1 de septiembre de 2018

Nuestra Señora de los Remedios

Del sitio Foros de la Virgen:

Es la imagen más antigua que se venera en México, en Virtud de que fue traída por un soldado del ejército de Hernán Cortés durante la Conquista.

La imagen de la Virgen de los Remedios llegó a tierras mexicanas en 1519 con Juan Rodríguez de Villafuerte, quien la trajo de Vasconia, España, como protectora en su viaje de conquista. Fue en Veracruz donde presidió la primera misa que se hizo en México, el 21 de abril de 1519.

La Virgen de los Remedios es una advocación mariana que numerosas ciudades han tomado como su patrona, y muchas iglesias y templos están consagrados a su nombre.

La difusión de la advocación mariana de “Los Remedios” fue llevada acabo por la Orden de la Santísima Trinidad, los Trinitarios, congregación fundada por San Juan de Mata y San Felix de Valois, y aprobada por el Papa Inocencio III; extendiéndose a partir del siglo XIV por Europa y América

Del latín remedius, acepción de “auxilio” (siglo XVI).

Entre la nobleza visigoda de Toledo, en los inicios del ya muy lejano siglo VIII, y aventuras de guerreros mercenarios extremeños de la época de Hernán Cortés, a finales del siglo XV, enmarcan a la pequeña imagen de la Virgen de los Remedios y el diminuto “niño” que sobre su pecho alberga.

Trataré de ubicar primeramente, en el tiempo y el espacio, a la imagen que al pasar de los siglos sería conocida como Virgen de los Remedios, y para ello, recordemos previamente que los visigodos dominaron a España del 412 al 711 de nuestra era y que allá por el año 700, la nieta del entonces ya fallecido Rey Chindavisto, llamada doña Luz, y a quien la crónica de la época pinta como a una hermosa mujer, era objeto de tenaz persecución amorosa por parte del Rey Witiza, monarca en turno de la imperial Toledo.

No obstante que el rey no dejaba ni a sol de campo ni a sombra de castillo a doña Luz, ésta se unió secretamente con don Favila, duque de Cantabria, de quien, secretamente también, tuvo un niño (éste sería, con los años, don Pelayo, Libertador de España).

Antes de que el ya receloso monarca lograra descubrir la prueba del “pecado”, doña Luz hizo subrepticiamente sacarlo del castillo y, en una muy superada versión de la leyenda del patriarca Moisés, el infante, acompañado por una pequeña Virgen María y su niño, fue cuidadosamente acomodado en una arca que una camarera de doña Luz depositó sobre las aguas del río Tajo, allá en Toledo.

Después de un recorrido de casi 40 leguas, según leyenda, el arca, sobre el mismo río Tajo, fue vista y resaltada en un sitio aledaño a la Villa de Alcántara (Extremadura) por el noble don Garfres, quien ahí se hallaba ejercitándose en la cacería.

Aquel caballero descubrió también, al lado del infante, unas joyas y una casa del origen noble del niño, sin dar ninguna noticia de quiénes eran sus progenitores.

Don Gafres condujo y adoptó en su castillo al Niño, y a la Virgen la entregó a la iglesia de Santiago, ya desaparecida, de la Villa de Alcántara.

Casi ocho siglos después, ya por algún extraño privilegio, o tal vez por un acto de compraventa, el cura de aquella iglesia entregó la Virgen a un soldado extremeño que habría de partir a la guerra de Italia.

Cuando este soldado regresó de su aventura, a su villa natal, y supo que su hermano Juan Rodríguez de Villafuerte se enlistaría entre los hombres de Cortés para venir a “la conquista de las Indias”, aquí al Nuevo Mundo, le aconsejó a éste traer consigo aquella Virgen, diciéndole que a él le había, no solamente, dado fortuna, sino también la había remediado sus heridas. De ahí, posiblemente, el nombre de Virgen de los Remedios.

Nuestra Señora de los Remedios es una pequeña representación de 27 cm de alto, de pie, en su brazo izquierdo lleva al niño Jesús, ambos coronados. Está ataviada con bellas capas, en su mano derecha porta un bastón de mando, banda cruzada al pecho que la designa generala del ejército español, por su origen; sobre peana y luna de plata.

Es la imagen más antigua que se venera en México, en Virtud de que fue traída por un soldado del ejército de Hernán Cortés durante la Conquista.

La imagen de la Virgen de los Remedios llegó a tierras mexicanas en 1519 con Juan Rodríguez de Villafuerte, quien la trajo de Vasconia, España, como protectora en su viaje de conquista. Fue en Veracruz donde presidió la primera misa que se hizo en México, el 21 de abril de 1519.

Hernán Cortés, a más de encargarse de la conquista “militar” de México Tenochtitlán, se empeñó en amparar la “conquista espiritual” colocando una cruz y una imagen de Nuestra Señora en el Templo Mayor de la Gran Tenochtitlan, después de haber derrocado a los ídolos de lo alto del Teocalli.

Juan Rodríguez de Villafuerte se encargó, bajo expreso mandato de Cortés, de llevar a buen fin esta hazaña que ahuyentaba la idolatría. Allí permanecieron estos signos cristianos hasta el episodio conocido como “La Noche Triste”, en la cual el ejército español salió huyendo de la persecución de los indios a lo largo de la calzada de Tlacopan.

