9 de octubre de 2019

Nuestra Señora de los Dolores de Lichen

Del sitio Un minuto con María:
En mayo de 1850, en Lichen, Polonia, a 60 km de Poznan, en el bosque de Gräblin, Nicolás Sikatka, un pastor, “ve a una señora bajar del cielo, vestida de blanco y oro, con un velo cubierto de diamantes y una corona brillante”. La aparición le muestra el rosario que sostiene, primero en sus manos, y luego sobre su pecho. Un “águila blanca” se destaca en la tela de su vestido.
Soy la Reina del Dolor de Polonia —dijo— ¡y vengo a consolar y advertir a mis pobres hijos! [...] Vengo a sacar a mis hijos de la miseria interior en la que han caído, para despertar el valor y la caridad de los corazones doloridos, para proponerles para el futuro la libertad y la paz”. Entonces Nicolás nos dice que levantó los ojos y desapareció en medio de una “gran luz".
Los días siguientes, la Virgen se aparece nuevamente y dice: “¡Deben hacer penitencia por tantos pecados! [...] La embriaguez y el libertinaje ofenden a Jesús, ¡las blasfemias ofenden a su Divina Majestad! Lo que más me duele en mi corazón es el desprecio que tenemos por Dios”. El 13 de agosto de 1850, Nicolás ve a la Virgen por última vez. "Castigos serios sobrevendrán —declara Ella— y yo, Madre Misericordiosa, quiero protegerlos y salvarlos. Expongan aquí un icono mío y vengan a rezar a esta fuente de gracia y paz".
Pero Nicolás fue hecho prisionero por los prusianos. El 29 de septiembre de 1852, en el lugar de las apariciones, cuelgan un icono de un ciprés y enseguida se producen curaciones del cólera. El obispo diocesano organiza una procesión. Los prusianos ejercen una dura represión contra las manifestaciones católicas en público. El icono permanecerá oculto hasta 1945; pero el 15 de agosto de 1966, Mons. Stefan Wyszynski, primado de Polonia, finalmente consagra el icono frente a 130.000 fieles.

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