Del sitio Aleteia:
El 21 de julio de 1451 en la ciudad italiana de Treggiaia, sucedió un
evento extraordinario. La Virgen María quiso aparecerse a una pobre
mujer desesperada que estaba a punto de suicidarse tirándose al río.
Esta mujer era una joven mamá que acababa de perder a su tercer hijo,
tras haber fallecido sus anteriores dos pequeños niños sin enfermedad
previa ni causa aparente.
Con el nacimiento del tercero, el esposo de la mujer, que atribuía la
muerte de los otros niños a su negligencia, la amenazó de muerte si le
sucedía algo al recién nacido.
Esta mamá vigilaba constantemente a su pequeño hijo con mucha
esperanza, con mucho amor, y a la vez con gran temor. Así que es de
imaginarse el inmenso tormento y terror que experimentó cuando un día,
al regresar a casa para alimentar a su bebé, lo encontró frío como un
cadáver. Desesperada de dolor por la pérdida de su hijo, y por miedo a
las amenazas de su marido, corrió hacia el río Roglio, con la intención
de terminar con su vida.
Mientras corría frenéticamente por el camino, se le apareció una
mujer de noble porte que la convenció amorosamente para que no siguiera,
y la acompañó a su casa, asegurándole que su pequeño hijo aún estaba
vivo.
Al llegar, encontraron el niño
inmóvil y sin vida, pero tan pronto como la Virgen lo tomó entre sus
brazos, comenzó a respirar y su cuerpecito comenzó a moverse de nuevo.
La alegría de la madre fue inmensa y después de haber agradecido a la
piadosa Benefactora con toda su alma, le preguntó por su nombre y dónde
vivía, para poder darle una prueba de su gratitud. Ella contestó: “Me
llamo María y vivo en Cigoli, entre Roque y Miguel”; y luego de decir
esto, desprendiendo rayos de luz, desapareció.
Días después la mamá se dirigió a Cigoli con una canasta de alimentos
para agradecer a la Señora. Dio vueltas por todo el pueblo, pero no
encontraba a dama alguna llamada María en todo el lugar que se pareciera
a su Señora. Cansada, fue hasta la iglesia y allí la descubrió: la
mujer no pudo contener sus lágrimas al reconocer en la imagen de la
Virgen María a la amada y piadosa bienhechora que había resucitado su
hijo.
Desde entonces son muchas las mamás que llegan al santuario de la
Virgen de los niños, para agradecer el don de la maternidad o para
pedirle este don.
No hay comentarios:
Publicar un comentario