8 de febrero de 2023

Icono de Nuestra Señora Ablandadora de Corazones Malvados

 

Del sitio Taller Iconográfico San Lucas:

En Europa occidental, la iglesia católica romana desarrolló los "Siete dolores" de la Madre de Dios, refiriéndose a siete acontecimientos dolorosos en su vida. En el siglo XV se convirtieron en fiesta con oraciones devocionales para cada uno de los "Dolores":

  1.     La profecía de Simeón en la presentación del Niño Jesús.  
  2.     La huida a Egipto con Jesús y José.  
  3.     La pérdida de Jesús en el templo.  
  4.     El encuentro de Jesús con la cruz a cuestas camino del calvario.  
  5.     La crucifixión y la agonía de Jesús.  
  6.     La lanzada y el recibir en brazos a Jesús ya muerto.  
  7.     El entierro de Jesús y la soledad de María.

Estos siete dolores también fueron representados en el arte religioso de occidente.

En Occidente, el arte es mucho mas psicológico, se presta mucha atención a lo emocional. Deforma que sus representaciones de esta imagen, subrayan en el lado humano, son infinitamente más emotivas. Sobre todo en la imaginería vinculada a las procesiones de semana santa. El Oriente se aleja de toda emotividad, y sus representaciones Icónicas se centran en el misterio y profundiza en el.

En Oriente, desafortunadamente, no existe información histórica sobre esta imagen, pero dada la fecha relativamente tardía del icono Ablandador de los Corazones Malvados (Умягчение злых сердец) como su aparición en el suroeste de Rus (en la frontera con la Europa católica romana), es probable que la imagen fuera adoptada por la Iglesia ortodoxa.

Es uno de los pocos casos en que la Santa Theotokos está representada sin el Dios Infante. En este icono su corazón se encuentra atravesado por siete espadas. El número siete en la escritura es simbólico e indica la plenitud. En este caso nos hace presente el dolor Total (ilimitado), que la Madre de Dios habría experimentado en el trascurso de la pasión de nuestro Señor Jesucristo.

El conocimiento de esta simbología, redimensiona su sentido, que va mucho mas allá del pretender con estas siete espadas una enumeración de dolores.

En la tradición más pura de este icono, tres de las espadas entran en su corazón desde la izquierda, tres espadas entran desde la derecha y una espada desde abajo. En ocasiones, es representado con cuatro de las espadas que entran en su corazón desde la izquierda, tres espadas que entran desde la derecha o incluso con siete flechas (Семистрельная) dispuestas de igual modo.

El evangelio narra, cómo el Santo profeta Simeón después de la presentación de Nuestro Señor en el templo, le dijo a María,: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción - ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»( Lc 2, 34-35)

Esta espada que ahora le profetiza Simeón a la Santísima Virgen María es la espada de la que habla el profeta Ezequiel, Dios ha bruñido, ha afilado una espada terrible para herir a su pueblo por sus pecados; es la espada de las víctimas, destinada a los príncipes de Israel, a su gran víctima. Dice el libro de Ezequiel, "Hijo de hombre, profetiza. Dirás: Así dice el Señor. Di: ¡Espada, espada! Afilada está, bruñida. Para la matanza está afilada, para centellear está bruñida... Se la ha hecho bruñir para empuñarla; ha sido afilada la espada, ha sido bruñida para ponerla en mano de matador. Grita, da alaridos, hijo de hombre, porque está destinada a mi pueblo, a todos los príncipes de Israel destinados a la espada con mi pueblo. Por eso golpéate el pecho, pues la prueba está hecha... oráculo del Señor Yahveh. Y tú, hijo de hombre, profetiza y bate palmas. ¡Golpee la espada dos, tres veces, la espada de las víctimas, la espada de la gran víctima, que les amenaza en torno!. A fin de que desmaye el corazón y abunden las ocasiones de caída, en todas las puertas he puesto yo matanza por la espada, hecha para centellear, bruñida para la matanza." (Ez 21, 14-20)

Nuestro Señor Jesucristo, ha sido la gran víctima, la víctima propiciatoria que por amor al hombre se ha ofrecido y ha pagado en su carne la condena que con toda justicia nos había sido impuesta a nosotros, los pecadores. Esta espada, asumida por Jesucristo, alcanza por su comunión a la Santa Teothokos, atravesando su alma y asociándose así a la pasión.

A todos nosotros que contemplamos la pasión, se nos revelan nuestros pensamientos ocultos con respecto al Mesías, enfrentándolos a una elección: estar con Cristo, o contra Él. Así, la profecía realizada por Simeón se cumple por completo: "una espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones ".

Ante los sufrimientos de Cristo y los de María, reconocemos nuestra realidad de pecado, somos pecadores y, por tanto, responsables de estos padecimientos. Las palabras de Nuestro Señor en la Cruz "perdónalos" nos resuenan demasiado fuerte, haciéndonos incapaces de condenar a nuestros enemigos, ya que el mal que recibimos de quienes nos ofenden, resulta minúsculo ante el que nosotros hemos inflingido al Santo y a su madre. Nos percatamos que el corazón malvado que tiene que ablandarse es el nuestro.

En este icono la Virgen esta representada con las manos alzadas en oración rezando por nosotros, los causantes de tales padecimientos. A ti que contemplas el icono, hoy la Santa Theotokos te invita a hacer lo mismo, a unirte a la oración de intercesión que Jesucristo y su santa Madre presentan ante el Padre por nosotros, sus enemigos.

Y así, este icono "Ablandadora de los Corazones Malvados" nos mueve a los cristianos a rezar por nuestros enemigos, no acusándolos de sus faltas sino confesando que el mal se encuentra en nuestros corazones y pidiendo ayuda. De esta forma , poco a poco, nuestros sentimientos de enemistad, los conflictos internos y los odios disminuyen, dando paso en nosotros al hombre nuevo, al hombre de las bienaventuranzas. "Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial." (Mt 5, 44-48)

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