28 de agosto de 2022

Nuestra Señora que no hace que seamos huérfanos

 Del sitio Aleteia:

Sabes cómo tratar con Ella? Aquí algunas ideas que te ayudarán y una antigua oración.

Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?Lucas 1

 Como católico me siento feliz y honrado al poder decir que soy hijo de María. Los que son devotos de la Virgen María podrán comprender mi entusiasmo y alegría. 

La Virgen es mi madre espiritual. Una Madre del cielo que cuida mis pasos para que algún día cercano pueda ir al cielo, junto a millones de almas y pasemos una eternidad gozosa en la amorosa presencia de Dios.

Me declaro hijo de María y procuro defender a mi Madre del Cielo de cualquier ofensa e injuria que vea en las redes sociales. Con misericordia y verdad, usando citas bíblicas pero sobre todo con amor.

A veces me pregunto cómo se sentirá Jesús al ver el trato que se le dan a su Mamá y peor, nuestro silencio.

En ocasiones me siento como un caballero andante que batalla por un gran ideal, defender a la Madre de nuestro Salvador. 

Las Sagradas escrituras la llaman: “Bienaventurada”, “llena de gracia”, “el Señor está contigo”, “la madre de mi Señor”, “bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno” (Lucas 1).

No calles, hermano católico, cuando veas ataques a la Madre de nuestro Salvador, hónrala. No temas defender su honor. La Biblia sigue honrándola, ¿y tú no la defenderás?

Desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso. 

Y no temas acudir a ella en medio de las dificultades de la vida. Ella sabrá obtener de su hijo Jesús lo que tanto necesitas. Lo he visto ciento de veces.

Desde pequeño mi madre y mi abuelita me inculcaron el amor a la Virgen María. “No somos huérfanos. Tenemos una Madre en el cielo”, nos ha repetido mi mamá desde que éramos unos niños. 

Anoche fui a visitarla y se me ocurrió hacerle esta entrevista para compartirla contigo. Te va a gustar.

Siendo estudiante en Costa Rica le sugirieron a mi mamá que fuese a apoyar a una religiosa salesiana, Sor María Romero Meses, que ha sido declarada beata en nuestra Iglesia y va camino a ser santa. 

Mi mamá dedicó muchos domingos a trabajar como misionerita de niños, en los barrios pobres de san José, al lado de sor María. 

Así surgió una amistad que perduraría toda su vida. Y vio los muchos milagros que María Auxiliadora le obtuvo de su Hijo a Sor María, el primero lo recibió mi mamá. 

Ya te contaré de lo que aconteció en otro escrito. Fue un milagro patente, admirable que dejaron registrado en el primer libro que se escribió sobre la vida de sor María Romero.

La Virgen ha intercedido ante Jesús por ti y tu familia. Acude confiado a Ella con una plegaria en los labios.

Te recomiendo el “Acordaos” que es la oración que conmueve a Nuestra Señora y escribió san Bernardo.

Ahora lo sabes: nosotros, ninguno de nosotros es huérfano. Todos tenemos una Madre en el cielo que a diario intercede por nuestras necesidades ante su Hijo Jesús. Hónrala, quiérela mucho, sé un hijo digo y reza su Rosario.

Me despido con esta plegaria que tanto me gusta decirle a la Virgen, mi madre, nuestra Madre celestial.

Oración

Dios te salve, Reina
y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos
misericordiosos;
y después de este destierro,
muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh, clementísima, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!
Ruega por nosotros santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las
promesas y gracias de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

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