24 de julio de 2024

Nuestra Señora de Balsamao

Del sitio Portugal les a les:

En los siglos IX y X, en el cambio del primer milenio después de Cristo, las tierras de lo que hoy es Portugal estaban pobladas por gentes de diferentes credos y creencias.

En aquella época, en la Serra de Bornes, en el Monte do Carrascal, a 12 kilómetros de Macedo de Cavaleiros, había un asentamiento moro con una mezquita y un castillo gobernado por un cruel emir llamado Abdel-Ali.

El emir era tiránico y despótico. Sentía un odio feroz hacia los cristianos de la vecindad y no perdía ocasión de humillarlos con normas y leyes injustas.

Estos cristianos sufrían mucho, soportando la ira constante de su opresor y los agravios que de ella se derivaban. En secreto, murmuraban contra él. Pero a los rumores de revuelta, el villano respondía que a los murmuradores se les cortaría la lengua.

Fue en este estado de cosas cuando Abdel-Ali, nunca satisfecho con la humillación que infligía a sus vasallos, decidió instituir como ley el "Tributo de las Doncellas", que consistía en la obligación de que las novias pasaran su noche de bodas en el harén del feroz moro, y que él fuera el primero en acostarse con ellas.

Pronto surgieron más voces de descontento contra esta nueva afrenta, sobre todo de jóvenes en edad de casarse. Pero, ¿cómo podían cambiar otra injusticia más, siendo pocos y estando mal armados?

El día de la boda se convirtió entonces en un calvario para aquellas personas e incluso podemos imaginar que muchos pospusieron la fecha para no pagar tan vil precio por la dicha conyugal.

Fue entonces cuando se fijó la fecha de la boda de Casimiro, un joven cristiano de la vecina localidad de Alfândega, hijo de Pedro Rodrigues da Malafaia, jefe de un grupo de guerreros llamado los Caballeros de las Espuelas de Oro. La novia también era cristiana y muy devota de Nuestra Señora. Se llamaba Teolinda y era hija de otro importante jefe local, D. Rodrigo Ventura de Melo, Señor de Castro (Castro Vicente, hoy parroquia del municipio de Mogadouro).

Casimiro se negó inmediatamente a cumplir el infame tributo de las doncellas y consiguió reunir un grupo de rebeldes para luchar contra el emir. Teolinda prometió entonces a la Virgen que, si escapaba de aquella deshonra, mandaría construir una capilla en su honor.

Algunos dicen que el novio se presentó ante el opresor con un gran velo, disfrazado de novia. Otros dicen que el tirano moro, sabiendo que se estaba gestando una revuelta, fue al encuentro de los insurrectos. Lo que parece cierto es que la lucha entre ambas partes comenzó en el campo de Chacim y fue dura y terrible.

La inferioridad numérica de los cristianos les hizo perder terreno rápidamente. Nunca se rindieron, pero fueron cayendo, heridos y exhaustos, rodeados por los moros, que eran más que muchos.

Entonces, en medio de la lucha, apareció una luz que poco a poco se hizo más brillante. Los cristianos vieron que la Virgen estaba allí y que sostenía en la mano una vasija de bálsamo, que aplicaba a las heridas. La Señora los animaba mientras los curaba: - ¡¡¡¡¡¡Enfréntate a los moros, enfréntate a los moros!!!!!!

Las heridas sanaron, el dolor pasó y los caballeros avanzaron de nuevo contra los aturdidos infieles. Y el final de la batalla no tardó en decidirse.

El emir fue asesinado, al igual que muchos de sus guerreros. El castillo moro fue incendiado y arrasado y la mezquita destruida.

El campo de batalla fue despejado y, como Teolinda (ahora casada con Casimiro) había prometido a la Virgen, se erigió una capilla sobre los restos de la mezquita en honor de Nuestra Señora del Bálsamo en la Mano, que con el tiempo se convirtió en Nuestra Señora de Balsemão o Balsamão. Allí se celebra una romería el 25 de marzo.

El lugar de la batalla pasó a llamarse Chacim (que significa cerdo), de ahí el nombre de la matanza que tuvo lugar allí.

También se dice que, debido a la valentía demostrada por los Caballeros de las Espuelas de Oro de Alfândega, esta localidad mereció el honor de llamarse Alfândega da Fé.

Junto a la Capilla de Nuestra Señora de Balsamão, se encuentra también el Convento del mismo nombre, con orígenes en la primera mitad del siglo XVIII, que hoy pertenece a la Congregación Mariana de la Inmaculada Concepción. También sirve como casa de retiro y reposo

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