21 de mayo de 2018

Nuestra Señora Bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia

Del sitio: María de Nazaret:

"La memoria (1) de la Bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia" debe ser de ahora en adelante "inscrita en el calendario romano y el lunes de Pentecostés celebrado anualmente," acaba de declarar por decreto del Vaticano, la Iglesia universal.

Esta decisión de Roma es importante. Es la primera vez que la Iglesia establece oficialmente una fiesta de la Virgen María como Madre de la Iglesia, ya que el Papa Pablo VI, en el Concilio Vaticano II, hizo agregar a la constitución dogmática Lumen Gentium, un párrafo que declara a "la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia". Desde entonces exist­ía para celebrar a María Madre de la Iglesia, solo la posibilidad de las misas votivas, es decir, "dichas con una intención particular".

Al firmar este decreto, el Papa Francisco pone de relieve en gran medida la maternidad de María para toda la Iglesia, ya sea la Iglesia ministerial (religiosos consagrados y ordenados) o todos los laicos del pueblo de Dios.

Sabemos hasta qué punto el Santo Padre quiere darle toda su importancia al papel materno de María en la Iglesia, pero también al papel materno de la Iglesia misma frente al mundo, siguiendo el ejemplo de la Virgen. María. El establecimiento de esta hermosa festividad de María Madre de la Iglesia es, por lo tanto, un nuevo avance en la comprensión de la naturaleza de la Iglesia, como también en la comprensión del papel de la mujer en la Iglesia.

Nuestra piedad mariana se ve fortalecida para permitirnos, como dijo San Luis Grignion de Montfort, de ir a Jesús por María

(1). Se trata de una « Memoria obligatoria ». Se llama « Memoria » el grado de celebración litúrgica que sigue a la Solemnidad y a la Festividad. No solo la misa, sino el oficio debe ser celebrado en honor del santo. Entonces se habla de « Memoria obligatoria », por oposición a « Memoria facultativa », indicando la celebración de un santo del que se puede hacer memoria en el oficio, y en cuyo honor se puede celebrar la misa.

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