En 1546, un barco que se dirigía hacia América paró junto a las costas de Orchilla en la isla meridiana de El Hierro. Cuando quisieron los marineros poner rumbo hacia las Américas, el barco no podía salir del mar de las Calmas, navegando en círculo durante varios días.
El 6 de enero los alimentos de a bordo se habían acabado y tuvieron que acercarse a tierra para pedir comida. Los pastores de El Hierro los proveyeron de víveres para la dura travesía.
A cambio, y como agradecimiento, los marineros entregaron a los pastores lo "único de valor que guardaban en el barco", una imagen de la Virgen María. Entonces, una suave brisa comenzó a soplar en el mar de las Calmas y el barco pudo alejarse rumbo al Nuevo Mundo.
Los pastores custodiaron a la Virgen a la que denominaron "de los Reyes" en honor al día de su llegada a la isla. La talla se depositó en el Caracol, en la que llamaron a partir de ese momento "Cueva de La Virgen". Allí la veneraban y le ofrecían sus presentes, de esta manera, se convirtió en la protectora y patrona de La Dehesa, de los ganados y, posteriormente, de toda la isla.
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