La Catedral de Toledo es el centro de la ciudad y el centro de la archidiócesis. Tiene un gran valor histórico, artístico y teológico.
La Catedral de Toledo comenzó a construirse en el año 1227. Se construye bajo los cimientos de la Catedral visigoda del siglo VI, utilizada como mezquita. Su primer arquitecto es el maestro Martín, de origen francés, a quien se deben las trazas de la planta y los comienzos de la obra en la cabecera del templo.
8 capillas son de visita imprescindible al visitar y acudir a la Catedral de Toledo: la Capilla Mayor, la Capilla de los Reyes Nuevos, la Capilla de Santiago, la Capilla de San Ildefonso, la Capilla de la Descensión, la Capilla Mozárabe, la Capilla de San Blas y la Capilla del Santísimo.
A ellas hay que sumarle lugares de gran riqueza artística, como por ejemplo la Sacristía de la Catedral, un auténtico Museo lleno de obras de arte: su bóveda, un grandioso fresco de Lucas Jordán que representa la Descensión de la Virgen en la imposición de la casulla a San Ildefonso.
La importancia de la catedral con respecto a otras Iglesias de la diócesis es por encontrarse allí la sede del obispo, pero la Catedral de Toledo tiene además una característica especial. Está construida basada en una piedra especial: la piedra de María.
La piedra angular que dio origen a la edificación es la piedra de la Virgen. Se trata del lugar donde posó sus la Virgen María al aparecerse a San Ildefonso para para entregarle la casulla, bordada en los talleres del cielo, como agradecimiento por haber defendido su perpetua virginidad.
Se encuentra en un lugar “escondido”, pero que los toledanos conocen bien. Escondido en una urna de jaspe rojo donde, a través de dos pequeñas rejas de hierro, se ve una piedra blanca. La piedra se encuentra ya bastante desgastada por el roce de los dedos y la plegaria a la virgen.
Lugar aparentemente escondido pero bien visible para el alma toledana. El pueblo sabe más que la historia y hace historia escribiendo el desgaste de la piedra -ya bastante desgastada con la escritura de generaciones milenarias- con el roce de los dedos y la plegaria a la Virgen.
Así se dice en oración:
Cuando al Reina del cielopuso los pies en el sueloen esta piedra los puso.De besarla tened uso,para más vuestro consuelo.
Con los dedos calentado la piedra y con el corazón rezando el Ave María, veneremos este lugar en que puso los pies la Santísima Virgen.
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