Desde la Aparición de la Imagen de Nuestra Señora del Socorro, ocurrida según algunas versiones, en el año de 1595 en la entonces ciudad de San Cristóbal de la Nueva Écija de los Cumanagotos, los relatos sobre los milagros que se le atribuyen o hechos acaecidos gracias a su divina providencia, en su mayoría, fueron modificados por el hecho de haberse difundido oralmente, de padres a hijos, de abuelos a nietos, generación tras generación y durante tantos años. Con el correr del tiempo, algunos de estos relatos fueron olvidados; otros, a su vez, fueron deformados, confundidos o mezclados entre sí; y unos más, perdieron o les agregaron partes producto de la imaginación popular, donde, en muchos casos, la pasión ha ofuscado hasta los más claros intelectos.
Alexander Von Humboldt, en su célebre viaje de expedición científica, realizó dos visitas a la ciudad de Barcelona: inicialmente en el año de 1799 y posteriormente en el año 1800. Como resultado de esa gran expedición, escribió todas las experiencias del viaje en el libro titulado "Viaje a las Regiones Equinocciales del Nuevo Continente", en el cual hizo referencia a la Virgen del Totumo: "La antigua Villa de Cumanagotos es celebre en el país por una imagen milagrosa de la Virgen,-la milagrosa imagen de María Santísima del Socorro, también llamada la Virgen del Totumo- encontrada, según los indios, en el tronco hueco de un totumo o viejo calabacero (Crescentia Cujete). Esta virgen fue llevada en procesión a Nueva Barcelona; pero cada vez que los clérigos estaban descontentos de los habitantes de la nueva ciudad, ella huía de noche y regresaba al tronco del árbol, en la desembocadura del rio. Este prodigio no cesó sino cuando se construyó un gran convento (el colegio de la Propaganda) para alojar allí a los monjes (frailes) de San Francisco."
Una de las fuentes que más se conoce sobre estos relatos se remontan al año 1748, cuando el joven Don Fernando del Bastardo y Loayza, familiar del Santo Oficio (para ese entonces), sujeto muy distinguido y noticioso en los monumentos de la ciudad (Barcelona) y de la provincia (Nueva Andalucía), se los narra al Padre Fray Antonio Caulin cuando este realizaba las investigaciones necesarias para el manuscrito de su libro "Historia Corográfica, Natural y Evangélica de la Nueva Andalucía", publicado posteriormente en el año de 1759 por la Corona de España y en el que recoge estas historias ocurridas en el año de 1595, otras que tienen lugar entre los años 1650 y 1742, y las más recientes, en esa época, que suceden entre los años 1748 y 1753, donde el mismo Padre Caulin fue testigo presencial de los hechos.
Por otra parte, el Padre Don Fernando del Bastardo y Loayza, quien fuera después el Cura Rector de la Parroquia e Iglesia de San Cristóbal de la Nueva Barcelona, desde noviembre de 1771 hasta el día de su muerte ocurrida el 27 de junio de 1788, en su famoso manuscrito"Libro B", titulado "Noticias Históricas de la Nueva Barcelona", nos dejó varios relatos sobre la Virgen de Nuestra Señora del Socorro, que posiblemente, y para ese entonces, pudo salvar de los restos que quedaban de algunos libros y cuadernos de los registros parroquiales de la ciudad de San Cristóbal de los Cumanagotos y de las tradiciones orales que pudieron haber conservado los vecinos de ambas ciudades, en cierta forma, deformados para esa época, si tomamos en cuenta que existe, muchos años después de unidas las dos ciudades: la “Barcelona del Cerro Santo” fundada por Juan de Urpin en las faldas del hoy Cerro Venezuela, y San Cristóbal de los Cumanagotos, que estaba ubicada, en esa época, donde actualmente se encuentra la urbanización Maurica.
Sin embargo, la devoción y el culto a la Virgen del Socorro o Virgen del Totumo se conocía de tiempos más antiguos a los que suponían tanto el Padre Bastardo y Loayza como el Padre Fray Antonio Caulin, pues, en el informe de la visita que realizó el Juez de Comisión, Don Juan de la Cueva, en el año de 1640, relata que: "En la ciudad de Cumanagotos existe una ermita donde esta una efigie de Nuestra Señora, advocación del Socorro, imagen milagrosa, y que tengo, y todos tienen, que mediante la que representa, sustenta y defiende de Dios Nuestro Señor, esta tierra."