En medio de la retirada y el desconcierto, algunos soldados se fueron dispersando, mientras otros resistían en medio de una batalla que hubiera costado la derrota total de los invasores. Fue entonces que en su auxilio intervino la Virgen Conquistadora…

Se cree que, en medio de la confusión, la pequeña imagen de la Virgen fue rescatada de entre los ídolos paganos, y se atribuye a Villafuerte el haberla ocultado “en el cue de Otomcapulco, debajo del maguey”, esto es, un adoratorio indígena, en el cerro de Otomcapulco, donde actualmente está el Santuario.

Luego de permanecer enterrada en aquel lugar, en 1540 el indio cacique Juan Tovar, durante uno de sus recorridos por el cerro de Totoltepec, tuvo una visión en la cual la Virgen María se le mostró resplandeciente y lo exhortó para que rescatara su imagen de aquel olvido.

Así, determinó comunicar lo ocurrido a los religiosos franciscanos, quienes juiciosos, no tomaron por cierta la noticia de aquel mensajero indígena.

Para enfatizar su voluntad, María Santísima intervino milagrosamente cuando el indio sufrió un accidente mortal, al momento de estar trabajando en la fábrica de la iglesia franciscana de Tacuba. Esta señal del cielo obligó al indio a hurgar en dicho paraje registrando cautelosamente el terreno, y así “halló [debajo de un maguey] todas las Aves en la Ave llena de gracia, María Virgen y Madre de Dios en su prodigiosa imagen de los Remedios”.

Fue entonces que el agraciado cacique tomó con reverencia la pequeña talla y la colocó en su casa como objeto de su particular devoción. Desde un principio se manifestó como “La primera señal de posesión que aprehendía Dios de estos reinos”.

De 1540 a 1550, la Virgen de los Remedios es venerada primeramente en la casa de Ce Cuautli, Juan Tobar, cacique del pueblo de San Juan Totoltepec, y fue posteriormente en una ermita construida cerca de su casa; habiendo sido nombrado capellán de esta ermita el Pbro. Alonso Gentil, por el Maestrescuelas de la Catedral de México D. Alvaro Treviño y sacristán D. Gabriel López, agricultor y vecino de este mismo pueblo.

En una antiquísima relación mexicana de la Sma. Virgen de Guadalupe, se lee que en 1544 el cacique D.Juan de Águila el vidente de los Remedios, infectado de la peste, fue a suplicar a la Virgen del Tepeyac su curación y que ella queriendo manifestarle que sus dos advocaciones, Remedios y Guadalupe, son la misma persona, le contestó sonriente: “Levántate! Ya estas sano, ¡vuelve a tu casa!, te ordeno que en la cumbre donde están los magueyes y viste mi imagen, erijas el templo en que he de estar. Y le mandó que hiciera otras cosas. Al momento sanó”.

En 1550, la Virgen de los Remedios que misteriosamente se venía de la casa de Ce Cuautli al Cué de Otomcapulco, es trasladada de Totoltepec a la primera ermita que se le construyó donde fue encontrada y que se ubicó donde actualmente está su Santuario. Esta ermita se registra en el mapa de Santa Cruz con el nombre Nuestra Señora de la Victoria, nombre alternativo al de los Remedios.

En 1574, el Cabildo y el Ayuntamiento de la Ciudad de México, por instancias e iniciativa de D. García Albornoz, Regidor del Ayuntamiento y obrero Mayor de la Cd. de México, decretan y patrocinan la construcción del templo de Ntra. Sra. de los Remedios, el cual se empezó en mayo de 1574 y se terminó en agosto de 1575, sobre las ruinas de la ermita que se construyó en 1550. Su primer capellán nombrado por el Arzobispo Moya de Contreras y el Virrey, fue el Lic. Felipe de Peñafiel.

Don García de Albornoz, solicita del Cabildo se funde la COFRADÍA DE NTRA. SRA. DE LOS REMEDIOS. Las constituciones de la misma se firmaron el 18 de Marzo de 1575, quedando como cofrades y esclavos de la Virgen todos los capitulares de la ciudad y muchos caballeros principales; la cofradía tenía como objetivo incrementar el culto de la Virgen, velar por el decoro de la Ermita, cuidar los donativos y atender a los peregrinos.

En las Constituciones de la Cofradía de la Virgen de los Remedios, aprobadas en 1575, consta que la FIESTA TITULAR del Santuario fue la Visitación de la Virgen María, el 2 de Julio. También se habrían de celebrar: el 2 de Febrero, la Purificación; el 25 de Marzo, la Anunciación; el 15 de Agosto, la Asunción y el 8 de Septiembre, la Natividad de la Virgen. La principal de éstas, fue el 15 de Agosto. Actualmente FIESTA TITULAR del Santuario es 1 de Septiembre.

Desde 1577 hasta 1922, fue llevada la Virgen de los Remedios más de 75 veces en PROCESIÓN SOLEMNE desde su Santuario a la Catedral de México, como REMEDIO de las necesidades públicas. De estas famosas procesiones que conmovían a la ciudad, dan fe las Actas del Cabildo de la Ciudad; en estas actas se encuentra el interesante motivo de cada una, las personalidades que la acompañaban, lo mismo que los admirables festejos a la ida y regreso, la dignidad de las andas, el coche y las magníficas ofrendas, etc. etc.

Con fecha 25 de agosto de 1998, el Santuario de Ntra. Sra. de los Remedios es elevado a la dignidad de BASÍLICA MENOR, por Decreto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.

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