La devoción a la Virgen de Chapi, patrona de la región Arequipa, se remonta al siglo XVII, cuando fue traída al Perú por misioneros franciscanos. Desde entonces, y tras una serie de sucesos considerados milagrosos, esta advocación de la virgen María es venerada por un creciente número de fieles procedentes de todas partes del país que le rinden un gran homenaje cada 1 de mayo.
La primera vez que aparece el nombre de Chapi en un documento histórico data de 1655. Allí se hace referencia a un valle pequeño llamado Chapi, ubicado en el repartimiento de Pocsi, ubicado a poco más de cuatro kilómetros del actual Santuario de Chapi, en el actual distrito de Polobaya. Este se localiza a dos horas del centro histórico de la ciudad de Arequipa.
Respecto a la palabra “Chapi”, los entendidos indican que proviene de las expresiones en quechua “Chaypi, Chaypi”, “Chajchay llallápi” y “Chaj llallápi”, que significan “Aquí nomás”, “Aquí, aquí”, “Hasta aquí”.
Cuenta la tradición que la imagen, bautizada con el nombre de “Nuestra Señora de la Purificación del Valle de Chapi”, pero popularmente conocida como “Virgen de Chapi” o “Mamita de Chapi”, fue encontrada en un cerro cercano al complejo arqueológico Churajón y tras el terremoto de 1743 se decidió trasladarla hacia el antiguo valle de Chapi, donde se levantó una iglesia en su honor. Debido a los desmanes ocurridos durante su festividad en 1793, el párroco de entonces dispuso el traslado de la imagen a la localidad de Sogay.
Después de avanzar un buen trecho, los cargadores de la imagen se detuvieron a descansar para recuperar fuerzas. Entonces, se produjeron ráfagas de viento cada vez más intensas hasta convertirse en una tempestad cargada de tierra.
Una vez que cesó la tormenta y cuando los cargadores se disponían a continuar la marcha, notaron que la imagen tenía más peso y pese a los esfuerzos que hicieron por levantarla, sentían que las fuerzas flaqueaban. Este hecho fue interpretado como la voluntad de la Virgen de permanecer en Chapi y la noticia se diseminó con rapidez por todos los rincones de Arequipa.
En 1868 ocurrió otro terremoto que azotó la región Arequipa. La fuerza del movimiento telúrico provocó el derrumbe de la iglesia donde residía la imagen de la Virgen de Chapi. Sin embargo, ella fue la única que quedó ilesa entre los escombros. Este suceso fue interpretado como un milagro y la devoción a la Virgen de Chapi traspasó fronteras y se extendió a otras regiones vecinas.
Al concluir el siglo XIX empezó la construcción de una nueva iglesia a base de sillar, piedra volcánica de color blanco, muy utilizada en la arquitectura arequipeña y que le confiere el apelativo de “Ciudad Blanca”. La desdicha volvió a acechar a la casa de oración de la Virgen de Chapi en 1921 y pese a que el altar fue consumido por las llamas, la imagen no sufrió daño alguno. Este nuevo acontecimiento considerado sobrenatural incrementó la devoción a la Virgen de Chapi.
En el siglo XXI, un nuevo terremoto que azotó Arequipa, el 23 de junio de 2001, volvió a dejar graves secuelas en la estructura del templo erigido a la Virgen de Chapi. Ello motivó que se demoliera la iglesia, dado que constituía un riesgo para la integridad de los devotos que acudían a rendir culto a la imagen.
Tras permanecer de manera temporal en la Basílica Catedral de Arequipa y en la iglesia de Yanahuara, la imagen de la Virgen retronó al anexo de Chapi. El gobierno regional de Arequipa concibió el proyecto de construcción del Santuario de la Virgen de Chapi, cuyas obras empezaron el año 2006, con la colocación de la primera piedra, y demandaron una inversión total de 31 millones de soles.
La primera etapa del santuario comprendió la construcción del Museo del Niño Cimarrón o niño Jesús que lleva la Virgen de Chapi en su brazo izquierdo. Según cuenta la tradición, los ojos del Niño Cimarrón se muestran a veces vivaces o apagados porque reflejan alegría o tristeza, mientras que sus mejillas se muestran pálidas y luego se sonrojan. Son muchos los fieles quienes han percibido estos cambios.
Esta imagen del niño Jesús también ha aparecido en fotos con lágrimas en los ojos, y los peregrinos y lugareños cuentan que el Niño Cimarrón suele hacer travesuras dado que en sus escarpines aparecen abrojos, pajitas o los encuentran sucios y cubiertos de polvo porque, según dicen, sale a jugar con los hijos de los mineros y a pasear por los cerros aledaños al santuario.
La segunda fase de la edificación del santuario comprendió la habilitación de la explanada para los peregrinos, mientras que la tercera etapa consistió en la edificación del templo que consta de un área bautismal, la capilla del Santísimo Sacramento, una urna para la imagen venerada y la cúpula del santuario, cuya colocación demandó un minucioso trabajo de ingeniería civil.
Tras trece años de labores de construcción y acabados, el gobierno regional entregó el santuario culminado al Arzobispado de Arequipa, 1 de mayo de 2018, fecha central de la festividad en honor a la Virgen de Chapi. Desde entonces, fue incluido como santuario religioso reconocido por el Vaticano, lo que favorece el turismo en Arequipa.
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