Del sitio Catholic.net:
En 1988 Patricia Talbot quería ser una mujer exitosa. Soñaba con
destacarse como modelo, viajar mucho y luego, casarse y formar una
familia. En ese entonces contaba con apenas dieciséis años y formaba
parte de un grupo de jóvenes modelos que querían dar a conocer en el
exterior la moda de su país.
Católica, mas no muy preocupada por la religión, a Pachi (como la
llaman sus amigos) no le interesaba lo espiritual. En su colegio, un día
la invitaron a ver un video sobre las apariciones de Nuestra Señora en
Medjugorje, pero no quiso ir, aduciendo que en estos tiempos esas cosas
no pasaban. Su madre, Carmencita, se preocupaba porque notaba en ella
signos de vanidad y porque los continuos viajes que ya había comenzado a
realizar resultaban muy costosos.
Nunca pensó Pachi que Nuestra Señora se le aparecería y que los
acontecimientos siguientes a este hecho cambiarían su vida para siempre.
Las apariciones ocurrieron en un corto período de dieciocho meses.
Empezaron el 28 de Agosto de 1988 y continuaron hasta el 3 de Marzo de
1990. En total se registraron más de cien apariciones, de las cuales
unas veinticuatro sucedieron en la habitación de Pachi, cuatro en
México, y dieciocho en capillas de Quito, Guayaquil y Paute. Casi todas
las manifestaciones restantes ocurrieron en El Cajas, un lugar montañoso
de Los Andes ecuatorianos situado a unos a 28 km de la ciudad de Cuenca
(Azuay, Ecuador).
La primera aparición tuvo lugar en el dormitorio de Patricia Talbot, el
28 de agosto de 1988, a las 4:50 de la madrugada. Era una gran luz que
invadió el lugar, desde la cual María se le presentó diciéndole: "No
temas. Soy tu Madre del Cielo. Pon tus manos sobre el pecho y ora mucho
por la paz del mundo que ahora es cuando más lo necesita. Te amo mucho,
hijita mía. Cambia. Reza por los Sacerdotes y los Religiosos, porque
Satanás los tienta con el pecado, y su principal ataque será la
confusión. Mañana, a primera hora, deseo que tú, hijita mía, me hagas un
altar en este sitio y coloques velas benditas. Yo soy la Guardiana de
la FE, y estaré siempre contigo. Ahora, mi pequeña, llama a tu mamá; ora
hasta el amanecer como te he mostrado. Te amo mucho, mi pequeña niña".
Pachi se asustó mucho, pero no estaba aterrada. Y cuando la Señora le
dijo que cruzara sus manos sobre su pecho y orara, comenzó a orar muy
rápido, diciendo Padre Nuestro, que estás en los cielos... Pero la
Señora le dijo: "Así no, sino así", y empezó a orar con ella, diciendo,
muy despacio: "Padre Nuestro, que estás en los cielos..." Al terminar de
hablar, la bella Señora desapareció, dejando un delicado aroma de
flores, el cual permaneció por tres días en toda la casa.
Pachi se sintió confundida por lo que acababa de experimentar y empezó a
llorar. Entonces despertó a su mamá y le relató lo que había sucedido,
poniéndose las dos a orar hasta el amanecer, como Nuestra Señora le
había pedido. Más tarde, esa misma mañana, con algunas amigas a quienes
les había confiado lo sucedido, Pachi fue a comprar velas y poder
acondicionar un pequeño altar. En los días siguientes, toda la familia
se congregó para rezar con regularidad y poco a poco los amigos cercanos
comenzaron a creer, y luego otras personas venían a orar al sitio.
A principios de octubre, Pachi viajó para ir a Costa Rica y México con
el grupo de modelos. En Ciudad de México, Pachi, sintió la necesidad de
arrodillarse ante un altar lateral dedicado a Nuestra Señora de
Guadalupe. Allí tuvo una experiencia que transformaría su vida. Al
cerrar sus ojos para orar, Pachi sintió un profundo arrepentimiento de
sus pecados, y tuvo una visión en la que niños de todas las razas del
mundo, cubiertos de llagas, estaban en un campo de donde salía una gran
humareda. Era una visión de la condición humana, necesitada de sanación.
Nuestra Señora le dijo: "Hijita reza mucho por la paz del mundo, porque
es ahora cuando más lo necesita. Estoy deteniendo el brazo de mi Hijo.
Cambien y conviértanse. Te amo mucho. Adiós".
De regreso a Cuenca, la vidente fue a ver al Arzobispo, le contó sobre
las apariciones de Nuestra Señora y le entregó los mensajes recibidos.
Pero una respuesta positiva de su parte estaba lejos.
Por otra parte, Pachi sentía que su vida estaba cambiando y ya no
quería ser modelo. Pero las presiones que tenía eran muchas, y entonces,
un día, rezando en su habitación, nuevamente vio a Nuestra Señora, que
le dijo: "Soy tu Madre del Cielo, la Santísima Virgen María, la
Guardiana de la Fe. No sabes cuánto me alegra verte de nuevo, mi pequeña
alma. Has tomado una sabia decisión". Pachi sintió una gran paz.
Desde junio de 1989 los encuentros con Nuestra Señora fueron en El
Cajas, donde se aparecía los jueves y los sábados. Algunas personas
tuvieron experiencias especiales. Veían movimientos muy llamativos en el
sol (como en Fátima) y las caras y manos de los presentes brillaban con
pequeñas escarchitas. Hubo muchos frutos de conversión y nació una
misión de ayuda a los más necesitados.
Para la última aparición, unas 115.000 personas viajaron hasta El
Cajas. Nuestra Señora, por intermedio de Pachi, les dio la bendición y
les manifestó su inmenso amor. Les pidió seguir orando y no olvidar el
gran mandamiento del amor.
En general los mensajes son un llamado a la oración, a la consagración
al Corazón Inmaculado de María y al Corazón misericordioso de Jesús, al
rezo del Rosario y el uso del Escapulario del Carmen, a la penitencia,
al ayuno, y a incrementar la asistencia a la Santa Misa, en resumen es
un llamado a la santidad personal.
Nuestra Señora le dio a Pachi avisos sobre posibles catástrofes, tanto
naturales como provocadas por el hombre y sufrimientos para el Santo
Padre y la Iglesia. También le dijo que la humanidad debe prepararse
diligentemente para el Reino del Sagrado Corazón de Jesús.
En la actualidad Pachi está casada, pero no tiene hijos. Su trabajo con
la comunidad católica ha sido silencioso, pero activo. Está más
dedicada a difundir aquel mensaje divino que un día ella aseguró haber
recibido de la Madre de Jesús: la conversión en cuerpo y alma de la
persona para llegar a Dios y así alcanzar la salvación.
Patricia Talbot Borrero, lo repite en cada charla espiritual o
testimonio que ofrece. Aquella joven cuencana que en los 90’s se dio a
conocer en los ámbitos local y mundial por afirmar que se le aparecía la
Virgen María, ahora es una ama de casa, dedicada a su esposo, a la
catequesis y a fortalecer la comunidad Guardiana de la Fe, que se creó
–con autorización del Obispo de Cuenca– a raíz de estos hechos.
Patricia Talbot insiste que el camino hacia Dios no es fácil, porque
tiene que haber una conversión verdadera, de corazón. “Cada uno puede
hacerlo, pero tiene que tener fe y si está decidido a hacerlo; si hay
eso, hay esperanza”.
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