21 de octubre de 2019

Nuestra Señora del Sagrario

Del sitio Catholic.net:
La Virgen del Sagrario es una talla románica que fue recubierta de plata en el siglo XIII y vestida después con un manto cuajado de perlas que se perdió en la Guerra Civil.
Según una leyenda la imagen perteneció a los Apóstoles y fue traída a Toledo por San Eugenio. También entra dentro de la leyenda el hecho de que fuera ocultada en época de los musulmanes y restituida después por el rey Alfonso VI cuando conquistó la ciudad.
Recibió el título de Virgen del Sagrario, por conservarse en el famoso lugar sagrado llamado “Sacrarium”, donde se guardaban las reliquias de los santos y los vasos sagrados de mayor valor, y donde se reservaba el Santísimo Sacramento de la Eucaristía. Luego se colocó en el exterior del sagrario, en una hornacina encima de la puerta, y así estaba a principios del siglo XVI.
La imagen de Santa María de Toledo, como se llama en las célebres “Cantigas” de Alfonso X el Sabio, fue veneradísima desde su entronización, hacia 1226. Isabel la Católica se unió al fervor del pueblo, siendo muy devota de ella. Al menos desde entonces, todos los reyes de España la han visitado y venerado.
Las aguas de los pozos de Toledo son dadas al público gratuitamente el día y víspera de Nuestra Señora del Sagrario, patrona de Toledo (fiesta de la Asunción), en parte para aliviar el calor que -generalmente apagado por el frescor de los anchos muros de la Catedral-, es intenso en estas fechas. Esta tradición parte del siglo XVII, cuando finalizadas las obras de la Capilla de la Virgen del Sagrario se realizaron ocho días de fiestas en acción de gracias, y habiendo acudido numerosas gentes de los pueblos de alrededor, era tal el calor intenso que numerosos fieles abandonaban la catedral para refugiarse en lugares más frescos. Ante tal problema, las autoridades eclesiásticas de la época ordenaron la construcción de tarimas para distribuir jarras rebosantes de aguas cristalinas provenientes de los mencionados pozos.
Referida a esta tradición existe también su propio mito o leyenda, que nos cuenta cómo hace siglos, gentes venidas de todos los pueblos de alrededor, formando un gran tumulto en esta conmemoración de la Patrona toledana, asistían a los ritos festivos y religiosos. Terminada la fiesta de la tarde, la multitud comenzó a desfilar lentamente fuera de la catedral, incrementando de forma notable la sensación de calor asfixiante propio de un 15 de agosto. El hijo único de uno de los asistentes a tal acto, sufrió un repentino desvanecimiento por tales calores y apreturas, creyendo todos los que le vieron que había muerto por tal y como quedó. Corrieron algunos de los que allí estaban a por el agua de los pozos de la catedral, que fue arrojada de forma repentina sobre el muchacho, el cual recobró el aspecto habitual de forma inmediata. El pueblo “atribuyó el resultado a la pronta aplicación del agua, que llamaron de la Virgen, por esta causa, y por distribuirlo en la festividad mencionada”.
Hay también otra leyenda, más conocida por los toledanos, que cuenta cómo la imagen de la Virgen del Sagrario, durante la reconquista de la ciudad por Alfonso VI en el 1085, fue rescatada del pozo del claustro donde allí fue escondida para protegerla de la invasión musulmana (proveniente de la anterior iglesia visigoda que en este mismo lugar se levantaba) y a partir de aquel momento estas aguas han recreado numerosos milagros y curaciones para aquél que la consume.
La Leyenda cuenta que cuando los moros tomaron la ciudad de Toledo los cristianos escondieron la imagen de Santa María, en la misma catedral, dentro de un pozo seco, hasta que, siglos más tarde, cuando la reconquista una señal prodigiosa dio a conocer a los toledanos la existencia de su antigua y casi olvidada imagen. Era, pues el caso que a la misma hora en que la Virgen se había aparecido a san Ildefonso, se veía una y otra noche un extraño resplandor sobre un punto determinado de la catedral, el mismo en que hoy se levanta la magnífica capilla. Llamó la atención y llenó de asombro al clero y al pueblo aquel singular fenómeno, y como se repitiera con tanta constancia juzgaron que debía indicar algo extraordinario, y, en efecto, fijándose en la parte más iluminada, empezaron a cavar y hallaron, a no mucha distancia, un hueco subterráneo y dentro de él la imagen de la Virgen. El hallazgo produjo gran entusiasmo en todo el pueblo de Toledo, que volvía a verse de nuevo bajo el patronato de su antigua Virgen que por tradición conocía, y, en prueba de su devotísima adhesión y reverencia, la colocó en el altar mayor.
La catedral de Santa María de Toledo, (España), llamada también Catedral Primada de Toledo, sede de la Archidiócesis de Toledo, es un edificio de estilo gótico. Su construcción comenzó en 1226 bajo el reinado de Fernando III el Santo y las últimas aportaciones góticas se dieron en el siglo XV cuando en 1493 se cerraron las bóvedas de los pies de la nave central, en tiempos de los Reyes Católicos.
Toda la catedral de Toledo, cuya terminación se produjo en 1493, es un Santuario Mariano, pues está dedicada a la Asunción de Nuestra Señora. Honrada por haber oficiado en ella el santo Arzobispo Ildefonso (607 - 667), a ella va unida la antigua tradición según la cual una noche, mientras el piadoso metropolitano de la ciudad oraba en el templo, la Virgen María bajó del cielo para premiar al Obispo por la defensa que había hecho de la virginidad de Nuestra Señora, regalándole una espléndida casulla, para que se vistiese con ella cuando dijese misa en sus festividades, que se conservó durante varios siglos entre las reliquias de la Cámara Santa. En la misma catedral se muestra la piedra donde puso sus pies la Virgen, en la capilla de la Descensión, lugar donde se encontraba el altar mayor en la primitiva basílica.

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