2 de abril de 2022

La Iglesia de Roma donde la Virgen sangró

 Del sitio Aleteia:

El papa Sixto IV quiso comprobar en persona el milagro, y quedó impresionado.

Muy cerca de Plaza Navona se encuentra esta pequeña iglesia, muy importante por las obras de artes que la adornan, y por un evento milagroso sucedido en 1482.

Anteriormente en el lugar había una capillita dedicada a San Andrés de Aquarinariis, nombre que deriva de los vendedores de agua que negociaban en la zona.

En el año ya mencionado, un soldado borracho que pasó por el lugar, lanzó una piedra a la imagen de la Virgen María que se encontraba allí. Y ésta, milagrosamente, sangró.

El Papa Sixto IV, quiso constatar él mismo lo sucedido, y quedó tan impresionado que cambió el nombre de la iglesia a Santa María de la Virtud; también prometió remodelarla, ya que estaba en un estado deplorable.

Más tarde otro papa, Inocencio VIII, le vuelve a cambiar el nombre a la iglesia por el actual Santa María de la Paz, para para conmemorar la concluida paz de Bagnolo que puso fin a la guerra entre el Estado Pontificio, Venecia y el Reino de Nápoles.

El diseño de la nueva iglesia fue confiado al arquitecto Baccio Pontelli, mientras que a principios del siglo XVI, Bramante construyó el claustro y el convento que se encuentran anexos a la iglesia.

El claustro representa una de las obras más importantes del Renacimiento del siglo XVI y fue una de las primeras obras romanas diseñadas por Bramante después de su período milanés.

Hoy el claustro es un importante museo donde se exhiben importantes obras de arte.

Como dijimos al principio, la iglesia alberga importantes obras maestras de Antonio da Sangallo el Joven, Pietro da Cortona, Peruzzi y Carlo Maratta.

Pero muchos llegan a visitar la iglesia para admirar y estudiar la famosa “Sibilas y ángeles” de Rafael Sanzio comisionada por el banquero Agostino Chigi para el mausoleo familiar, dentro de la iglesia (la Capilla Chigi).

Rafael representó los mayores ejemplos de virtud y sabiduría del pasado, así como los primeros conocedores de la llegada del Mesías: las Sibilas y los Profetas.

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