Nuestra Señora de la Revelación

Del sitio web Infovaticana.com:

La Virgen de la Revelación es el nombre con el que, según los informes del vidente Bruno Cornacchiola, se denomina a la Virgen que se apareció  el 12 de abril de 1947 en el lugar llamado las Tres Fuentes en Roma.   Las apariciones no fueron reconocidas oficialmente por la Iglesia, pero en 1956 el Papa Pío XII permitió construir en el lugar de las apariciones una capilla para el culto, confiando la custodia a los “Franciscani Menori Conventuali” para el servicio religioso. 

En 1997 el Papa Juan Pablo II aprobó la designación del lugar como ” Santa María del tercer milenio en Tres Fuentes “. 

Bruno Cornacchiola (Roma, 1913-2001), después de casarse, participó en la Guerra Civil española como voluntario entre la filas republicanas. Bajo la influencia de un luterano militar alemán, se convirtió en un “anticatólico”. El 12 de abril de 1947 se encontraba, con sus tres hijos, en el lugar de  ” Tre Fontane “, llamado así porque, según cuenta la tradición, la cabeza del apóstol San Pablo, rebotó tres veces después de su decapitación, dando lugar a las tres fuentes. De acuerdo con la historia de Cornacchiola,  estaba con sus hijos en el lugar de las Tres Fuentes preparando un informe para ser leído en una conferencia, en la que defendía que la virginidad de la Virgen María y su Asunción eran hechos falsos. El hijo menor, Gianfranco, se había ido a perseguir una pelota, cuando el padre fue en su búsqueda puesto que no le encontraba, vio a su hijo de rodillas y en trance delante de una de las cuevas naturales de la zona, mientras murmuraba ” Bella dama “. 

Los otros dos niños cayeron a su vez en un trance, de rodillas; Entonces, el padre entró en la cueva, y allí fue donde vio a la Virgen. Según contó Bruno posteriormente, la belleza de la Virgen era deslumbrante. Llevaba un vestido blanco largo, atado a la cintura con una cinta de color rosa. Su cabello negro que le llegaba hasta los pies descalzos estaba sujetado ligeramente con una cinta verde. Toda la cueva olía a pétalos de rosas y jazmín. También dijo que estaba sosteniendo contra su pecho una Biblia , que simbólicamente representa la fuente de Revelación. 

Esto fue lo que la Virgen le dijo: “Soy la que está en la trinidad divina. Soy la Virgen de la Revelación. Tú me has perseguido, ¡Ya basta! Entra en el redil, el juramento de Dios es santo, los nueve viernes que hiciste antes de entrar en el redil de la mentira son los que te han salvado. Obedece la autoridad del Santo Padre”.

Bruno Cornacchiola dijo que, después de oír estas palabras, se sintió inmerso en un estado de profunda alegría. Antes de despedirse, la Virgen de la Revelación habría dejado una marca, de modo que el hombre no tenía ninguna duda sobre el origen divino de su visión. Tras su conversión, Bruno Cornacchiola fue recibido de nuevo en la comunidad católica.

Hubo otras tres apariciones: el 6, el 23 y el 30 de mayo. A raíz de las apariciones escribió un texto en el que describía su conversión. Hoy en día se muestra en la entrada de la cueva desde el 8 de septiembre de 1948. Desde entonces, el lugar se convirtió en un destino de peregrinación. 

Cornacchiola conoció al Papa Pío XII el 9 de diciembre de 1949, y le  confesó  que diez años antes, al regresar de la guerra civil española, había planeado matarlo. Después de este episodio fue esculpida una estatua de María, de acuerdo con las indicaciones del vidente, y fue colocada en la cueva; según cuenta la tradición, cerca de la estatua, se han producido curaciones y grandes conversiones. 

El 12 de abril de 1980, en el trigésimo tercer aniversario de la supuesta aparición, tres mil personas afirmaron haber sido testigos de un gran destello de luz que surgía desde la imagen de la Virgen . El fenómeno se repitió dos años más tarde. En esta ocasión, Bruno Cornacchiola afirmó haber recibido un mensaje donde la Virgen María, quien le pidió que construyera una capilla en el lugar de la aparición. El mensaje espiritual de la Virgen de la Revelación inspiró la creación de la Asociación SAGRADO, fundada por Bruno Cornacchiola.