Del sitio Reina del Cielo:
El matrimonio de María y de José es una verdad clara y repetidamente
enseñada en el Evangelio. En una primera etapa se celebraba el
matrimonio legal (verdadero matrimonio hasta tal punto que si a la mujer
se la sorprendía en adulterio se la podía lapidar) y después de un
tiempo, un año más o menos, el esposo la llevaba solemnemente a su casa.
Antes, pues, de convivir con María, José es el esposo de María. Por eso
el ángel de parte de Dios le dice que no tema tomar a María, su mujer,
en su casa.
Pues bien, “el hecho de ser ella la esposa prometida de José está
contenido en el designio mismo de Dios”(RC 1), lo que significa que San
José pertenece al orden hipostático. Cuando Dios se dirige a él lo hace
en calidad de esposo de María, y lo que ha sucedido en ella por obra del
Espíritu Santo es una afirmación del vinculo esponsal, existente ya
entre María y José Y este vínculo esponsal se había realizado por
voluntad de Dios y, consiguientemente, hay que conservarlo. En su
maternidad divina María tiene que continuar viviendo como una virgen
desposada con un hombre llamado José. De ahí que intervenga de nuevo el
Señor por medio del ángel y le diga a José que tiene que tomar a María,
su mujer en su casa para ratificar y culminar este matrimonio. “En estas
palabras de la ´anunciación nocturna` José escuchó no solo la verdad
divina acerca de la inefable vocación de su esposa, sino que también
vuelve a escuchar la verdad sobre su propia vocación. Este hombre justo
que en el espíritu de las más nobles tradiciones del pueblo elegido
amaba a la Virgen de Nazaret y se había unida a ella con amo esponsal,
es llamado de nuevo por Dios a este amor”(RC 19).
El matrimonio de José y María es un matrimonio que se realiza por
voluntad de Dios, especialmente en la segunda etapa. Es un matrimonio
llevado a cabo por el Espíritu Santo, en el que prima el más sublime y
más puro amor. Como dice el Abad Ruperto de Deutz: “Oh matrimonio
verdadero y santo, matrimonio celeste y no terreno, pues ¿cómo o en qué
estuvieron maritados? Ciertamente en que entre ellos no había más que un
espíritu, una sola fe; sólo no existió allí la corrupción de la
carne…en que la vida de los esposos y su unión era totalmente celeste,
del Espíritu Santo era el amor conyugal de ambos, cuyo trato era en los
cielos y en ambos tenía la primacía. Dios había encomendado a la mujer a
la fe de este marido, y formando la humanidad (de Jesús) de la carne de
la Virgen había infundido radicalmente, totalmente en este varón
paterno el amor a aquel niño que de ella nacía” (Commentarium in Matheum, l.I,
PL 170,3919). “Su amor, como hombre, ha sido regenerado por el Espíritu
Santo… José, obediente al Espíritu Santo, encontró justamente en él la
fuente del amor, de su amor esponsal de hombre y este amor fue más
grande que el que de aquel varón justo podía esperarse, según la medida
del propio corazón humano”(RC 19)
María, unida a José, el hombre justo, por un estrechísimo vínculo de
amor y José, mediante el sacrificio total de sí mismo, expresa su amor
generoso hacia la Madre de Dios haciéndole don esponsal de sí (RC 20);
se aman con abismos de amor que hay en sus corazones; estos abismo de
amor son la grandeza de María, en sentir de Santa Teresita.
"Y como el matrimonio es el máximo consorcio y amistad, -al que de por
sí va unida la comunión de bienes- se sigue que si Dios ha dado a José
como esposo a la Virgen María se lo ha dado no solo como compañero de
vida, testigo de la virginidad y tutor de la honestidad, sino también
para que participase por medio el pacto conyugal de su excelsa grandeza”.(RC 20).
Este amor es la vida de la Sagrada Familia, la Trinidad de la tierra,
para dar a entender que si el amor es la esencia de la Trinidad del
cielo –el amor que su esencia se decía- lo es también de la Trinidad de
la tierra. No se comprende que María pertenezca al orden hipostático y
que no pertenezca san José, que por el matrimonio es carne de María. Es
el matrimonio de José y María el que es ordenado por voluntad de Dios
desde toda la eternidad a la realización del misterio de la Encarnación.
“La familia de Nazaret, inserta directamente en el misterio de la
Encarnación constituye un misterio especial. Y –al igual que en la
Encarnación- a este misterio pertenece también una verdadera paternidad: la forma humana de la familia del Hijo de Dios, verdadera familia humana formada por el misterio divino. En esta familia José es el Padre.”(RC 21).
Este matrimonio de José y María, contenido en el designio eterno de
Dios, inspirado y llevado a cabo por el Espíritu Santo y realizado por
voluntad expresa de Dios en su segunda etapa, está totalmente ordenado y
únicamente a acoger el misterio de la Salvación, al Salvador del mundo,
que tenía que nacer por disposición de Dios desde la eternidad de una
virgen María, desposada con un hombre llamado José.
P. Román Llamas, ocd
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