Del sitio Gaudium Press:
(Pecador):
Aquí a vuestros pies, Señora:
Anclado en esta vergüenza,
buscando ocultar mi rostro,
a vuestras pupilas de oro,
y a vuestro manto de estrellas.
Pero hay algo de irresistible,
en la bondad imperial
del brillo de vuestra mirada,
que nunca iguala el cristal.
Ayer olvidé las gracias,
tributo que debo prestar,
por habitar en tu hogar,
de inciensos y de esmeraldas.
Y entonces quise ir muy lejos.
Pecador, gritaba ‘victoria’,
y ebrio de libertad loca,
burlaba tus madres deseos.
Mas poco tiempo después,
mi alma moría
de hastío,
mis huesos calaban ríos,
tristezas de un cielo frío,
Edén que no podía ser.
Y ahí me acordé de Vos,
de cuando
corría en tus campos,
de santos y verdes rebaños,
de luces y blancos
lirios,
de frutas y de candor.
Y añoré volver junto a Vos;
rociarme con vuestras lágrimas,
comparecer a tus plantas,
y solo pediros perdón.
Y ahora estoy junto a Vos,
temblando de suave temor,
no más que un malhechor,
que ansía el olor de tu savia.
(La Virgen)
Madre del Puro y sin mancha,
del Cordero sin pecado,
soy la Reina de la Creación,
y de todo el Género Humano.
Soy Madre del hijo pródigo,
que un día partió a lo lejos,
y al parecerse a los puercos,
recordó lo que Él nos dijo:
“Venid todos los cansados,
los heridos y agobiados,
que más ligera es mi carga,
mi yugo y mi esperanza”.
Siervos matad el becerro,
ha regresado otro Adán.
Vamos pues a celebrar,
abrid las puertas del hierro.
Y no olvides la ruda lección:
Refúgiate en mis enaguas,
que son de almidón y lino,
mas fuertes que las murallas.
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