Cuando los españoles llegaron a colonizar la zona, se disputaron la conquista de la “tierra de Macas”. En 1549, Hernando de Benavente consiguió permiso para explorar estas tierras, y con 150 hombres partió desde Cuenca, y avanzó hasta encontrarse con la resistencia del pueblo shuar (el más numeroso pueblo indígena amazónico, que habitan entre las selvas de Perú y el Ecuador, llamados también jíbaros).
Juan Salinas Loyola emprende otra expedición a las tierras de Macas; y el 15 de agosto de 1563, su sobrino, Juan de Salinas y Guinea, fundó Nuestra Señora del Rosario de Macas, junto a algunos jefes indígenas; aunque tiempo después esta población desapareció, y se desconoce desde entonces dónde fue fundada por primera vez.
Juan Salinas Loyola, Gobernador de Yaguarzongo, envía a José Villanueva Maldonado a fundar otra ciudad para legitimar aquella zona como parte de la jurisdicción de Yaguarzongo. Cumpliendo esta comisión, Villanueva Maldonado, fundó Sevilla de Oro en el año 1575. La ciudad estaba situada en el margen izquierdo del río Upano, se cree que fue una ciudad poblada e importante hasta que sucedió su total destrucción por parte del pueblo shuar en 1599, que estaban molestos por el maltrato de parte de los españoles.
Unos cuantos sobrevivientes de la masacre cruzaron de nuevo el río Upano hacia las tierras de los Macas estableciéndose definitivamente en el sitio donde se encuentra la actual ciudad de Macas, que se localiza al centro-sur de la Región amazónica del Ecuador, en los flancos externos de la Cordillera oriental de Los Andes, entre los ríos Upano y Jurumbaino, a una altitud de 1.070 msnm.
El 20 de Noviembre de 1592, durante una función piadosa, ocurrió la transformación de la Imagen, percudida y ahumada, de la Virgen en una de vivos colores. Este hecho fue declarado y debidamente notariado. Por tal motivo cada 20 de Noviembre, se celebra una Fiesta especial a la Purísima de Macas.
Estando en casa María Dolores, una anciana ciega, mamá de los hermanos Rivadeneira, ella recibió el Milagro de la Virgen, al abrir los ojos y percatarse de la presencia de los “indígenas” que atacaban a Macas. Y se percató también de la presencia de una Señora muy elegante, y detrás, un ejército de soldados, al ver esto, los indígenas huyeron despavoridos. Ella contó a todos el milagro y el suceso ocurrido. Los pobladores siguieron el rastro y encontraron, que en el camino los indígenas habían dejado lanzas y objetos en los matorrales durante la huida de la tribu. Éste es el inicio de las celebraciones de las Fiestas del 5 de Agosto. Ese día, todo el pueblo estaba en el templo, presenciando la Promesa a la Virgen que hicieron los hermanos Rivadeneira: Gabino, Antonio, Miguel Ángel y José, en acción de gracias a la Virgen Purísima de Macas por haber salvado y protegido a todo el pueblo.
Un 18 de Febrero, Macas sufre un torrencial aguacero huracanado, con rayos, relámpagos, temblores y crecimiento del río Upano. La gente se congregó en el templo y solicitó, una vez más, el amparo de la Virgen Purísima de Macas, al instante vino la calma y la paz. Motivo para expresar una nueva Promesa jurada de gratitud, fidelidad y devoción. De allí nacen las festividades del 18 de Febrero.
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