30 de julio de 2023

El retorno de Nuestra Señora


 Del sitio Gaudium Press:

Como una tarde de frío, 
como lluvia sin rocío,
 como una caverna oscura, 
era la Tierra en penumbra.
 
Esperanza, yacías muerta, 
Ilusión, ya no despiertas; 
los placeres desgastados, 
un laúd despedazado.
 
Pero Dios oyó el quejido, 
de esas almas en lamento, 
y una Perla, la más fina, 
imaginó en su portento:
 
En su cándido nombre, 
el susurro de los mares; 
En sus cabellos castaños, 
diez faroles sin iguales; 
De su seno purísimo, 
el Autor de los Cantares”.
 
Al inicio gritó Dios: 
– Háganse los luceros: 
se cristalizaron los ángeles, 
eran, puros, cándidos, fieros.
 
Pero un tercio de la luces, 
se sumergió en la penumbra; 
en vez de vivos colores, 
su voz de carbón retumba.
 
Vagaron por la tierra, 
envidiaron a los hombres: 
pues ocuparían sus tronos, 
que gobernarían señores.
 
– ¡Infelices! ¡Animales!, 
así les aullaban las sombras. 
– ¿Qué es lo que os creéis, 
si seréis más bien derrotas?
 
Se esparcieron sin tardanza, 
maquinando sus maldades: 
– A este… le trituren la esperanza; 
– ¿Y a ese…? – Vomítense en sus carnes; 
– ¿Aquel…? – Que se incendie en ciego orgullo; 
– ¿Y a este…? – Que respire en viciados aires.
 
– ¡Pero miren ese!, la luz todavía refleja… 
– Pues sea ahora atacado, 
por cielo, por mar y por tierra.
 
El mundo se tornó en sombra, 
fue caverna, fue pantano. – ¿Y los jardines del Edén?, 
– Ja, ilusos,
un mero recuerdo vano.
 
Embriagados de victoria, 
ahítos a porfía. 
Hasta que llegó el día, 
que en el corazón de Dios, 
empezó a latir ‘María’.
 
– Ja, no temáis solo una niña, 
una de esas ya engañamos, 
la Luz la llamaba Eva
y a Adán encadenamos.
 
Pero llega el temido día: por fin surge María.
Los ángeles buenos, 
aunque eran avisados, 
lloran, cantan, ríen; fueron estupefactos:
 
– Ha llegado, es la Reina, 
congréguense batallones, 
pulid los filos, yelmos, 
blandid todos galones. 
– Y vosotras respirad alivio, 
ha nacido el nuevo río, 
donde mataréis el hastío, 
de almas en desvarío.
 
Fue entonces que todo cambió.
 
Del lodo como luceros, 
brotaron torres de Chartres
las arrepentidas Evas, 
parieron santos de arrabales.
 
De sombras surgió el vitral, 
que iluminó los instantes, 
de nuevos hijos de Adán, 
que engendraste como Madre.
 
Regresa tierna Señora, 
Virgen, Fuerte, Generala; 
vemos allá tu palacio, 
de zafiro, de lirio y jaspe. 
Pero esta Tierra desolada, 
implora tu reina estampa, 
así tu Divino Hijo, 
el Cristo-Cordero acampa.

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