Del sitio Fundación Cari Filii:
La Iglesia celebra cada 7 de octubre la fiesta de Nuestra Señora del Rosario, y por ello todo este mes está dedicado a la celebración del Santo Rosario. Fue durante la batalla de Lepanto, en 1571, cuando el Papa San Pío V pidió a los cristianos que rezaran el rosario, y como consecuencia la batalla fue ganada por las fuerzas cristianas.
Atribuyendo la victoria a la oración a la Santísima Virgen, se instituyó una nueva fiesta: Nuestra Señora de la Victoria, que pasó luego a ser la fiesta de Nuestra Señora del Rosario. Pero, ¿cómo se convirtió este rezo en la devoción católica más popular?
Según se cuenta, la Virgen se apareció con un rosario en las manos en julio de 1200 a Santo Domingo de Guzmán, instruyéndole a usarlo como ayuda contra la herejía albigense que se extendía a principios del siglo XIII. A la par, los monjes y laicos, que no sabían leer, rezaban 150 padrenuestros, contando con un collar de cuerdas, en lugar de recitar los salmos para el Oficio Divino.
La devoción mariana aumentó en el siglo XII y finalmente se sustituyeron los padrenuestros por los avemarías. En el siglo XIV, las 150 oraciones fueron divididas por el fraile dominico Henry Kalkar; se quedaron en 15 y cada una meditaba sobre un evento de las vidas de Jesús y María.
Fue otro dominico, Alanus de Rupe, el que, en el siglo XV, los dividió en diferentes misterios de la historia de la salvación: gozosos, dolorosos, y glorioso. El fraile formó así el "Salterio de la Santísima Virgen" y el Papa San Pío V, en 1569, en la bula Consueverunt Romani Pontifices, aprobó oficialmente el rosario tal como lo conocemos hoy.
Ya en el siglo XIX, el Papa León XIII animó a los católicos a utilizar más esta devoción y escribió 12 encíclicas sobre el rosario. Otro Papa devoto de esta oración fue San Juan Pablo II, quien escribió la carta apostólica Rosarium Virginis Mariae (El Rosario de la Virgen María) en 2002 y añadió los misterios luminosos al rosario.
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