Del sitio Píldoras de Fe:
nos encomendamos a ti en todos nuestros momentos difíciles y terribles que vivimos,
para todos esos casos graves que nos llevan a la desesperación.
Te rogamos, querida Madre,
que guíes y asistas a nuestro Santo Padre,
a nuestros obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas y
laicos comprometidos en su misión apostólica,
para que puedan prestar ayuda a todos aquellos
que necesitan de palabras de fuerza y fe, en la dificultad.
María, Madre de la Iglesia,
ilumina al pueblo de Dios por los caminos de la fe, la esperanza y el amor.
Tú nos has sido entregada como madre por tu Divino Hijo
en el momento de su muerte redentora.
Te pedimos, dulce Madre,
que aumentes nuestra confianza mientras atravesamos los tiempos difíciles
que estamos viviendo.
Interviene con tu mano amorosa en todas las familias donde hay separación,
desacuerdos, conflictos serios, y
que se encuentran distantes de la Iglesia,
de los sagrarios, de los sacramentos.
Recuérdanos a nosotros tus hijos en este momento de dificultad y de crisis,
apoya nuestras oraciones para que lleguen con prontitud al Trono de Dios.
Preserva nuestra fe,
fortalece nuestra esperanza,
aumenta nuestra caridad.
María, Madre de la Iglesia,
ayúdanos a vencer la amenaza del mal,
que tan fácilmente se arraiga en los corazones de la gente de hoy.
Líbranos de la angustia y el miedo.
Querida María, Madre de la Iglesia, a ti ahora elevamos estas invocaciones:
De las guerras frías o biológicas,
de la autodestrucción incalculable de la humanidad,
y de todo tipo de guerra, líbranos, María, Madre de la Iglesia.
De los pecados contra la vida humana desde el momento de su concepción hasta su final, líbranos, María, Madre de la Iglesia.
De todo tipo de injusticia en la vida de la sociedad,
líbranos, María, Madre de la Iglesia.
De la disposición a pisotear los mandamientos de Dios,
líbranos, María, Madre de la Iglesia.
De los intentos de sofocar la verdad de Dios y de eliminar la libertad religiosa,
líbranos, María, Madre de la Iglesia.
De la pérdida de la conciencia del bien y del mal,
líbranos, Madre de la Iglesia.
líbranos, María, Madre de la Iglesia.
De las dificultades de la vida, las crisis nacionales o mundiales,
líbranos, María, Madre de la Iglesia.
De las pandemias, enfermedades y pestes,
líbranos, María, Madre de la Iglesia.
De la pandemia de la pobreza generalizada y la indiferencia hacia los más necesitados, líbranos, María, Madre de la Iglesia.
Oh María, sin pecado original concebida,
nosotros que estamos reunidos aquí hoy nos ponemos bajo tu especial protección.
Nos proponemos seguir tus pasos e imitar tus virtudes.
Obtén para nosotros, oh tierna Madre, la gracia de ser fiel a esta promesa.
Amén.