También, en el “Libro B” del Padre Fernando del Bastardo y Loayza, existe un “Resumen”, que fue posteriormente trascrito a máquina para su conservación y uso por el padre salesiano Luis Frassato Armas, entre los años 1932 y 1935. Este “Resumen” fue minuciosamente analizado por monseñor Constantino Maradei Donato, quien comenta que, al principio del mismo, aparece un documento en una hoja suelta sin firma alguna, de la cual se desconoce su procedencia, y que la misma contiene un texto donde se narra el milagro de la Aparición de la Virgen, Nuestra Señora del Socorro o Virgen del Totumo.
Ahora bien, analizando las distintas versiones, encontramos que en la narración del Padre Fray Antonio Caulin, sobre todo en lo relativo al milagro de la aparición de la Virgen, cuando escribe que “la imagen de Nuestra Señora del Socorro fue traída del Puerto de la Guaira por un cierto caballero”, difiere, en este aspecto, con todas las versiones existentes; sin embargo, la noticia narrada por el Padre Bastardo y Loayza, coincide, con lo descrito por Alexander Von Humboldt y con la hoja suelta, sin firma alguna, que aparece al comienzo del Resumen del "Libro B”, en cuanto a que ambos narran que “la imagen fue encontrada por unos pescadores vecinos de Cumanagotos, en el tronco hueco de un árbol de totumo...”. Por otra parte, en su narración, el Padre Bastardo y Loayza ubica la aparición de la Virgen del Totumo “por los años del Siglo de mil seiscientos” o sea, a finales del siglo XVII; lo que quiere decir que si tomamos como referencia la última cuarta parte del Siglo, en el mejor de los casos, estaríamos hablando de los años que trascurren entre 1675 y 1700; cuestión esta imposible porque para esa fecha ya estaban unidas las dos ciudades en la actual San Cristóbal de la Nueva Barcelona.
Seguramente, lo que quiso decir el Padre Bastardo y Loayza fue: por los últimos años del “Siglo XVI” y no por los últimos años del “Siglo mil seiscientos”; lo cual si se corresponde con la “Nota Inédita”, que mencionamos antes, cuando hace referencia de que “A fines de 1500, pescadores de Cumanagoto la vieron en un Totumo, a un cuarto de legua de Barcelona. Se la trajeron al Cura de Cumanagoto D. Juan Caro, quien la coloco en un altar.” Ahora bien, esos últimos años del Siglo XVI o fines de 1500, seguramente se refieren a los años que transcurren entre 1585, fecha de la fundación de San Cristóbal de la Nueva Écija de los Cumanagotos hecha por el Conquistador y Capitán Cristóbal Cobos en la Laguna de “Apaicuar” y el año 1600.
Esta versión a su vez, queda confirmada por Alexander Von Humboldt cuando se refiere a que la Virgen del Totumo “...huía de noche y regresaba al tronco del árbol...”
Por múltiples factores, estas pequeñas imprecisiones son muy frecuentes encontrarlas cuando se investiga la historia colonial de Venezuela. En la mención que hace en su libro Alexander Von Humboldt sobre la Virgen del Totumo, se puede apreciar un ejemplo típico de cómo la historia, en tan solo unos pocos años, fue alterada por la tradición oral cuando se refiere a los motivos que tenía la Virgen para desaparecer de la Iglesia, durante la noche y, por la mañana aparecer en el totumo: “...pero cada vez que los clérigos estaban descontentos de los habitantes de la nueva ciudad, ella huía de noche y regresaba al tronco del árbol, en la desembocadura del río".
"Este prodigio no cesó sino cuando se construyó un gran convento (el colegio de la Propaganda) para alojar allí a los monjes (frailes) de San Francisco”, cuestión esta sabida, que no era por ese motivo; pero debemos tomar muy en cuenta que quien cuenta la historia de la Virgen del Totumo, al científico Protestante Alexander Von Humboldt, es el propio Padre Guardián del Hospicio de San Francisco (hoy Casa Fuerte de Barcelona) que, sin pensarlo dos veces, acomoda la historia a su manera para beneficio y justificación tanto del Convento como de la obra de su Congregación; pues, para ese momento, los frailes de su congregación se mantenían en franca pelea con los curas de la Iglesia de San Cristóbal de Barcelona, por el cobro, a los feligreses, de determinados derechos parroquiales, tales como ser enterrados dentro de la iglesia y otros. Por eso, se vuelve a lo dicho inicialmente, para reafirmar, que con el correr del tiempo, algunos de estos relatos fueron olvidados; otros a su vez fueron deformados, confundidos o mezclados entre sí; y unos más, perdieron o les agregaron partes producto de la imaginación popular, donde, en muchos casos, la pasión ha ofuscado hasta los más claros intelectos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario