8 de diciembre de 2021

El rostro de Nuestra Señora


Del  trabajo EL SUDARIO DE MARÍA. En busca del rostro de la madre de Jesús de Átila Soares y traducción de Valéria Vicentini.

Hasta ahora, no se han encontrado referencias textuales o artísticas más detalladas de cómo serían los rostros de Jesús o de su familia, las figuras más célebres de la civilización occidental, por lo que corresponde a nuestra generación, hacer uso de los escasos fragmentos de posibles pruebas que nos quedan, utilizando herramientas contemporáneas... y con mucha fe en el alma. Por lo tanto, es importante destacar que este experimento que he propuesto, un ejercicio de especulación, tiene en cuenta la hipotética legitimidad de la Sábana Santa como reliquia cristiana, así como el Catecismo y la Teología de Roma. También hay que aclarar que la Iglesia nunca ha declarado oficialmente que la Sábana Santa sea un sello divino, considerándola sólo una pieza de gran importancia como promotora de profundas expresiones de fe por parte de sus seguidores.

Mi punto de partida (y base principal del resultado que seguiría) es el rostro del hombre del sudario, tomado en 2010 por el diseñador gráfico norteamericano ganador del Emmy Ray Downing y Studio Macbeth. Esto, con la tecnología forense más avanzada, produjo lo que se considera la aproximación más creíble del aspecto que debió tener ese rostro impreso cuando estaba vivo.

Cabe destacar que las conclusiones de este experimento fueron avaladas por el sinonimista, investigador y conferenciante más importante del mundo, Barrie M. Schwortz, fotógrafo oficial del histórico proyecto STURP (Shroud of Turin Research Project, 1978-1981). Barrie es también el fundador de SHROUD.COM, la mayor y más importante fuente de información sobre la Sábana Santa jamás creada, y que ahora, por invitación, incluye este estudio como referencia.

Con la ayuda de un software de inteligencia artificial y redes neuronales convolucionales de alta tecnología para el cambio de género, otro para los ajustes faciales y unos cuantos retoques artísticos manuales por mi parte para definir mejor un rostro antropológicamente femenino, conseguí el resultado de una mujer de rostro fuerte de unos 20 años. Nada, de hecho, que recuerde a una Virgen renacentista o barroca, construida para establecer mejor un vínculo de serenidad e interioridad con sus devotos, según los antiguos cánones artísticos. Y, con la misma tecnología, fue posible llegar a la adolescencia de la Virgen cuando, presumiblemente, habría dado a luz.

Uno se pregunta: ¿cómo se puede llegar a una definición considerable, tomando sólo la cara del niño como base? La respuesta es muy sencilla: según las Escrituras, José, siendo el padre adoptivo de Jesús, no tuvo ninguna participación biológica en la formación carnal del Mesías. La naturaleza de esta consubstanciación (tal como la argumenta la Iglesia católica) da lugar a una concomitancia teológica cuya consecuencia fue el hombre - Cristo como reproducción biológica exclusivamente de su madre - ya que, aunque era Dios, se hizo carne por la "unión hipostática de las naturalezas divina y humana". Por lo tanto, sólo María, su Madre, quedaría con esta atribución en términos de naturaleza humana. Ahora bien, siguiendo el pensamiento católico milenario, Jesús habría recibido el 50% del ADN de María, humano, y el otro 50% del Espíritu Santo, inmaterial, en una concepción completamente inmaculada -en este sentido, el Papa Pío IX proclamaría la bula Ineffabilis Deus en 1854, definiendo la doctrina de la Inmaculada Concepción de María. También se recuerda que comúnmente se decía que Cristo era de la "descendencia (o Casa) de David", por parte materna, "de linaje real", lo que nos lleva a considerar esta condición genética del hombre - Jesús en relación con la persona de María. 

Las discusiones sobre esto son interminables, pero es bastante razonable suponer que el material biológico que habría definido la apariencia de Jesús, encontrando su herencia genética sólo en María (porque es humana y no inmaterial), habría definido la apariencia de aquel -el "fruto del vientre"- muy similar a éste, su único padre carnal.

A partir de ahí, es posible obtener otra versión de la cara de María utilizando pinceles de píxeles y bytes, algoritmos, más matemáticas, algunas consideraciones antropomórficas y un toque artístico final. Cuando la extraordinaria tecnología del siglo XXI aborda temas tan controvertidos como la fe y lo invisible, comprendemos por qué la fe y la ciencia nunca debieron separarse.


Átila Soares es profesora y autora de cuatro libros. Con referencias en 30 países, es licenciada en Diseño Industrial y está especializada en Historia, Historia del Arte, Filosofía, Sociología, Antropología, Arqueología y Patrimonio. También colabora con la revista "Humanitas" (Ed.Escala, São Paulo) y con el sitio web "Italia Medievale" (Milán). También es miembro del comité científico de la Fundación Mona Lisa (Zúrich), de la Fundación Leonardo da Vinci (Milán) y del proyecto L'Invisibile nell'Artea Arte (Roma).

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