El Akathistos es una larga secuencia de alabanzas a la Madre de Dios, cada una de las cuales comienza con Χαιρε (Salve, Alégrate), que se originó en Constantinopla en el año 500 y se reza de pie (a-kathistos = no sentado).
En 1276, cerca del monasterio búlgaro de Zografou, en el sagrado monte Athos, vivía un ermitaño que se pasaba los días repitiendo el Akathistos ante un icono de la Virgen con el niño. Un día, ella respondió a su saludo: "Salve a ti también. No tengas miedo, pero ve rápido a decir al abad y a los monjes que el enemigo está cerca. Los pusilánimes deben escapar, pero los que deseen la corona de mártir deben quedarse".
Cuando el ermitaño llegó al monasterio, encontró el icono esperando en la puerta. Llevándolo consigo, entregó la advertencia de la Virgen al abad. Pronto llegaron los cruzados catalanes. Tras un intento infructuoso de que los monjes aceptaran la autoridad papal, los cruzados prendieron fuego a la torre, convirtiendo en mártires ortodoxos a las 26 personas que se encontraban dentro: el abad, los monjes, el ermitaño y cuatro empleados laicos, el 10 de octubre (23 de octubre en el calendario moderno).
Sólo el icono sobrevivió, ileso entre las cenizas. Los búlgaros lo llaman Cherovo, Salve; los griegos, Προαναγγελλόμενη (Proangelomeni), Aviso.
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