19 de marzo de 2019

Desagravio a Nuestra Señora

Hoy y por desgracia mía y después de no publicar por unos días, decidí no publicar una advocación de Nuestra Querida Madre, sino pedirles un favor a todos los lectores de este blog.

El pasado 8 de marzo se celebró el Día de la Mujer. No se como se celebrará en todos los países, pero en Argentina suelen aparecer distintas agrupaciones sociales y de derechos humanos que hacen toda una serie de protestas y reivindican los llamados "derechos de la mujer", aparte de algunas consignas políticas y pedidos de liberación de mujer presas que dicen que están encarceladas por ser opositores al gobierno. 

Uno de estos "derechos" que reclaman comúnmente es el de aborto legal, libre y gratuito en la Argentina. Las mujeres y hombres que están a favor del aborto, suelen identificarse con un pañuelo verde que lo llevan atado a sus carteras y mochilas o en forma de muñequera. 

 En Buenos Aires ya estamos acostumbrados a estas marchas y a distintos atropellos que con violencia muchas veces hacen estas mujeres (pintadas de frentes de iglesias, de imágenes religiosas, etc.). Pero lo que mas me llamó la atención fue que en la última marcha, presentaron una imagen de María Santísima a la que llamaron la Virgen Abortera, de autor desconocido al menos para mí. (No quiero poner en este blog una imagen ofensiva para Nuestra Madre del Cielo). La Virgen Abortera, es una figura de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, de yeso de unos 75 cm de alto que representa a la virgen María con un pañuelo verde que le cubre medio rostro.

 Michel Quoist, sacerdote francés y sociólogo,que escribió varios libros poniendo a la religión en el centro, creó una hermosa oración llamada. "Mi mejor invento es mi Madre"(que reproduzco abajo) alaba las virtudes de María y expresa: "¡Qué bonita es mi madre! Tanto, que dejando las maravillas del cielo nunca me sentí desterrado junto a ella. Y fijaos si sabré Yo lo que es eso de ser llevado por los ángeles..., pues bien: eso no es nada junto a los brazos de una madre, creedme.", y más de uno de nosotros ha sentido el ser llevado por Ella o estar bajo su Manto y si no lo has sentido rézale, contempla esos ojitos de Luz y verás como te lleva y te transporta. Nunca uno se siente mejor. 
 
Por tal motivo, considero que esa imagen blasfema, ofensiva y agraviante para cualquier católico que quiere a la Virgen Santísima merece ser condenada y merece también un acto de desagravio. 
 
Por eso te pido, que reces un Rosario como acto de fe y de desagravio. No pidiendo para que algo malo les suceda a quienes promocionaron la "procesión", sino para que las perdone con su infinita misericordia y las haga reflexionar por el daño que hacen.
 
Desde ya Gracias.

Mi mejor invento es mi Madre

Mi mejor invento, dice Dios, es mi madre.
Me faltaba una madre y me la hice.
Hice Yo a mi madre antes que ella me hiciese.
Así era más seguro.
Ahora sí que soy hombre como todos los hombres.
Ya no tengo nada que envidiarles, porque tengo una
madre, una madre de veras.
Sí, eso me faltaba.

Mi madre se llama María, dice Dios.
Su alma es absolutamente pura y llena de gracia.
Su cuerpo es virginal y habitado de una luz tan
espléndida, que cuando Yo estaba en el mundo
no me cansaba nunca de mirarla, de escucharla,
de admirarla.
¡Qué bonita es mi madre! Tanto, que dejando las
maravillas del cielo nunca me sentí desterrado
junto a ella.
Y fijaos si sabré Yo lo que es eso de ser llevado
por los ángeles..., pues bien: eso no es nada junto
a los brazos de una madre, creedme.

Mi madre ha muerto, dice Dios.
Cuando me fui al cielo Yo la echaba de menos. Y ella a Mí.
Ahora me la he traído a casa, con su alma, con su cuerpo, bien entera.
Yo no podía portarme de otro modo.
Debía hacerlo así. Era lo lógico.
¿Cómo iban a secarse los dedos que habían tocado a Dios?
¿Cómo iban a cerrarse los ojos que Lo vieron?
Y los labios que Lo besaron ¿creéis que podrían marchitarse?
No, aquel cuerpo purísimo, que dio a Dios un cuerpo,
no podía pudrirse entre la tierra.
Y Yo no fui capaz. ¿Cómo iba a hacerlo?
Habría sido horrible para Mí.
¿O no soy Yo el que manda?
¿De qué iba a servirme, si no, el ser Dios?
Además, dice Dios, también lo hice
por mis hermanos los hombres:
para que tengan una madre en el cielo,
una madre de veras, como las suyas, en cuerpo y alma.
La mía.

Bien. Hecho está. La tengo aquí, conmigo, desde el
día de su muerte.
Su asunción, como dicen los hombres.
La madre ha vuelto a encontrar a su Hijo, y el Hijo a la madre,
en cuerpo y alma, el uno junto al otro,
eternamente.
Ah, si los hombres adivinasen la belleza de este misterio...
Ellos lo han reconocido al fin oficialmente.
Mi representante en la tierra, el Papa, lo ha proclamado solemnemente.
¡Da gusto, dice Dios, ver que se aprecian los dones que uno hace!
Aunque la verdad es que el buen pueblo cristiano
ya había presentido ese misterio
de amor de hijo y de hermano...

Y ahora: que se aprovechen, dice Dios.
En el cielo tienen una madre que les sigue con sus ojos,
con sus ojos de carne.
En el cielo tienen una madre que los ama con todo su corazón,
con su corazón de carne.
Y esa madre es mía.
Y me mira a Mí con los mismos ojos que a ellos,
me ama con el mismo corazón.
Ah, si los hombres fueran picaros... Bien se aprovecharían.
¿Cómo no se darán cuenta de que Yo a ella no puedo
negarle nada?
¡Qué queréis! ¡Es mi madre! Yo lo quise así.
Y bien... no me arrepiento.
Uno junto al otro, cuerpo y alma,
eternamente Madre
e Hijo...

Michel Quoist,
Oraciones para rezar por la calle

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