5 de diciembre de 2022

Nuestra Señora del Viso de Monterrubio de Armuña

Del sitio Erasmusu:

El nombre de Monterrubio de la Armuña procede de la unión de los términos latinos demontem y roseus, cuyo significado es "monte rosado", en honor a las laderas y llanuras a los pies del Monte del Viso, desde el cual se puede divisar todo el territorio de la Armuña. Lugar de tranquilidad pura e incluso nata, a lo alto, se encuentra la ermita de Nuestra Señora del Viso a la que llega la romería cada 15 de agosto. La romería se celebra en conmemoración a esta Virgen y el ritual relacionado con la leyenda se celebra el día anterior, como leeremos más adelante. 

El nombre de este pueblo aparece por primera vez en 1164, bajo custodia del Obispo de Salamanca. Geográficamente hablando, se encuentra entre Mozodiel del Camino (N), San Cristóbal de la Cuesta (E), Villares de la Reina (S) y Aldeaseca de la Armuña (O). 

Actualmente, Monterrubio de la Armuña se ha convertido en una especie de "pueblo dormitorio", al que llegan familias buscando un lugar rural, cercano a la ciudad donde vivir apaciblemente. Es esta gente la que dota al pueblo de una "vida" que podría perderse, como de hecho ocurre en otros pueblos de la zona. Cuenta con más de 600 habitantes, habitantes que venidos de lejos o de la propia tierra deberían continuar con las tradiciones orales y ritualizadas. 

Corría el año 1870 y la primavera acababa de llegar a los campos de la Armuña, que se teñían de colores alegres y de la esperanza de pan. Un grupo de niñas de Mozodiel de Abajo (actual Mozodiel de Sanchíñigo) entre las que se encontraba la protagonista de esta historia, Isabel Méndez, bajaban al campo a recoger flores. La tarde parecía en calma, cuando una tormenta vino a solventarla. Todas las niñas consiguieron bajar hasta el pueblo, excepto Isabel. Sus padres estuvieron buscándola toda la noche sin resultado y suplicaron a la Virgen por su protección. Pero después de la tormenta siempre llega la calma, y por la mañana el cielo volvía a ser de un color celeste. Un campesino, de los que habían estado buscando a la niña, miró hacia la ermita y le pareció divisar una silueta femenina sentada; acto seguido subió y tras llegar arriba vio que no había nadie. Bajó unos metros y encontró a Isabel, sana y salva. 

La niña, ya junto a sus padres, contó que una señora la había arropado con su manto para evitar que se mojara y que le había dado de cenar un plato de lentejas y una pera. Además, le prometió que a la mañana siguiente podría coger las flores para su madre y que los cultivos no se verían afectados por la tormenta. 

Los paisanos adjudicaron este milagro a la Virgen, la Virgen del Viso, y por ello y para darle las gracias, cada tarde del 14 de agosto la Cofradía regala una pera a cada niño, en recuerdo de lo contado en la leyenda, y tres peras a cada cofrade. Más adelante, trataremos más a fondo el tema. 

 La ermita de Monterrubio está situada en el cerro del Viso, desde el que pueden distinguirse los anchos campos de la Armuña salmantina. Pertenece al estilo románico y fue construida durante los últimos años de la dominación árabe, aunque la población de la zona sugiere que fue lugar de residencia de frailes mercedarios. 

No se tiene certeza, sin embargo sobre los orígenes de esta Virgen del Viso, llamada así por la zona de asentamiento de su ermita. Los primeros datos que encontramos son los de una virgen de estilo bizantino, pero la talla que se conservaba era una imagen románica que portaba en su mano derecha una pera, algo que relacionamos con la leyenda. Y digo se conservaba, porque en 1963 fue robada y aún hoy su paradero sigue siendo desconocido. Para sustituirla se realizó una réplica lo más exacta posible, la que podemos ver hoy en día. 

Del relato de la niña perdida queda, como testimonio, la entrega de peras el día 14 de agosto, vísperas del día de la Virgen. En esta fiesta tan poco común, primero se realiza una misa en la ermita y más tarde se realiza la entrega de peras por parte de los cuatro mayordomos elegidos ese año. Se dan tres peras a cada cofrade (165 es su número actualmente) y una a cada niño asistente. Es un acto conocido como “confite”. 

Después de este confite, se sirve un refresco en la casa del Mayordomo más antiguo de la Cofradía o “si hace bueno” en el propio Monte del Viso, junto a la ermita. 

Antiguamente, eran sólo los cofrades los que tomaban como único alimento las tres peras, compartiendo el ayuno con los monjes que vivían allí. Además, solían ir vestidos con los típicos trajes charros: las mujeres con “la sabina” y los hombres con el sayo leonés con aletas y recio chaquetón. 

Esta tradición del día 14 está cobrando un protagonismo superior incluso a la fiesta principal del día 15. De hecho, el número de kilos de peras que se reparten se supera cada año, y aunque la gente más joven no conozca a groso modo sobre la festividad y la leyenda, como anteriormente mencionábamos, sí continúan con el ritual. 

 Este acto ha calado mucho en los vecinos, ya que hace que recuerden la protección de su Virgen en actos más cotidianos, como es el hecho de comer una pera. Y es cierto, aquello que pone en un texto que figura en los muros de la ermita,

En humilde santuario, sobre un cerro de la tierra armuñesa, como un trono de amor y fe tu Asunción celestial se venera”.

La Romería se celebra el 15 de agosto, día de Nuestra Señora de la Asunción. Éste es el día grande de Monterrubio. La mayoría de su población y la de otros pueblos armuñenses acuden a la ermita en procesión al son de las dulzainas, tamboriles, cohetes y replique de campanas. Ya en la ermita tiene lugar una misa presidida por la llamada Corte de Honor (una novedad reciente), un sermón y la procesión de la santa por los alrededores. Antes de sacar a la Virgen, se lleva a cabo la costumbre de “las mandas”, un acto por el cual se paga un donativo para portar la imagen. Estas mandas suelen alcanzar grandes cantidades de dinero que servirán, junto a donativos y cuotas anuales de los cofrades a mantener la Cofradía y la ermita. Después, se continúa con la fiesta en el pueblo. 

En estas fiestas también tienen lugar actividades de ocio y culturales como concursos de pintura, fotográficos, competiciones deportivas, verbenas, atracciones infantiles, etc. Algún año se ha realizado una degustación de lentejas, producto típico de la Armuña y relacionado como no, con la leyenda que dota a esta fiesta de un carácter especial y curioso. 

Además, en las fiestas son típicas las pañoletas amarillas, color y símbolo de Monterrubio. 

Otra fiesta antigua y que, desgraciadamente, ha ido desapareciendo es la llamada de “las prerrogativas de los buenos temporales”. Se celebraba en mayo y consistía en la subida de los varones a por la Virgen, a la cual bajaban en procesión, mientras que las mujeres subían desde la parroquia de San Miguel (al sur). En medio del camino se unían y pedían por la protección de los cultivos.

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