Del sitio Aleteia:
Sorpresa nos causó saber que la imagen se encuentra en la casa de una familia española, residente en Madrid, desde hace unos pocos años. Esa familia vivió en Venezuela por seis décadas y recientemente regresó a España.
La señora Mari Carmen Arrue, de ascendencia vasca, explica para Aleteia cómo es que la Virgen fue a dar a su sala en Madrid.
La historia comienza con una empresa comercial constituida el 25 de septiembre de 1728, con el objeto de monopolizar el comercio de la provincia de Caracas con España. Se llamó la Compañía Guipuzcoana. El nombre viene de Guipúzcoa, cuya capital es San Sebastián.
La empresa tuvo vida en virtud de una Real cédula del rey Felipe V concedida a comerciantes vascos, principalmente de la provincia de Guipúzcoa, la cual operó en Venezuela desde 1730 hasta 1785 y alcanzó gran influencia en el desarrollo económico, cultural, científico, social y político de la Colonia. Fue una compañía privilegiada, la de más larga duración, se constituyó con el capital más elevado de la época y la que movilizó mayor volumen de mercancía.
Fue una empresa a base de acciones, cubiertas por capitalistas vascos, principalmente de la provincia de Guipúzcoa, en el norte de España. El Rey tuvo una considerable participación en el negocio, pues recibió de los empresarios 200.000 pesos en acciones. Esta circunstancia dio a la Compañía Guipuzcoana carácter oficial. De allí su denominación de Real Compañía. Por mandato del rey tenía el monopolio del comercio con la Provincia de Caracas, controlaba el contrabando y tenía patente de corso para vigilar las costas, apresar las naves contrabandistas y confiscar sus mercancías.
La compañía terminó controlando económicamente a todas las provincias con su carácter oficial. Dichos privilegios terminaron fomentando el recelo, tanto de los grandes hacendados como de los pequeños agricultores y comerciantes quienes se vieron afectados por la Compañía, descontento que terminó estallando en varias revueltas, entre las cuales las más importantes las encabezó Andrés López del Rosario, más conocido como “Andresote”, así como la que acaudilló Juan Francisco de León.
Fueron más de dos años de agitación en la Provincia de Caracas, lo que concluyó en un reconocimiento por parte de las autoridades de las razones de los criollos y la consecuente creación de una junta de precios con participación de hacendados y comerciantes varios. Igualmente, el asunto derivó en ciertas restricciones impuestas a la Compañía en sus labores.
Y lo más importante: se permitió a los hacendados y mercaderes criollos adquirir acciones de la Compañía, y de esa manera, tener participación en los beneficios de la empresa lo cual explica, en cierto modo, la tranquilidad y la paz en que operó la Compañía en los siguientes treinta y cinco años de permanencia en Venezuela.
El caso es que la Compañía Guipuzcoana tiene dos sedes en Venezuela, en La Guaira y en Coro*, dos importantes puertos donde atracaban sus embarcaciones durante la Colonia. La antigua sede de la Compañía en Venezuela, un edificio con techo a dos aguas con un pequeño patio interno, típico ejemplo arquitectónico del País Vasco, es en la actualidad un museo. Se encuentra en el puerto venezolano de La Guaira, cercano a Caracas.
Alguien envió o llevó -en su momento- una imagen de la Virgen de Coro a San Sebastián, desde Venezuela. Al llegar a España, nadie sabía de qué imagen se trataba, a qué advocación representaba. No sabían identificarla, ni siquiera sabían qué era Coro ni dónde quedaba.
Entonces la llamaron la Virgen del coro, creyendo que era la del coro de la iglesia. Todo ello ocurrió antes de la Independencia de Venezuela, en tiempos de la Colonia española en el país.
Cuando se reformó la iglesia de Santa María en San Sebastián, la imagen que se conoce como patrona de San Sebastián, que es Santa María, es esa misma que llamaban Virgen del coro.
“Pero resulta -nos dice Mari Carmen- que no es tal, sino que en realidad es la Virgen de Coro”, aquella imagen que llegó desde Venezuela.
“Esa Virgen está entronizada como patrona de San Sebastián –de donde soy yo, sigue diciendo Mari Carmen-. En momentos de la reforma de la iglesia para colocarla en el altar mayor, pues la tenían abandonada, arrimada en un rincón creyendo que era la Virgen del coro, aquellos que participaron en la colecta para apoyar con una cantidad importante esas obras, recibieron una copia exacta de la imagen como obsequio en agradecimiento”.
Lo curioso es que alguna de esas personas benefactoras que recibió la imagen, se la dio a su hija, “quien la regaló a mi madre –cuenta- pues eran amigas en Caracas. Al morir mamá, me la dejó en herencia y es la imagen de la Virgen de Coro, exacta”. Y agrega su esposo, quien escuchaba desde lejos: “Negra y con rostro indígena. Es una copia exacta de la Virgen de Coro!”
Es por ello que Mari Carmen aspira a enviarla a Coro de vuelta aunque está muy feliz con Ella en su casa. Tanto, que la tiene expuesta y adornada con arreglos de orquídeas, la flor típica de Venezuela. Es una imagen grande, pesada, oscura y, efectivamente, con rostro indígena. A ella le piden cada día, por libertad y paz para Venezuela.
*Coro fue fundada hace 492 años, en 1527, por el oficial del ejército español Juan de Ampíes. En el año 1993 fue nombrada Patrimonio de la Humanidad ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
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