Del sitio Foros de la Virgen:
El Padre Faci del Prodigio relata "que por los años de 1515 o siguientes hasta el de 1522 (en que se
perdió la isla de Rodas) venían embarcados siete caballeros de la región de San
Juan a España. Padecieron una tempestad horrible, en que
perdieron todas las esperanzas de llegar a tierra con auxilio humano. En
necesidad tan urgente acudieron devotos a aquella, que es Estrella del
Mar, María Santísima, cuyo patrocinio lograron luego, no sabiendo esta
Reina Soberana dilatar el favor, a quien se la invoca de forma humilde, y apareciendo
(¡oh prodigio de la mayor piedad!) sobre las aguas la santa Imagen de
Nuestra Señora y luego cesó la tempestad".
"No contenta Nuestra Señora con este soberano beneficio, les guió,
andando sobre las aguas, hasta llegar al puerto deseado: aquí humana,
tan divina Margarita, se dejó tomar de los caballeros que, agradecidos
la veneraron y dieron las gracias por tan raro favor".
Entre los caballeros estaba Jorge de Sena, comendador de
Encinacorba e hijo de la ciudad de Huesca, al cual en las siete veces
que se sorteó la imagen le tocó. Después de que las suertes, siete veces
echadas, le demostraran que la imagen no estaba destinada para Huesca,
decidió dejarla en Encinacorba.
La Virgen lleva en la mano derecha un cuaderno, que sostiene
abierto con dos dedos, y con la izquierda sostiene a su hijo, que se
presenta hacia el fiel con las piernas en la postura que sería lógico
estuviera en la realidad: la izquierda flexionada y adelantada y la
derecha recta y caída hacia atrás.
El Niño sostiene en su mano un pajarillo al “que comprime y éste se
vuelve como para picarle” mientras Jesús le ofrece un dedo de su mano
izquierda para que le pique “con ademán muy gracioso”, según dice el Padre Faci.
La Virgen se cubre con el manto (funcionando como manto-velo) y deja
asomar la ondulada cabellera que enmarca la cara, un rostro con
facciones de aspecto carnoso con respingona nariz, abombada frente,
mejillas redondeadas. Las manos de María son largas y de dedos refinados
y su mirada meditativa.
La túnica ceñida al cuerpo asoma en la parte inferior en líneas
verticales que se muestran por debajo del manto, que cobra absoluto
protagonismo y "mantiene aires familiares con algunos trabajos realizados
en tierras de Navarra.”
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