Del sitio Aleteia:
Marianka reúne al pueblo eslovaco desde hace más de 600 años y forma parte de la ruta del Camino de Santiago que arranca en Budapest.
Marianka es el lugar de peregrinación más antiguo de Eslovaquia. Está situado en el extremo Este de Eslovaquia, a solo 16 kilómetros en automóvil al norte de la capital, Bratislava y linda con la frontera de Austria. Si se viaja desde Viena, se tarda poco más de una hora (está a 81 kilómetros).
Según algunas referencias, la imagen de la Virgen que todavía hoy se venera es del año 1030. Es una pequeña estatua que representa a Santa María Virgen con el Niño Jesús en brazos. Nuestra Señora muestra al Hijo de Dios en alto. Se trata de una preciosa talla de madera de peral, a la que posteriormente se añadieron las dos coronas y un manto como vestimenta de adorno para enriquecer el culto.
Según fuentes históricas, el rey de Hungría Luis I el Grande, se detuvo en el lugar -en medio del bosque- en 1377 y mandó construir una iglesia dedicada a la Natividad de la Virgen. A los tres años se acabó la construcción y el mismo rey hizo enviar una estatua para el altar.
Posteriormente, ya en el siglo XVII, el emperador Leopoldo I hizo reconstruir el templo en estilo barroco, añadiendo altares laterales, ornamentación escultórica y pinturas que daban mayor realce al conjunto.
En origen, sin embargo, los historiadores han visto que en Marianka hubo una iglesia gótica.
Hoy la pequeña ermita se encuentra en obras en el interior, aunque sigue abierta al culto y a las visitas. La iglesia, por otra parte, fue restaurada hace pocos años.
Mientras, sigue creciendo un culto floreciente a la Virgen que no paró ni siquiera en la época comunista de la historia de Checoslovaquia. De hecho, los sacerdotes y laicos de todas las edades (sobre todo jóvenes) de la Iglesia clandestina hacía frecuentes peregrinaciones a este santuario.
La tradición cuenta que un bandido vivía escondido entre los frondosos árboles de la zona. Tuvo hijos pero entristeció al ver que tenían una discapacidad. Dios se apiadó de él y mandó que cavara en la tierra. Así fue como encontró una imagen de la Virgen y un manantial de agua. El bandido acercó a los pequeños a beber de aquella fuente y milagrosamente quedaron curados.
Ante aquel prodigio, decidió convertirse y cambiar de vida, y se dedicó hasta su muerte al cuidado del lugar donde se veneraría la imagen de Nuestra Señora que había hallado.
De la fuente sigue hoy brotando agua y son muchas las personas que acuden para llenar recipientes que llevan a sus casas o a enfermos.
Marianka es tan importante como foco de peregrinación mariana que también forma parte del Camino de Santiago por lo menos desde el siglo XV. Esta ruta arrancaba desde Pest y Buda, en el Reino de Hungría, y pasaba por ciudades como Viena, Venecia, Ferrara, Mantua, Turín, Aviñón y Arlés, para unirse en Montpellier a la ruta que descendía desde Alemania.
Desde el siglo XVI había Studium Generale en Marianka (donde podía cursarse Teología) y su rector estaba autorizado por Roma a conceder el doctorado si un estudiante lo merecía.
En 1786, la orden religiosa que estaba al cuidado del santuario fue disuelta por orden de José II y el príncipe Schwarzenberg de Orlík nad Vltavou (una población de la actual Chequia) lo convirtió en un pabellón de caza. Después pasaría a ser una casa señorial de varias familias.
En 1927, una congregación se hizo cargo del culto. Pero la represión comunista hizo que en 1950 fueran prohibidas las organizaciones religiosas en toda Checoslovaquia. La de Marianka quedó abolida y no pudo regresar hasta 1990, fecha en que -después de la caída del Muro de Berlín en 1989 y la disolución de la Unión Soviética entre 1990 y 1991- se volvió a comenzar: hubo reconstrucción de la iglesia y del monasterio.
La cueva de Lourdes y el Via Crucis exterior (con imágenes de tamaño natural) son de principios del siglo XX. Este último también había sido destrozado por la fuerza bajo el régimen comunista y en los años 90 se pudo reparar.
Al llegar hoy a Marianka, el visitante encuentra el santuario rodeado de un hermoso bosque de árboles centenarios y un riachuelo, un paraje que ayuda a la oración y que muchas personas escogen para hacer un retiro espiritual.
La devoción a la Virgen ha superado los escollos de la Historia y la pequeña imagen de Nuestra Señora sigue tocando los corazones de muchos. En 2011, el santuario fue declarado Basílica Menor por el Papa Benedicto XVI.
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