corazones de Jesús y María, el primero rodeado por una corona de espinas, y el segundo atravesado por una espada.
En las segunda y tercera de estas visiones se le dio una orden de que mandase a acuñar una medalla según el modelo revelado, y se le hizo la promesa de que se concederían grandes gracias a los que la usaran después de bendecida. Después de una investigación cuidadosa, M. Aladel, el director espiritual de la Hna. Catalina, obtuvo la aprobación de Monseñor de Quelen, arzobispo de París, y el 30 de junio de 1832 se hicieron las primeras medallas y con su distribución la devoción se extendió rápidamente.
Uno de los hechos más notables registrados en conexión con la Medalla Milagrosa es la conversión de un judío, Maria Alfonso Ratisbonne de Estrasburgo, quien se había resistido a las insistencias de un amigo para que entrara a la Iglesia.
M. Ratisbona consintió algo renuente de usar la medalla, y estando en Roma, entró por casualidad a la iglesia de Sant’ Andrea delle Fratte y tuvo una visión de la Santísima Virgen exactamente como está representada en la medalla, tras lo cual ocurrió inmediatamente su conversión. Este hecho recibió sanción eclesiástica y está registrado en el Oficio de la fiesta de la Medalla Milagrosa. 
En 1847, M. Etienne, superior general de la Congregación de Sacerdotes de la Misión obtuvo del Papa Pío IX el privilegio de establecer en las escuelas de las Hermanas de la Caridad una confraternidad bajo el título de Inmaculada Concepción, con todas las indulgencias anexas a una sociedad similar establecida para sus estudiantes en Roma por la Compañía de Jesús. Esta confraternidad adoptó la Medalla Milagrosa como su emblema, y los miembros, conocidos como Hijos de María, la usan colgada de una cinta azul.
El 23 de julio de 1894, el Papa León XIII, luego de que la Sagrada Congregación de Ritos, hiciera un examen minucioso de los hechos, instituyó una fiesta con un Oficio y Misa especiales, de la Manifestación de la Inmaculada Virgen bajo el título de Medalla Milagrosa, para que los sacerdotes de la Congregación de la Misión la celebraran anualmente el día 27 de noviembre, con un rito de doble de segunda clase. Para las comunidades de ordinarios y religiosos que pidieran el privilegio de celebrar la festividad, su rango sería de fiesta mayor doble. Un decreto posterior, datado 7 de septiembre de 1894, permite que cualquier sacerdote diga una Misa propia a la fiesta en cualquier capilla unida a una casa de las Hermanas de la Caridad.

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