21 de julio de 2024

Nuestra Señora nos conduce a Jesús

 Del sitio Píldoras de Fe:

Bien conocemos la historia de que el Espíritu Santo visitó a la Santísima Virgen María por medio del Arcángel San Gabriel, quien le mostró la propuesta de la encarnación del Verbo, y Ella contestó enseguida: "Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra", y el Verbo se hizo hombre en Ella y así habitó entre nosotros. María siguió el camino del amor, tuvo en su vientre a quien es el camino, le enseñó a caminar a quien es el camino. Es por ello que, nadie más que María para enseñarnos el camino a Jesús y el amor que debemos tener hacia Él. María nos conduce a Jesús de diferentes formas y aquí lo descubrirás.

En su exhortación apostólica: "MARIALIS CULTUS", para la correcta ordenación y desarrollo del Culto a la Santísima Virgen María, el Papa Pablo VI habla de la singular dignidad de María. En ella, Pablo VI afrima: "#32. Finalmente, siendo connatural al genuino culto a la Virgen el que "mientras es honrada la Madre (…), el Hijo sea debidamente conocido, amado, glorificado" (98), este culto se convierte en camino a Cristo, fuente y centro de la comunión eclesiástica, en la cual cuantos confiesan abiertamente que Él es Dios y Señor, Salvador y único Mediador (cf. 2,5), están llamados a ser una sola cosa entre sí, con El y con el Padre en la unidad del Espíritu Santo."

Y también escribiría más adelante en la misma Exhortación: "#57.- Cristo es el único camino al Padre (cf. Juan 14, 4-11). Cristo es el modelo supremo al que el discípulo debe conformar la propia conducta (cf. Jn 13, 15), hasta lograr tener sus mismos sentimientos (cf. Filipenses 2,5), vivir de su vida y poseer su Espíritu (cf. Gálatas 2, 20; Romanos 8, 10-11); esto es lo que la Iglesia ha enseñado en todo tiempo y nada en la acción pastoral debe oscurecer esta doctrina. Pero la Iglesia, guiada por el Espíritu Santo y amaestrada por una experiencia secular, reconoce que también la piedad a la Santísima Virgen, de modo subordinado a la piedad hacia el Salvador y en conexión con ella, tiene una gran eficacia pastoral y constituye una fuerza renovadora de la vida cristiana".

Observamos entonces que, la grandeza de María radica en su voluntad de continuar trayendo a Jesús al mundo. No llama la atención sobre sí misma, sino sobre él. Como señala el Catecismo de la Iglesia Católica, "Lo que la fe católica cree sobre María se basa en lo que cree sobre Cristo, y lo que enseña sobre María ilumina a su vez su fe en Cristo" (487).

Aunque se ha escrito muy poco en las Escrituras sobre la Santísima Virgen María, lo que está registrado nos enseña mucho sobre su camino de fe. Todos estamos familiarizados con los humildes comienzos de María, su profunda fe, gracia y docilidad, y su presencia continua durante la vida de nuestro Señor, Jesús. Pero, ¿qué debemos aprender de nuestra madre espiritual? Pues que María nos conduce a Jesús de muchas formas.

Juan, el discípulo al que Jesús amaba, llevó a María a su casa, a su vida. Muchos han coincidido en que, estas palabras del Evangelio, son como una invitación para todos los cristianos para que también lleven a María a sus vidas y a sus hogares. María ciertamente quiere que la invoquemos, que nos acerquemos a ella con confianza, que la invoquemos como nuestra Madre, pidiéndole que "muestre que eres nuestra Madre" y que es el camino más efectivo que nos lleva a Jesús.

En su exhortación apostólica, Evangelii Gaudium (La alegría del Evangelio), el Papa Francisco llamó a María, la madre de la evangelización. "Con el Espíritu Santo, María está siempre presente en medio del pueblo", escribió. "Ella se unió a los discípulos en la oración por la venida del Espíritu Santo (Hechos 1:14) y así hizo posible el estallido misionero que tuvo lugar en Pentecostés. Ella es la madre de la Iglesia que evangeliza, y sin ella, nunca podríamos entender verdaderamente el espíritu de la nueva evangelización".

