7 de septiembre de 2018

Vigilia de la Natividad de Nuestra Señora

Del sitio Roman Catholics Saints:
El día destinado para el parto de Santa Ana y para el nacimiento de María, que fue consagrada y santificada para ser la Madre de Dios, había llegado: un día muy afortunado para el mundo. Este nacimiento ocurrió el ocho de septiembre, habiendo transcurrido nueve meses desde la concepción del alma de nuestra Santísima Reina y Señora.Santa Ana fue preparada por una voz interior del Señor, informándole que había llegado la hora de su parto. Llena de la alegría del Espíritu Santo con esta información, ella se postró ante el Señor y suplicó la asistencia de su gracia y su protección para un feliz parto.En ese momento sintió un movimiento en su útero similar al que es propio de las criaturas nacidas a la luz. La niña más bendita, María, fue al mismo tiempo por la divina providencia y el poder arrebatado en un éxtasis muy alto. Por lo tanto, María nació en el mundo sin percibirlo por sus sentidos, ya que sus operaciones y facultades se mantuvieron en suspenso. Como usó su razón, lo habría percibido por sus sentidos, si se hubiera dejado que operaran de manera natural en ese momento. Sin embargo, el Todopoderoso dispuso lo contrario, a fin de que la Reina del Cielo se librara de la experiencia sensible relacionada con el nacimiento.Ella nació pura e inmaculada, hermosa y llena de gracia, demostrando así que estaba libre de la ley y del tributo del pecado. Aunque nació sustancialmente como otras hijas de Adán, su nacimiento fue acompañado por tales circunstancias y condiciones de gracia, que fue el nacimiento más maravilloso y milagroso de toda la creación y redundará eternamente en alabanza de su Hacedor.A las doce en punto de la noche, esta luminaria divina surgió, dividiendo la noche de la antigua Ley y sus prístinas tinieblas del nuevo día de gracia, que ahora estaba a punto de amanecer. Ella fue vestida, manipulada y vestida como otros bebés, a través de Ella sobresalió a todos los mortales e incluso a todos los ángeles en la sabiduría. Su madre no permitió que otras manos le tocaran más que las suyas, pero ella misma la envolvió en pañales: y en esto Santa Ana no se vio obstaculizada por su estado actual de parto; porque ella estaba libre de los trabajos y labores, que otras madres suelen soportar en tales circunstancias.Entonces Santa Ana recibió en sus brazos a María, que era su Hija, pero al mismo tiempo el Tesoro más exquisito de todo el universo, inferior solo a Dios y superior a todas las demás criaturas.

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