Del sitio Aleteia:
Durante más de dos años (1830-1831) la transmisión de los acontecimientos de las apariciones de la Virgen de la Medalla Milagrosa a la vidente Santa Catalina Labourè se realizó de forma oral. No queda rastro, ningún documento excepto el de agosto de 1833. Es el padre Aladel, director espiritual de Catalina, quien inicia una serie de importantes documentos, escritos a lo largo de treinta y dos años. Estas son sus cartas, distribuidas por el Padre Le Luillin, y las ocho ediciones del «Notice».
La acuñación de la Medalla, por lo tanto, no coincide con las apariciones de la vidente. Fue más tarde, cuando el cólera, en 1832, había infestado París, causando hasta veinte mil muertos. La Medalla Milagrosa fue acuñada el 30 de junio de 1832, cuando sobrevino inesperadamente la segunda fase del cólera. Esta circunstancia fue la que favoreció su difusión. Las primeras curaciones gracias a la medalla tuvieron lugar en la región de Meaux.
Pero la gran expansión mundial comenzó dos años después, con las publicaciones del Padre Le Guillu y el Padre Aladel. Según el Notice de Aladel y los datos del joyero Adrien Maximiliam Vachette, encargado de acuñar la medalla, se acuñaron:
1500 en 1832
50.000 en 1833
850.000 en 1834
2,5000 en 1835
15.000.000 en 1836
21.212.532 en 1837 (solo Francia)
100.000.000 en 1842 (CLM 1 p. 42).
A esta cifra hay que añadir otras tantas medallas que fueron acuñadas en Italia y en el extranjero por otros fabricantes.
Es de la carta de Lamboley, escrita el 5 de agosto de 1833 a sus hermanos españoles, que se nos informa de la curación milagrosa de cinco personas que llevaban la Medalla Milagrosa.
Una segunda carta, fechada el 21 de noviembre de 1833, informa de la conversión de otras cinco personas, también mencionadas en la Notice del Padre Aladel. Sólo en el mes de octubre de 1834 llegan a la Congregación de la Misión veintitrés cartas notificando el cumplimiento de gracias de todo tipo. De una primera estadística parece que hubo:
En 1832, 2 curaciones, relato en 1 let.
En 1833, 1 curación, informe en 1 let.
En 1834, 87 curaciones, 36 conversiones, relación en 106 cartas, 13 gracias.
En 1835, 146 curaciones, 31 conversiones, informe en 135 cartas, 21 gracias (CLM 1 p. 48).
Después de 1835 las cartas fueron menos, seguramente porque no se conservaron. De hecho, muchas pistas atestiguan la expansión sostenida de la Medalla Milagrosa y de sus favores. El número de cartas ascendió a 391, cuya recopilación se debió al azar.
Las ediciones del Notice del Padre Aladel nos hablan de un total de unas 714 curaciones y conversiones. Entre ellos recordamos la curación de una mujer muda de Constantinopla, de Soeur Marie – Agloe Dausson, de un joven apoplético en Chesmes (Suiza), de P. Boulangier asistente general de C.M.
La conversión del cabo Louise Augustine Fréolle, la aparición de la Medalla Milagrosa en Einsieldn, Suiza, a una monja. La conversión de Alfonso Ratisbona. Otros autógrafos importantes atestiguan la verificación de curaciones y gracias posteriores.
Lo mismo resulta de las diversas deposiciones en el proceso canónico; Soeur Dufés afirmó ser testigo de varias cartas dejadas en la Tumba de Catalina. Soeus Pineau, Sor Tanguy, Sor Lenormand declararon que fueron testigos de curaciones que ocurrieron a manos de la Medalla Milagrosa.
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