Puede que pase por delante de ella cada mañana sin saberlo. Escondida de la carretera por un grupo de árboles, la capilla de Nuestra Señora de las Virtudes se encuentra en medio de un jardín "desde el siglo V". "Es el santuario más antiguo de La Flèche", afirma Jean Petit, presidente de la Asociación de Amigos de Notre-Dame-des-Vertus. Se construyó en una encrucijada durante la cristianización de la Galia.
En el siglo XI, "el señor de la Flèche construyó una entrada de estilo romano, hecha de toba y piedras de roussard", un color de ladrillo. La puerta de entrada es "el objeto mueble catalogado más antiguo de La Flèche, que data de 1470: representa a un guerrero musulmán que evoca el miedo a la invasión tras la toma de Constantinopla".
Tras caer en la ruina a lo largo de los siglos, se restauró por completo gracias a la ayuda de los jesuitas a partir de 1644: "Ellos convencieron al rey Luis XIII para que financiara esta restauración. Entonces le dieron el nombre de Notre-Dame des Vertus, en homenaje a la peregrinación del rey a Notre-Dame des Vertus en Aubervilliers (Seine-Saint-Denis) para pedir un descendiente, y cuyas oraciones fueron atendidas con el nacimiento del futuro Luis XIV", describe Jean Petit.
La capilla cuenta con numerosos trabajos de madera, esculturas, pinturas de época y un techo pintado del siglo XVII perfectamente conservado, que celebra "la Virgen María y el culto al Sagrado Corazón". "El símbolo de la Virgen se repite siete veces, al igual que el de los jesuitas. Al lado, los corazones traspasados representan la pasión de Cristo. "
Aunque su tamaño es modesto, la capilla tiene una influencia internacional: "Jérôme le Royer de la Dauversière, natural de La Flèche y fundador de la ciudad de Montreal, vino aquí a rezar con su tripulación antes de partir para la travesía del Atlántico en 1642. "Esta historia teje "lazos que aún unen a Francia y a Quebec". Incluso hoy, "los turistas de Quebec vienen a visitar la capilla".
La Asociación de Amigos de Notre-Dame-des-Vertus trabaja para conservar y promover el edificio. "Todos los jueves, de abril a octubre, se celebra aquí una misa", dice Jean Petit, que cuenta con cerca de 3.000 visitantes en la capilla cada año.
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