Cuando se trata de seguir el camino como un verdadero discípulo, la Santísima Virgen María es el ejemplo que los católicos estamos llamados a seguir. Ella es el modelo perfecto de discipulado. Las distintas devociones marianas, el rezo del rosario, oraciones, nos dan una posibilidad real de transitar junto a ella, el camino de Cristo, teniendo una relación profunda con Dios a medida que vamos conociendo sus caminos.

"Como una verdadera madre, [María] camina a nuestro lado, comparte nuestras luchas y nos rodea constantemente con el amor de Dios".(Papa Francisco)

Necesitamos de la Virgen María porque Ella es el camino que nos lleva a Jesús. Cristo se ha servido de esta hermosa creatura que es la Virgen María, para llevar a cabo su plan de redención

A través de los distintos títulos que la Iglesia ha dado a María a lo largo de toda nuestra historia: Madre de la Iglesia, Madre de Misericordia, Reina del Cielo, Madre de Dios, Intercesora, Estrella de la mañana, todo esto nos muestras el camino a Jesús.

Necesitamos de la Virgen María hoy más que nunca, porque Ella nos conduce hacia las Gracias que Cristo quiere darnos. Ella nos ofrece el amor de Dios a través de su propio seguimiento. Ella nos enseña cómo acoger, meditar y vivir la palabra de Dios, acogiéndola y meditándola en nuestro corazón (Lucas 2,9)

María nos enseña a caminar hacia Jesús de un modo completamente íntimo. Necesitamos de su ejemplo continuo en nuestras vidas, aprendiendo de Ella a vivir en la fe, la esperanza, caridad, la obediencia, humildad, pobreza y oración.

La Virgen María ayuda a construir continuamente la Iglesia y la mantiene unida a través de su intercersión. Es difícil tener devoción a nuestra Señora y no sentirse más atraído hacia el amor de Jesús, y también más cercano a neustros hermanos de la Iglesia y al Papa. Al vernos como parte de la Iglesia y unidos a nuestros hermanos en la fe a través de las distintas devociones hacia nuestra Madre., comprendemos más profundamente que somos hermanos de toda la humanidad, pues la Iglesia ha sido enviada a todos los pueblos de la tierra.

"La Virgen nos ayuda a crecer fuertes. Una madre ayuda a sus hijos a crecer y quiere que crezcan fuertes; por eso les enseña a no ser perezosos, lo que también puede derivar de un cierto tipo de bienestar, [y] a no hundirse en una vida cómoda, contentándose con las posesiones. La madre se ocupa de que sus hijos se desarrollen mejor, que crezcan fuertes, capaces de aceptar responsabilidades, de comprometerse en la vida, de luchar por grandes ideales. El Evangelio de San Lucas nos dice que en la familia de Nazaret, Jesús "creció y se hizo fuerte, lleno de sabiduría; y el favor de Dios estaba sobre él" (Lucas 2:40). La Virgen hace precisamente esto por nosotros; nos ayuda a crecer como seres humanos y en la fe, a ser fuertes y a no caer nunca en la tentación de ser seres humanos y cristianos de manera superficial, sino a vivir responsablemente, a esforzarnos cada vez más." (Papa Francisco)

Que podamos ser completamentre dóciles al Espíritu Santo y así lleguemos también, como María, a la plenitud de amor siguiendo el camino que ella misma nos enseña. A María le rogamos, que nos enseñara a amar más a Jesús como Ella lo hizo. Que nos muestre el camino hacia Jesús y nos alcance las fuerzas de contar con la humildad y la aceptación del plan de Dios.

Oración para que María muestre el camino.

Oh Santísima Virgen María, 
tú eres nuestra esperanza para siempre, 
quien nos lleva al camino hacia el encuentro con el Amor. 
Tú eres nuestra esperanza, 
porque en todas las circunstancias supiste corresponder completamente a la voluntad del Señor. 
Tú eres nuestra esperanza, 
porque el mismo Jesús nos confió a ti en la hora de la cruz, 
porque tú eres verdaderamente nuestra madre. 
Te pedimos que cuides de todos tus hijos como cuidaste a Jesús Niño. 
Confiamos en ti como un niño confía en su madre, 
llévanos hasta tu Hijo Jesús: 
ayúdanos a seguir el camino hasta el fin para que nuestra esperanza no sea defraudada. 
Amén. 

 

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